A Espinosa Villarreal, regente de la ciudad de México entre 1994 y 1997, la seguridad pública se le fue totalmente de las manos. Espinosa argumenta que la animadversión que se generó hacia su administración se debió a que atacó grupos de poder corporativos muy poderosos que lo convirtieron en su enemigo. La gente se hartó muy rápido de Espinosa porque se sintió defraudada. La justificación para quedar como jefe de gobierno fueron sus dotes de administrador e impulsor de inversiones. Las segundas no se vieron en la capital y el desorden administrativo que se generó terminó siendo costosísimo para su propia causa. Los malos resultados obtenidos durante su gestión en el DF lo mostraron como vulnerable, pero los problemas de Espinosa vienen de más atrás. El debate sobre el Renave continúa y, en los hechos, ese registro vehícular está ya, prácticamente, pasando a mejor vida.