Un equipo que trabaja para el líder del sector popular del PRI está participando en la elaboración del programa educativo del foxismo. El rector del Tecnológico de Monterrey también está elaborando un proyecto en el que destacan tres puntos: un amplio programa de becas, la revisión completa de la infraestructura escolar y un ambicioso programa de educación para adultos. Elba Esther Gordillo puede aportarle a Fox puentes con sectores del PRI y enlaces con integrantes del sindicato de maestros entre otros.
Nadie puede asegurar hoy que Elba Esther Gordillo vaya a ser la próxima secretaria de Educación Pública del gobierno de Vicente Fox. Sin embargo, hace unos días platicamos con ella sobre el tema on the récords y dijo que no le urgía pero que si el próximo presidente le ofrecía esa posición con base a un proyecto que ella misma compartiera para el sector, estaría dispuesta a aceptarlo.
Algo de esto se está produciendo: un equipo que trabaja para la líder del sector popular del PRI está participando en la elaboración del programa educativo del foxismo.
No es el único grupo, un prestigiado educador, el rector del Tecnológico de Monterrey, Rafael Rangel, también está elaborando un proyecto en el cual destacan tres puntos: un amplio programa de becas, de forma tal que ningún joven con talento y capacidad quede fuera de la posibilidad de cursar estudios universitarios; la revisión completa de la infraestructura escolar, para adecuar las escuelas a las necesidades mínimas de maestros y estudiantes; y un ambicioso programa de educación para adultos, partiendo de la base que hay 30 millones de mexicanos que no han cursado estudios o son analfabetas funcionales. El rector Rangel se mantiene al frente de la institución regiomontana, está participando activamente en el proyecto, tiene apoyos importantes en diversos sectores educativos y de la iniciativa privada y puede ser uno de los hombres de peso en el sector en el futuro gobierno, esté o no al frente de la SEP.
Pero el caso de Elba Esther, independientemente de lo que finalmente ocurra con ella, ocupe o no el que fuera el sillón de Vasconcelos, tiene una lectura política muy interesante. Y es que Fox está ampliando sus miras a la hora de tratar de armar su equipo, está buscando contar con el respaldo de los suyos, pero también de quienes tienen redes reales de relación con los distintos grupos de poder en México y, en ese sentido, buena parte del actual equipo de transición puede que no llegue el primero de diciembre a ocupar las posiciones que muchos hoy estiman.
¿Qué podría aportar una mujer como Gordillo a Fox?. Algo que no tiene: puentes con sectores del PRI, un bloque de diputados muy cercanos a la maestra, enlaces con los cientos de miles de integrantes del sindicato de maestros que responden a su liderazgo. Pero, además, todo ello en un ámbito de amistad y confianza: Elba Esther fue llevada hace seis años al grupo San Ángel por Adolfo Aguilar Zínser y Jorge G. Castañeda, ellos la enlazaron entonces con Fox, y desde esa época los cuatro tienen una estrecha relación política. Elba Esther pensó seriamente en buscar la presidencia nacional del PRI y esa oportunidad siempre se le cerró, y desde hace algunas semanas, cuando días después del triunfo de Fox se reunió con él, está trabajando en la presentación de su proyecto educativo que, por lo que sabemos, puede ser muy compatible con el que está elaborando, por otra vía Rafael Rangel.
Y esa posibilidad, a diferencia de lo que consideran muchos observadores externos, no es mal vista en distintos sectores del PRI y del actual gobierno, que ven en la ex dirigente del SNTE, una vía de enlace y comunicación con el foxismo, desde adentro, que hoy no tienen.
El punto que tendrán que superar es un añejo enfrentamiento: al inicio de este sexenio, Gordillo ya era candidata a ocupar la SEP. El presidente Zedillo se decidió por un antiguo colaborador, con pocos lazos con el magisterio: Fausto Alzati. Pero a unas semanas de iniciada la administración Zedillo se divulgó que Alzati no tenía el título de Doctor que ostentaba, además de contar con otras irregularidades en su currícula, que, literalmente, lo obligaron a presentar su renuncia. Evidentemente la relación de Alzati con Zedillo se deterioró en forma notable y el ex secretario de Educación dejó trascender que había sido Elba Esther la responsable de haber investigado en Harvard sobre sus estudios de posgrado y de filtrar la información a los medios. Con el tiempo, Alzati concluyó sus estudios, obtuvo su título y comenzó a trabajar en Guanajuato con Vicente Fox. Lo ha hecho hasta el día de hoy y, una vez más, sus caminos se cruzan con los de Elba Esther. Es, una más, de las áreas donde Fox tendrá que decidir entre alternativas, corrientes y personas con fuerte distancia entre sí.
Porque hay varios otros casos. En muchas ocasiones, Fox está comprobando que, especialmente en tareas técnicas, hay funcionarios del actual gobierno que podrían funcionarle adecuadamente: a su gente le ha gustado Carlos Jarque, tienen una buena relación con José Ángel Gurría, la impresión que le ha causado Luis Téllez es muy buena, mientras que en ciertas áreas del equipo de transición no todos parecen estar dando el ancho, no por falta de buena voluntad, sino porque no tienen los hilos de las distintas redes de poder y en el apuro por dar a conocer propuestas y avanzar en los programas sectoriales (y asegurar sus puestos) cometen muchos errores y deben dar, en más de una ocasión, marcha atrás.
Eso no sólo torna más viable la presencia en distintos niveles del poder de personalidades que ya están en la nómina o que cuentan con espacios de poder propios, personales, como sería el caso de Gordillo, sino que también podría terminar fortaleciendo a dirigentes panistas que no tienen una relación demasiado afianzada con Fox pero cuya experiencia los hará necesarios a la hora de ejercer realmente el poder, como los coordinadores parlamentarios Diego Fernández de Cevallos o Felipe Calderón, pero también para hombres como Luis H. Alvarez, Francisco Barrio, Antonio Lozano o Ernesto Ruffo que saben cómo opera el poder real. En ese sentido Santiago Creel y Rodolfo Elizondo, Adolfo Aguilar Zínser y Jorge Castañeda, Alfonso Durazo y Porfirio Muñoz Ledo han sido y serán de la mayor utilidad para Fox. El punto, para Fox, está en saber cuáles son los hilos para ejercer el poder y su futura administración se construirá con base en esa exigencia. Y ahí, en una u otra posición es donde pueden acomodarse personalidades como Elba Esther Gordillo. No será la única.
Archivos recuperados
Ayer algunos medios manejaron la posibilidad de que el secretario particular del presidente Zedillo, Liébano Sáenz, fuera impulsado por uno de los grupos internos del tricolor a la presidencia de ese partido. Me habló Liébano para negar completamente la versión: dice que no es el momento, ni la persona, ni la oportunidad para plantearse una opción de ese tipo. Insiste en que su compromiso es estar con el presidente Zedillo hasta el primero de diciembre próximo.