Si como dicen la información es poder, se ha convertido en una peligrosa costumbre tratar de sacar ventajas en la lucha por el poder entrometiéndose en la vida privada -vía intercepción telefónica-, tratando de encontrar secretos y vicios para así destruir virtudes públicas. Lo hacen autoridades, partidos políticos y empresas privadas. En cualquier tienda especializada se pueden comprar scanners que sirven para intervenir teléfonos celulares, aparatos para intervenir líneas fijas, micrófonos para grabar pláticas, etc. El gobierno estadunidense tiene la mayor red de intercepción telefónica mundial. En el ámbito periodístico alguna de esas grabaciones resultan literalmente una bomba. Todo mundo espía y utiliza esa información para sus fines particulares.