La muerte de Fernando Gutiérrez Barrios es un paradigma del fin de un sistema político, pudo ser el engarce, durante casi tres décadas, no sólo de la burocracia profesional y la sociedad cortesana de los gobiernos posrevolucionarios, sino también entre los mecanismos políticos de concertación y captación de fuerzas políticas y los de represión y seguridad política. El hombre que tenia los hilos y las relaciones con los servicios de inteligencia de las potencias y sus aliados durante la Guerra Fría gozaba también de un supra poder que trascendía los mandos sexenales. Aseguraba que la gente estaba convencida de que el estado, pero sobre todo los cuerpos de seguridad, tenían un control absoluto, sabían todo lo que sucedía y podían propiciar la suerte o la desgracia de cualquiera de nosotros.