Comienza la hora de la definiciones para el priísmo, en estos meses, se la han pasado buscando al responsable de la derrota, otros han preferido buscar un salvador, algunos prefieren ignorar los resultados, unos han decidido que el verdadero salvador es Roberto Madrazo, han descubierto también como un cuadro olvidado del priísmo a Miguel de la Madrid. Lo cierto es que el priísmo no parece comprender el enorme caudal de poder del que aún goza. El PRI debe buscar una salida interna similar a la del PSOE. Lo que el PRI se debe atrever a hacer es a confrontar proyectos, personas y posibilidades en un clima de seriedad y no de revancha ni de salvadores providenciales.
Comienza la hora de las definiciones para el priísmo. En los hechos, por la carencia de éstas, por la sorpresa y la incapacidad de reacción que marcaron para el aún partido en el poder los resultados del 2 de julio, el PRI desperdició estos meses para establecer un mecanismo de gobernabilidad interna eficiente, para tratar de comprender cómo operar desde la oposición, sobre qué líneas delinear su futuro y prefirió perder el tiempo debatiendo quién sería el hombre o la mujer providencial que se convertiría en el nuevo líder del priísmo y, con su sola decisión, le indicaría hacia dónde dirigirse. Así los priístas han pasado estos meses unos, buscando al responsable de la derrota del dos de julio, que buena parte de ellos identifica con Ernesto Zedillo sin decirnos, como podría haberlo hecho ahora Manuel Bartlett, en qué participaron ellos para evitar ese desastre electoral o en qué contribuyeron, así sea autocríticamente, para que Fox se convirtiera en el próximo presidente. Otros han preferido buscar un salvador: algunos labastidistas prefieren ignorar los resultados electorales y lanzar a Labastida como presidente del partido; otros desde el dos de julio en la noche han decidido que el verdadero salvador es Roberto Madrazo; unos terceros han redescubierto ahora como un cuadro olvidado del priísmo a Miguel de la Madrid; e incluso hay quienes recuerdan que Víctor Cervera Pacheco gobernó durante diez años Yucatán y que él podría ser el instrumento que garantizara la unidad del partido, aunque su imagen fuera del PRI transite en el límite de la legitimidad. En esa doble búsqueda de responsable unilateral y salvador providencial, el priísmo ha dejado escapar los meses y ha perdido, en el camino, las gubernaturas de Chiapas y de Jalisco y en Tabasco ganó en unos comicios que resultaron mucho más cerrados y cuestionados de los que se esperaba, pagando un costo interno y externo exageradamente alto para unas elecciones que tendrían que haber sido muy tranquilas para el tricolor.Lo cierto es que el priísmo, aún conmocionado por haber perdido la presidencia de la república y la figura del presidente que, para bien o para mal, lo dirigía unilateralmente y unificaba, no parece comprender el enorme caudal de poder del que aún goza: gobierna una veintena de estados y más de dos tercios de los municipios del país, tiene la mayoría relativa en la cámara de diputados y senadores, será el partido que gozará de mayores recursos económicos provenientes del IFE, es el único que tiene una real presencia nacional y sus hombres y mujeres participan de prácticamente todas las instituciones del Estado. Tiene en su favor el estar conformado por diversas corrientes, que pueden darle una versatilidad importante para matizar, de acuerdo al curso político que tome la sociedad, sus distintas posiciones y si fuera consciente de ese hecho y lo utilizar en su favor podría comprender porqué el presidente de la Internacional Socialista, el portugués Antonio Guterres, en la reciente reunión de la IS, en Maputo, Mozambique, les dijo que perdiendo habían ganado en oportunidad y legitimidad. Pero hasta hoy buena parte del priísmo no parece haberlo entendido.Este fin de semana se reunieron los gobernadores priístas, los coordinadores de las fracciones parlamentarias y los miembros del CEN en Manzanillo, Colima, para tratar de encontrar una salida a la situación del partido cuando estamos a menos de tres semanas de que Ernesto Zedillo abandone el poder y, con ello, el priísmo pase formalmente a ser parte de la oposición. La reunión fue cerrada pero, aparentemente, ha habido avances en establecer qué se quiere hacer: convocar, como se había dicho, a un consejo político nacional alrededor del 10 de diciembre, lo que se debería complementar con un llamado a una asamblea nacional democrática para mitad del año próximo, en donde se revisaran sus documentos básicos, sus estructuras de gobierno interno y, como consecuencia de ello, definir no sólo su nuevo dirigente nacional, sino también su nueva dirección política en un sentido mucho más amplio.Lo hemos dicho en varias oportunidades en este espacio. El PRI debe buscar una salida interna similar a la del PSOE: autentificar candidaturas y corrientes, con propuestas no sólo de nombres sino también políticas, ir a una asamblea nacional democrática (ningún partido del mundo elige por voto directo a sus dirigentes nacionales), amplia y representativa, y decidir allí quién encabezará la nueva directiva que debería estar, además, integrada en forma proporcional por representantes de las distintas corrientes que hayan participado en el proceso.Hoy, la dinámica parece ser otra y está puesta, insistimos, en las personalidades. Un ejemplo de ello es haber colocado la semana pasada en el candelero al ex presidente Miguel de la Madrid. Partamos de una base: no creo que don Miguel sea el mejor hombre para presidir un partido como el PRI, pero como no soy priísta eso debería importarle poco a los militantes del tricolor. Pero sí debería importarles el saber porqué un hombre u otro tiene que estar al frente de su partido. ¿Por qué, en base a qué propuestas el mejor podría ser De la Madrid? ¿Quizás, como me dijo un dirigente del tricolor, porque es un presidente que puede salir a la calle e ir a comer a un restaurante sin que nadie lo agreda o insulte como ocurre, de una u otra forma, con don José López Portillo, don Luis Echeverría y, por supuesto, con Carlos Salinas?. Si es por ello, podrían dejar como presidente del partido a Ernesto Zedillo que dejará la presidencia con un grado de popularidad alto y, además con la legitimidad de haber aceptado los resultados del 2 de julio. Por supuesto que no creo que el presidente Zedillo sea el hombre idóneo para presidir el priísmo. Pero tampoco ninguno de los ex presidentes, salvo que alguien esté pensando en cambiar una figura paternal todopoderosa por otra: ante la falta de un presidente en funciones, un ex presidente que no concita rechazo popular. Es absurdo.Así no se deciden las cosas en un partido político serio. Lo que el PRI se debe atrever a hacer es a confrontar proyectos, personas y posibilidades en un clima de seriedad y no de revancha ni de salvadores providenciales. Por eso mismo, no puede decidir el mismo 10 de diciembre, en una reunión de Consejo Político, quién será su próximo dirigente. Debe darle el tiempo y el espacio necesarios y suficientes a la reflexión, debe valorar sus haberes y sus pasivos, debe actuar, finalmente, como un partido político y reconstruirse como tal. Su verdadero periodo de transición deberá comenzar en los primeros días de diciembre: no debe concluir en esa fecha. Y luego de la reflexión, de darle cauce a las estructuras partidarias, de organizar una asamblea y definir su línea política, entonces decidir si su destino va unido al nombre de Miguel de la Madrid, de Víctor Cervera, de Roberto Madrazo, Diódoro Carrasco, Genaro Borrego o cualquier otro que desee buscar ese liderazgo. Comprendiendo, por supuesto, que el desafío real del PRI no está, no puede estar, dentro del propio partido, sino afuera, en los electores que son los únicos que podrán decidir si vuelven a tener confianza en esa fuerza política, sus dirigentes, sus candidatos y sus ofertas o si decidirá archivarlos progresivamente en el pasado. Archivos recuperados Permítame utilizar este espacio para un anuncio personal: quisiera invitarlo a que me acompañe en el inicio de un nuevo proyecto periodístico. Esta noche, y todas las noches de lunes a viernes, de 10 a 10 y media, en el canal MAS de Multivisión, estaremos al frente de México Confidencial, un programa de reportajes, investigaciones, encuestas y entrevistas que buscará mostrarle los rostros, los procesos y protagonistas del México real. Ojalá nos acompañe.