Buena parte del gabinete y de la estructura del gobierno de Fox se ha hecho ya publica, lo que hizo durante estos meses, en la mayoría de los casos, fue exponer al ácido de la opinión pública algunos nombres, retirar otros que quería conservar para no desgastarlos, dejar que algunas figuras concentraran la atención mientras eran otras, las que organizaban el futuro gobierno. Esto se refleja en las primeras designaciones del área económica que realizó ayer Vicente Fox y la confirmación de Jorge G. Castañeda en Relaciones Exteriores.
Siendo público ya buena parte del gabinete y de la estructura de gobierno que utilizará Vicente Fox, habrá que concluir dos cosas: primero, que el próximo presidente ha capitalizado en su favor la visión que algunos medios y comunicadores siguen teniendo de él como un hombre que no es político, que se contradice, que no tiene líneas definidas, y lo ha capitalizado en su favor porque ello nos demuestra una segunda faceta de Fox ya como gobernante: la capacidad, se decía con Carlos Salinas, de “engañar con la verdad”. Si nos atenemos a lo que se dijo de su equipo, de la gente que lo rodeaba, de hacia dónde quería dirigir su gobierno en la campaña y en el periodo de transición, si se quitaba la paja de las declaraciones circunstanciales y se iba a las declaraciones o pláticas de fondo, sobre todo las privadas, nos encontraremos que Fox tenía, con o sin head hunters, muy claro, desde hace tiempo los nombres de quienes lo acompañarían en su aventura.Y lo que hizo durante estos meses, en la mayoría de los casos, fue exponer al ácido de la opinión pública algunos nombres, retirar otros que quería conservar para que no sufrieran demasiado desgaste, dejar que algunas figuras concentraran la atención, mientras en general eran otras, las que organizaban el futuro gobierno. En este proceso de construcción del gabinete, muchos observadores de la vida política, siguieron rigiéndose por la búsqueda de señales que forman parte de una cultura política que, simplemente, ya no es la hegemónica en el poder en México. Y quizás por eso tantos equívocos y confusiones.Todo ello se pone de manifiesto en las primeras designaciones, las del área económica, que realizó ayer Vicente Fox. Francisco Gil Díaz, ex subsecretario de ingresos con Pedro Aspe y actual director general de Avantel, estará al frente de la secretaría de Hacienda. Durante todo el tramo final de la campaña, el nombre de Gil Díaz estuvo en la cabeza de los principales hombres del foxismo para ocupar la secretaría de Hacienda. Influyó su cercanía con Pedro Aspe, a quien Fox, vía Alfonso Romo, hubiera querido tener en su equipo (y muy probablemente lo hubiera tenido si la visita de Salinas no hubiera revuelto tanto las aguas y puesto en el tapete el debate sobre el error de noviembre o diciembre, y con ello el papel que jugó Aspe Armella en esa ocasión). Influyó también, sin duda, la estrecha relación de Gil Díaz con otro empresario amigo de Fox y a quien éste escucha con atención, Roberto Hernández, el presidente del consejo de Banamex. Y en este sentido, fueron determinantes dos cosas: primero, la relación y el conocimiento de Gil Díaz en y de los mercados financieros nacional e internacional; segundo, la relación profunda que ha establecido con los hombres del dinero en México. Los puntos negros en su contra eran dos y por eso, Fox lo escondió cuanto pudo en todo el proceso de transición: primero, el enfrentamiento empresarial entre Telmex y Avantel, que podía hacer ver su designación como una amenaza contra el grupo de Carlos Slim. Segundo, su pasado como “fiscal de hierro” en el periodo de Salinas, en la subsecretaría de Ingresos, cuando fue acusado de haber iniciado el “terrorismo fiscal”. Lo cierto es que en el primer punto, sí hubo resistencia de la gente de Slim respecto a Gil Díaz, pero también lo es que en el propio equipo de Fox, Slim tiene interlocutores directos y que sería absurdo pensar que un hombre con la experiencia de Gil Díaz simplemente trasplantaría una política empresarial a una visión de Estado. En el segundo, es que si bien Gil Díaz y su gente cometieron excesos en aquellos años, lo cierto es que la recaudación fiscal era precaria, insuficiente y Gil Díaz logró colocarla, por lo menos, en parámetros equilibrados con el grado de desarrollo, en un momento en el cual, incluso, se redujeron ciertos impuestos. Ahora, también la recaudación fiscal aparece como un cuello de botella, pero lo es en un nivel completamente diferente: el desafío de Gil Díaz, además de mantener un esquema económico general que no tendrá cambios significativos, es lograr incrementar la recaudación no recargándose más sobre los causantes cautivos, sino aumentando el universo de causantes, incorporando a los enormes sectores que hoy están fuera del sistema de recaudación al fisco. Sin mayor recaudación, muchos de los proyectos de Fox serán inviables.Sin duda, el surgimiento de Gil Díaz debilitó, aparentemente, a otro hombre que aparecía después del dos de julio como la estrella en ascenso en el área económica: Luis Derbez. El ex funcionario del Banco Mundial, muy cercano a Fox desde los tiempos de Guanajuato, creo, sin embargo, que siempre estuvo destinado a la responsabilidad que ahora tendrá y que es su verdadera especialidad, más que el movimiento financiero: las políticas de desarrollo económico, los intentos de integración de las pequeñas y medianas empresas al proceso productivo de las grandes empresas exportadoras. Esas fueron las áreas que trabajó en el Banco Mundial y el asesoramiento que le brindó a Fox en Guanajuato. Derbez, por otra parte, es un hombre que no era muy conocido en los mercados internacionales y ello podría colocarlo en una situación similar a la de Jaime Serra Puche al inicio de este sexenio: tendría la responsabilidad pero no los contactos en un área donde la percepción, el contacto personal y la confianza son determinantes. Derbez sirvió para ocultar a Gil Díaz y para darse, él mismo, a conocer. Pero no queda relegado: tiene la confianza de Fox y será, sin duda, una de sus figuras centrales. En última instancia, en la visión de Fox, el éxito financiero de Hacienda es indispensable para que se puedan cumplir los planes que se tienen en la nueva secretaría de Economía.Otra figura central que estará también donde siempre se dijo que estaría, es Eduardo Sojo. El ex funcionario del INEGI es quizás el más cercano asesor de Fox para muchos temas, desde hace años. Sojo seguirá en esa lógica, será, en muchos sentidos, una correa de trasmisión no sólo en el ámbito económico sino en el manejo general del staff de Los Pinos. Las comparaciones siempre son odiosas, pero en buena medida tendrá un papel muy similar al que ocupó Luis Téllez en la primera parte de la administración Zedillo o incluso (en la parte operativa, sin el componente del manejo de la seguridad y la inteligencia, por lo tanto de ciertas decisiones políticas) al que ocupó José Córdoba en el salinismo.Otro hombre clave en ese esquema es Pedro Cerisola. Proveniente de la iniciativa privada, presentado siempre como un descubrimiento de los head hunters foxistas, lo cierto es que Cerisola no sólo fue el coordinador de la campaña, sino también un hombre que luego de su experiencia en Telmex y en Aerovías de México, tiene muy claro cuál es la orientación que le dará a la estratégica área de comunicaciones y transportes. Con amplias interlocuciones con distintos sectores empresariales, el desafío de Cerisola será lograr colocar a la IP en la mira de las enormes inversiones que se requieren en todo el sector de infraestructura, en caminos, puertos, comunicaciones, aeropuertos, para evitar algo que ya se está prsentando: que la infraestructura insuficiente no se convierta en el cuello de botella para el desarrollo económico. En muchos sentidos, Cerisola, es el complemento de Gil Díaz y Derbez. En ese trípode se sustentará la política económica, con un Sojo que será más una pieza del presidente Fox que del equipo económico propiamente dicho. Por supuesto que existen, al respecto, otras fichas, como las del área de energía, con Ernesto Martens, pero allí se aplicará una estrategia particular, sectorizada, tanto para Pemex, como para la generación de energía, que amerita analizarla por separado. Lo mismo, que la confirmación de Jorge G. Castañeda en Relaciones Exteriores, quizás la mejor demostración, junto con Gil Díaz, de cómo a Fox le está gustando engañar con la verdad. Y como suele tener éxito en ese cometido. Archivos recuperados Quien ya esta armando su equipo de gobernación es Santiago Creel. En la subsecretaría de comunicación estará el ex-alcalde de Naucalpan, José Luis Durán, y en la subsecretaría de desarrollo político el actual consejero del IFE Juan Molinar Horcasitas.