Vicente Fox está brindando en este gabinete un ejemplo de congruencia respecto a lo que ofreció en campaña de acuerdo a su entendimiento del ejercicio del poder y la política en el que los cambios de forma se reflejarán, nos guste o no, en cambios de fondo. Este equipo se basa en cuatro patas: área empresarial, social, política y de seguridad. En el futuro gobierno esta área social será de control directo, personal, del nuevo mandatario.
Voy a cometer un enorme pecado en la visión de algunos colegas y de otros analistas políticos: no me disgusta el gabinete que dio a conocer Vicente Fox, aunque no comprendo o comparto lo acertado de algunas designaciones, y tampoco creo que la inexperiencia en administración pública de algunos de los incluidos en él sea un obstáculo mayor para que ejerzan con eficiencia el poder. Creo, por el contrario, que Fox está brindando en este gabinete un ejemplo de congruencia respecto a lo que ofreció en campaña: y recordemos que poco menos de la mitad de los electores votaron por Fox, por su proyecto y por este perfil de hombres y mujeres que lo acompañarán a partir del primero de diciembre. Es comprensible la insatisfacción de muchos especialistas que esperaban un gabinete “más tradicional”. Pero es, insistimos, un gabinete congruente con ese proyecto de gobierno votado, para bien o para mal, el dos de julio, y con la forma en que Fox entiende el ejercicio del poder y la política en el que los cambios de forma se reflejarán, nos guste o no, en cambios de fondo.Se trata de un equipo, éste que ha dado a conocer Fox (sumado al que hoy se conocerá oficialmente en la tarde: el área llamada de “orden y respeto” lo que, traducido, viene a ser algo así como gabinete político y de seguridad) que está basado en cuatro patas: un área netamente empresarial, que busca un crecimiento sólido de la economía con bases ortodoxas y aprovechando la globalización; un área social que buscará mejorar el bienestar de los individuos como una forma de hacer avanzar sus comunidades; una tercera pata que será un área política netamente dialoguista, de mano blanda; y una cuarta, la de seguridad que se muestra, desde ya, como de mano dura y con tendencia a la famosa y controvertida concepción de la tolerancia cero que muchos sectores sociales reclaman.Ya analizamos el área económica del gabinete. Respeto al área social, en la presentación del viernes, nos encontramos con algunas sorpresas pero sobre todo con un intento de equilibrio entre diferentes opciones que deben destacarse. Para empezar, la designación del ex rector de la UNAM, José Sarukhán como coordinador del desarrollo social fue en buena medida sorpresiva: primero, porque se trata de un pesonaje de prestigio en el mundo académico, pero cuya labor profesional nunca había estado relacionada con la política social. Conoció de cerca, sin embargo, el funcionamiento del Programa Nacional de Solidaridad (fue miembro del consejo consultor) y su designación, al igual que alguno de los lineamientos que se han dado a conocer para el sector, me hace suponer, como ya habíamos adelantado con anterioridad, que Fox buscará que su política social tenga varios de los elementos básicos que se construyeron con Solidaridad (un proyecto que, recordemos, siempre fue visto, fuera de sus componentes político-partidarios, con buenos ojos por un Banco Mundial donde en esas áreas trabajaba en aquellos años un señor llamado Luis Ernesto Derbez), en el sentido de la complementaridad y la centralización desde las oficinas de Los Pinos y también en la forma de sustentar políticamente esa estratégica. Por supuesto que del perfil de Carlos Rojas Gutiérrez al de Sarukhán Kermes como operadores de esa política, existe una enorme distancia, pero el sentido último, insistimos, no es tan diferente.Otros dos rectores, éstos en activo, estarán en el gabinete: el rector de la Universidad Autónoma de Nuevo León, Reyes Tamez será el secretario de educación pública y está destinado, sobre todo, a ser un interlocutor viable con el sindicato de maestros y su designación debe ser interpretada como una suerte de puente hacia los sectores que dudan de las intenciones de Fox de mantener la educación pública como tal. La contraparte será el actual rector del TEC, Rafael Rangel, que tendrá a su cargo una coordinación que tiene el objetivo de mejorar la calidad de vida pero que no se entiende claramente hacia dónde se dirige y en qué medida se topa con la responsabilidad del ex rector Sarukhán. Probablemente, Rangel se dedicará al que ha sido su proyecto en el último tiempo: la educación de adultos, la educación a distancia y sobre todo, el establecimiento de ambiciosos programas de becas o préstamos para educación que permitan un mayor acceso a la enseñanza de distintos sectores y, también, una mayor posibilidad de acceso a la educación privada.En este sentido, llamó la atención la designación de Josefina Vázquez Mota en la secretaría de desarrollo social. Vázquez Mota es una joven y sin duda muy talentosa diputada de perfil netamente panista, cercana al equipo de Felipe Calderón Hinojosa, que se estaba encargando de las negociaciones del presupuesto en la cámara baja. Para muchos, su perfil será muy similar al que podrían haber tenido en este sector el actual titular, Carlos Jarque o el subsecretario de egresos de la administración saliente, Santiago Levy. Y probablemente así será: por su perfil, una de las tareas principales de Vázquez Mota será canalizar los presupuestos de acuerdo a los programas sociales que vayan presentando las distintas áreas del sector que, si analizamos con un poco de cuidado veremos que, casi todas, terminan con fuertes brazos en la propia presidencia. No nos engañemos, si para Ernesto Zedillo su área era la economía, donde independientemente de quién o quiénes estuvieran al mando de las secretarías, él era el que mandaba, o como Salinas tenía un control personal de las áreas de seguridad y política, en el futuro gobierno ésta, la social, será el área de control directo, personal, del nuevo mandatario: por eso tantas oficinas y “zares” sectoriales en Los Pinos, tantos coordinadores, y secretarios con perfiles tan bien definidos (¿y acotados?) en sus responsabilidades. Ello se refleja también en el sector salud: el titular, Julio Frenk es, sin duda, uno de los más talentosos jóvenes que se impulsaron sobre todo durante la gestión de Guillermo Soberón en la SSA, con sólidos estudios en el extranjero y desempeño en instituciones como la OMS. El proyecto de salud que trae Frenk (con muchas raíces en el que se implementó en Chile en el pasado inmediato: cobertura universal, un seguro de gastos médicos universal, integración de la medicina privada y la pública, pero también de los distintos sectores de la medicina pública entre sí), es muy ambicioso y requiere de apoyo directo de la presidencia de la república para tener éxito y vencer las enormes resistencias que sectores de poder presentarán.Finalmente llaman la atención dos designaciones que parecen ser demasiado políticas para ser encuadradas dentro del gabinete social: la de Luis H. Álvarez como comisionado para la paz en Chiapas y la de Rodolfo Elizondo como coordinador con los sectores ciudadanos, con la llamada sociedad civil. Ambas y sobre todo la primera, la paz en Chiapas, son responsabilidades sobre todo políticas. Se podrá argumentar que la búsqueda de la paz se sustentará, sobre todo, en un vasto programa social para la entidad que abata desigualdades y ello, sin duda, es imprescindible: pero no es suficiente. El de Chiapas, por lo menos en su dialéctica guerra-paz, es un conflicto netamente político y no comprenderlo le llevó al actual gobierno federal intentar durante años y sin éxito, propuestas similares a las que ahora impulsará Fox: en Chiapas, para programas sociales, se han invertido más de 70 mil millones de pesos en los últimos seis años y el conflicto literalmente se los tragó, sin mejoras visibles. Pero el mensaje sobre la presentación de don Luis en el gabinete social tiene otro objetivo: demostrar que, como el resto del sector, ese capítulo no estará en manos de Gobernación o de sectores políticos, sino del propio presidente de la república, con don Luis H. Alvarez como interlocutor directo. Y creo que un papel similar terminará jugando Rodolfo Elizondo: una mano operativa personal del próximo presidente en determinados asuntos de poder, autónoma de la secretaría de Gobernación que, hoy se anunciará públicamente, encabezará Santiago Creel, acompañado, como adelantamos la semana pasada, por Ramón Martín Huerta, Juan Molinar Horcasitas y José Luis Durán. Por cierto, está más que confirmado que el general Rafael Macedo de la Concha será el procurador general de la república y Alejandro Gertz Manero el secretario de seguridad.