El lunes pudimos comprobar cómo era una erupción volcánica en un coloso ubicado a una veintena de kilómetros de la ciudad más grande del mundo. Era la primera erupción, de esas características, en por lo menos 500 años. En torno al volcán existe una falsa calma, rota, entre otras cosas por los llamados tremores. Lo cierto es que el volcán se ha convertido en una amenaza para muchas comunidades, pero también para el nuevo gobierno. Cuarenta mil personas se localizaron en los albergues y si bien hubo diferencias en la atención que se recibió, lo cierto es que la situación resulta menos dramática que las que hemos podido observar con otros desastres naturales. Lo que no se puede saber es cuánto durará este proceso y qué sucederá con los miles de habitantes ahora evacuados.