Dos decisiones de Marcos siguen demostrando, que el cordón umbilical del EZLN con la izquierda más ultra está lejos de haberse cortado, y con ello las expectativas de paz deben considerarse muy lejos aún de convertirse en una realidad. La más controvertida de esas decisiones es la designación de Fernando Yánez, el comandante Germán, como interlocutor del zapatismo con la Cocopa. Germán es un personaje conocida y está caracterizado como el más duro de los duros de la vieja ultra mexicana, y es el hombre destinado a dialogar con los legisladores.
Dos decisiones de Marcos siguen demostrando, una vez comenzado el zapatour, que el cordón umbilical del EZLN con la izquierda más ultra está lejos de haberse cortado, y con ello, las expectativas de paz deben considerarse muy lejos aún de convertirse en una realidad.
La primera y más controvertida de esas decisiones es la designación de Fernando Yánez, el comandante Germán, como interlocutor del zapatismo con la Cocopa. Germán, como recordaba ayer Carlos Marín, es un personaje conocido y está caracterizado como el más duro de los duros de la vieja ultra mexicana. ¿Quién es Germán, el hombre destinado a “dialogar” con los legisladores?. El mismo que fue en 1995 a San Lázaro a insultarlos, luego de que irregularmente fuera dejado en libertad pese a que fue detenido en el DF en un automóvil portando una pistola robada y un AK-47 y del que desde entonces no se tenían noticias. Es un interlocutor que cuenta en su contra con varias órdenes de aprehensión. Pero Germán es mucho más que eso: con lazos con lo que fue la Liga 23 de septiembre, Germán es el fundador del FLN, el antecesor político del zapatismo, una organización creada el 6 de agosto de 1969 que en sus estatutos, en su primer párrafo, especifica que se trata de “una organización político-militar cuyo fin es la toma del poder político por los trabajadores del campo y la ciudad de la república mexicana para instaurar una república popular con un sistema socialista”.
Su actividad se desarrollaba sobre todo en Monterrey. Uno de los dirigentes de esa organización era Tomás Okusono, que fue detenido poco después en Estocolmo, Suecia, acusado de participar en una operación militar multinacional destinada a secuestrar al entonces secretario de turismo de ese país escandinavo, según el libro de Claire Sterling, Terrorismo: red internacional. El hermano de Tomás, de nombre Jaime, también fue detenido en aquella operación, pero en Dinamarca. Ambos así como su grupo, incluso fueron investigados por las autoridades suecas como sospechosos del asesinato, nunca resuelto, del primer ministro de ese país, Olof Palme.
Un dato decisivo para comprender qué clase de personaje es Germán, se da el 14 de agosto de 1974. Ese día cae una casa de seguridad del FLN en Nepantla, estado de México. Poco antes, había muerto el hermano de Fernando Yañes y máximo dirigente del FLN, César Yánez. Fernando, convertido ya en Germán, se convierte en la cabeza de esa organización. Pasan dos años y uno de los detenidos dice que la casa de Napantla fue “entregada” por otros dos militantes de la misma organización, Napoleón Glockner y Nora Rivera Rodríguez. Sin más pruebas de ello y según un comunicado del propio FLN, ambos fueron ajusticiados por la misma organización acusados de “traición”. El comunicado distribuido en aquella ocasión consignaba que Glockner fue asesinado por resistirse a su detención y que Nora Rivera, al producirse un embotellamiento ya no pudo ser traslada “lo que implicó la necesidad, procediendo antes a la ejecución de Nora, de abandonar el vehículo”. Nora Rivera fue muerta a golpes.
Poco después fue cuando Marcos se incorporó a las FLN. Años después, en enero de 1993, Marcos era el quinto en la línea de mando del FLN que estaba en tránsito de convertirse en el EZLN. Luego de una reunión en la que el centro del debate fue la preparación o no del levantamiento que se produciría en enero del 94, viene el distanciamiento entre Germán y Marcos. Paradójicamente, el primero -que era más duro y orotodoxo- era quien se oponía al levantamiento, argumentando que su organización no estaba preparada fuera de Chiapas para una acción de ese tipo. Marcos creía que sí estaban dadas las condiciones para un levantamiento en San Cristóbal y decía que, aunque éste fuera reprimido, se darían las condiciones para que se generaran levantamientos armados en otros puntos del país. Fue apoyado, tímidamente, por las dos principales dirigentes mujeres de la organización en aquellas fechas, Elisa y Sofía. Rodrigo, el encargado del trabajo de masas de la organización, ligado a la ARIC-Unión de Ejidos, se opuso tanto a Germán como a Marcos y proponía insistir en la lucha política y social: Rodrigo debió abandonar la reunión y dejó la organización. No se volvió a saber de él. Entonces se decidió que Germán y Marcos compartirían la dirección, uno desde el DF, el otro desde Chiapas. Era obvio quién se impondría: seis meses después, Marcos había tomado el mando de la organización.
A pesar de las diferencias con Marcos, Germán continuó como encargado de las relaciones políticas del zapatismo en el DF y responsabilizado de la compra de armas, víveres, medicinas e información para la base zapatista en Chiapas. Esta versión se relaciona con su detención el 21 de octubre de 1995 en el DF a bordo de un volkswagen cuando llevaba consigo una metralleta y un revólver. La decisión de detener a Germán se relacionó con la incautación de dos cargamentos de armas, uno en Guatemala y otro en Honduras, cuyo destino, según ambos gobiernos centroamericanos, era el EZLN. Incluso en la cumbre Iberoamericana de Bariloche, en septiembre del 95, el presidente de Guatemala, Ramiro de León Carpio le informó al entonces presidente Zedillo de la relación de distintos grupos dedicados al tráfico de armas de su país con el EZLN. La detención de Germán fue entendida entonces como una respuesta gubernamental al descubrimiento de ese aprovisionamiento clandestino de armas, mientras el EZ y el gobierno estaban negociando en San Andrés.
Si esos eran los contactos de Germán para el aprovisionamiento de armas hacia el EZLN, sus relaciones políticas eran muy discretas pero no menos importantes. Por ejemplo, uno de sus hermanos fue un importante dirigente del ala más radical del sindicato del IMSS, y otro, de nombre Octavio, fue el piloto de un personaje que fue muy conocido en los ambientes de la izquierda mexicana en los años 60: Jorge Martínez Rosillo, un hombre que desarrolló buena parte de su vida en Chiapas, que fue amigo de Fidel Castro, y que al mismo tiempo estuvo acusado de explotar ilegalmente maderas preciosas en el Petén asociado con militares guatemaltecos y que en el sexenio de Carlos Salinas estableció una muy estrecha relación con el entonces regente Manuel Camacho. Tan estrecha que en ese periodo recibió de Servimet la concesión de 61 estacionamientos en la capital del país. Martínez Rosillo mantuvo esas relaciones y las estrechó con distintos sectores del PRD durante años. Y ese era también uno de los enlaces importantes de Germán. Con esa historia y esos antecedentes, colocar a Germán como interlocutor con el congreso es como si el foxismo hubiera designado a Jorge Serrano Limón como intermediario para discutir con el congreso la despenalización del aborto.
Pero Germán además es el enlace con la izquierda radical. Durante todo este periodo, la relación que mantuvo con el resto de la llamada izquierda revolucionaria, particularmente con los innumerables desprendimientos de los que fueron la Liga 23 de septiembre y el Partido de los Pobres, parte de los cuales, con el tiempo, devinieron en el EPR y sus distintos desprendimientos, fue intensa. En este sentido, llama profundamente la atención que apenas un día después de la reaparición de Germán, el EZLN que tanto empeño ha puesto en los últimos años para deslindarse totalmente de toda otra organización armadas, particularmente el EPR, ahora haya emitido un comunicado público, reconociéndolos como organizaciones político-militares, aceptando su influencia en distintos territorios que cruzará la caravana del EZ y, de más de una forma, legitimándolos desde la propia perspectiva zapatista, borrando las fronteras entre aquella guerrilla buena y la guerrilla mala que tanto se empeñaron en construir las autoridades el pasado y el actual sexenio.
Lo cierto es que el EZLN lejos de acercarse a la ciudad de México con una estrategia dialoguista, llega con múltiples señales de endurecimiento político y reiterados deslindes con la administración Fox.