Hoy llega a la ciudad de México la caravana zapatista y nos guste o no el proyecto de Marcos y Germán, lo cierto es que han logrado imponer sus condiciones al gobierno federal. El zapatour ha estado por debajo de muchas de las expectativas políticas reales: en los estados más pobres y de mayor número de indígenas participaron importantes contingentes, pero mucho menores a los que se esperaba, ello fue notable, en Oaxaca y en Guerrero. En Morelos se llegó al extremo, de suspender las clases por la llegada de la comitiva zapatista.
La caravana zapatista llega hoy a la ciudad de México. Y hasta ahora, nos guste o no el proyecto de Marcos y Germán, lo cierto es que han logrado imponer sus condiciones al gobierno federal y a buena parte de los actores políticos. En términos objetivos, el zapatour ha estado por debajo de muchas de las expectativas políticas reales: en los estados más pobres y de mayor número de indígenas participaron importantes contingentes, pero mucho menores a los que se esperaba, ello fue notable, sobre todo, en Oaxaca e incluso en Guerrero; en el congreso nacional indígena de Nurio, finalmente hubo poco más de tres mil delegados indígenas y casi siete mil observadores nacionales y extranjeros de la sociedad civil y los delegados zapatistas impusieron la agenda mediante el veto político.
Pese a que no tuvo oposición, salvo en Querétaro y esporádicamente en Morales, por parte de un diputado rijoso, y se llegó al extremo, como en Morelos, de suspender clases por la llegada de la comitiva zapatista, además de disponer de una custodia de un millar de elementos de la PFP (que incluso le costó la vida a uno de ellos en el accidente de San Juan del Río) para una veintena de comandantes, lo cierto es que ni Marcos ni el EZLN han dado muestra alguna de que hayan llegado a la ciudad de México con intenciones ya no de firmar la paz sino incluso de sentarse a dialogar con el gobierno federal. Es más, cuando Fernando Yánez dijo que él como intermediario del EZLN con la Cocopa no iría a buscar a legislador alguno, presta y presurosa, la comisión legislativa buscó al comandante Germán, y escuchó no las peticiones de diálogo de éste sino las de protección contra las órdenes de detención que tiene en su contra, la demanda de inmunidad para él y sus asesores, todo lo cual le fue concedido y, de pilón, los legisladores le enviaron “hasta la fecha que lo considere conveniente” una suburban con radio y teléfono para sus desplazamientos por la ciudad de México: ¿qué otro dirigente político del oficialismo o de la oposición goza de esos privilegios?.
En el ámbito de los discursos, mientras Marcos en todos y cada uno de los actos de este recorrido atacó duramente a la administración Fox y al propio presidente, a cuyo gobierno no le concede legitimidad democrática, como si el dos de julio no hubiera pasado, el propio presidente Fox ha estado elogiando al zapatismo, e incluso expresando que él y el EZLN tienen los mismos objetivos “nos ha unido, dijo el presidente el martes, el mismo propósito, por esto ahora ambas partes estamos promoviendo la aprobación de la ley de la Cocopa”. Al mismo tiempo que Fox declaraba eso, Marcos decía que “yo veo que este Fox quiere hacer lo mismo que hizo Madero, que después de la dictadura quería que todo siguiera igual, o sea que no cambiara nada”.
Ya analizaremos si, realmente, el presidente Fox y el EZLN están hablando de lo mismo cuando el primer mandatario dice que él y Marcos tienen los mismos propósitos en torno a la ley de la Cocopa, pero, por lo pronto, Marcos llegó a la ciudad de México con dos logros muy importantes: prácticamente nadie entró con él a la controversia sobre su discurso y sus propósitos, sobre el propio contenido de la ley indígena o sus difusas líneas políticas en sus distintas intervenciones a lo largo de la caravana. Y como nadie entró en debate con Marcos, su visión logró imponerse.
Si hace poco más de un mes en la opinión pública todo indicaba que Fox se imponía a Marcos, hoy ya la percepción es completamente diferente.
Presentamos ayer en la noche en el programa México Confidencial de MVS, una encuesta nacional realizada por María de las Heras para el propio programa sobre la percepción de la gente respecto a la caravana zapatista y los resultados deben ser francamente preocupantes para el gobierno federal. Cuando se le pregunta a los encuestados si el Ejército Zapatista de Liberación Nacional es un movimiento político, social o guerrillero, el 50 por ciento dice que es un movimiento político, el 22 por ciento que es social y sólo un 25 por ciento recuerda el origen real de esa organización y acepta que es un movimiento guerrillero.
Pero más grave aún: cuando se le pregunta a la gente quién va ganando el conflicto en Chiapas (no quién ha tenido mayor repercusión o quién tiene mayor popularidad sino quién va ganando en Chiapas), el 44 por ciento dice que Marcos y sólo el 25 por ciento ve al presidente Fox como ganador.
Cuando esas cifras se desagregan respecto a la percepción que tienen los encuestados sobre el propio EZLN, las cifras son aún más significativas: para aquellos que consideran que el EZ es una organización guerrillera, un 38 por ciento (contra un 35 por ciento) dice que Marcos “va ganando” el conflicto en Chiapas; para esa enorme mayoría que considera que el EZ es un movimiento político, el 46 por ciento (contra un 24 por ciento de Fox) opina que el ganador del conflicto también es Marcos y las cifras se repiten casi iguales para los que opinan que el zapatismo es un movimiento social. En otras palabras: para siete de cada diez mexicanos, el EZLN no es considerado un movimiento político militar, sino específicamente político o social y más de la mitad de los encuestados ven al EZLN ganando no sólo esta confrontación con el gobierno federal, sino incluso en el conflicto chiapaneco en general.
Entre otros cuestionamientos, se preguntó a los encuestados si, con base en los que sabe o han oído decir, ¿en este momento la mayoría de los mexicanos están de acuerdo con lo que está haciendo el EZLN o la mayoría de los mexicanos está en contra de lo que está haciendo el EZLN?. Y aquí la respuesta una vez más debería ser muy preocupante para el gobierno federal: el 32 por ciento dice que la mayoría de la gente está de acuerdo con lo que hace el EZLN mientras que el 34 por ciento dice que la gente está en desacuerdo, mientras que otro 28 por ciento asegura que se está de acuerdo sólo en algunas cosas y en otras no.
Otro síntoma de la confusión que priva en la gente respecto a la caravana zapatista (y más aún: sobre la propia estrategia gubernamental para atender el conflicto) resalta cuando se pregunta sobre los motivos reales por los cuales le interesa a Marcos venir a la Ciudad de México: un 32 por ciento dice que no sabe y un 26 por ciento asegura que para firmar la paz, y apenas un 10 por ciento dice que para buscar apoyo a los indígenas. Otro síntoma de confusión se muestra con la siguiente pregunta: cuando se interroga a los encuestados respecto a qué cuestiones deben solucionarse o qué tiene que pasar para que el EZLN esté dispuesto a firmar la paz, el 41 por ciento dice que simplemente no sabe qué debe pasar, mientras que el 10 por ciento dice que debe haber una estrategia de atención a los indígenas, un nueve por ciento dice que se deben aceptar las condiciones del EZ y un 7 por ciento casi opina lo mismo: que se deben respetar los derechos indígenas.
En este sentido, si la estrategia gubernamental fue establecer un mecanismo tal que prácticamente “obligara” al EZLN a firmar la paz al llegar a la ciudad de México, ahora resulta que en la percepción de la gente, apenas el 26 por ciento considera que el EZLN viene a firmar la paz y para que la firme, la enorme mayoría no sabe qué tendría que ocurrir y los que saben se inclinan por las demandas zapatistas.
Por eso, cuando se le pregunta a la gente si al EZLN le interesa o no firmar la paz, el 36 por ciento dice que tiene mucho interés, pero un porcentaje igual, el 35 por ciento, dice que en realidad no le interesa, y un 26 por ciento sostiene que tiene interés pero no mucho. Todo en un marco, en el cual, entre quienes consideran que el EZ sí tiene interés en firmar la paz, se ve a Marcos como ganador del conflicto chiapaneco (con un 33 por ciento contra el 27 por ciento de Fox), en los que sostienen que el interés es relativo, también se ve como ganador por estrecho margen a Marcos (35 por ciento contra 30 por ciento), pero entre los que ven al EZLN sin interés de firmar la paz, el subcomandante zapatista es percibido como un abrumador ganador: 60 por ciento contra un 23 por ciento de los que ven ganador a Fox.
La estrategia gubernamental para Chiapas, lo dijimos desde los primeros días de diciembre, está equivocada. Hoy, se ha colocado al EZLN y a Marcos no sólo en un plano de popularidad indiscutible, sino que, además, se ha dejado al presidente Fox, por primera vez y a pesar del enorme capital político posterior al triunfo del 2 de julio, a la defensiva.