El presidente Vicente Fox está convencido de que la estrategia que adoptó para el caso Chiapas es la mejor, apartarse del camino que escogió en estos momentos sería un error. Respecto a la ley indígena, Marchos rechazó en forma casi brutal la propuesta del Congreso, no ha presentado propuesta alguna, ni se ha puesto a defender el contenido de la iniciativa de Cocopa. A dedicado su tiempo a encontrarse con intelectuales franceses y a anunciar en un comunicado de prensa que enviará una delegación al Parlamento Europeo para presentar la posición del zapatismo.
Yo no sé si el presidente Vicente Fox está convencido de que la estrategia que adoptó para el caso Chiapas es la mejor, pero que ha decidido no apartarse un ápice de ella es indudable. En última instancia hace lo correcto, apartarse del camino que escogió en estos momentos sería un error y su apuesta está colocada, sobre todo, en lograr que el EZLN se autodesgaste o muestre sus verdaderas cartas.
Usted dirá que esas cartas ya están a la vista de la opinión pública, pero la verdad es que no es así: luego de la marcha, de los innumerables discursos, de la presentación de algunos de los comandantes indígenas que acompañan a Marcos, lo cierto es que el subcomandante ha mostrado quiénes son sus enemigos y ha dicho a qué se opone, pero no ha presentado propuesta alguna, tampoco se ha puesto a defender el contenido de la iniciativa Cocopa, ni ha mostrado un programa ni articulado sus propuestas de cara al futuro. Cuándo se le pregunta a la gente qué busca el zapatismo, la enorme mayoría de los encuestados siempre dicen que no saben. Y tienen razón: no está claro qué busca el EZLN.
Respecto a la ley indígena pareciera que fuera de demandar que se vote la iniciativa Cocopa, no ha hecho gesto alguno para avanzar en ese debate: rechazó en forma casi brutal la propuesta del Congreso para que se reuniera con las comisiones que están analizando la iniciativa; pidió, sabiendo que no se la iban a dar, la tribuna del congreso de la Unión, e inmediatamente después dedicó su tiempo a encontrarse con intelectuales franceses, con Danielle Miterrand y a anunciar en un comunicado de prensa (no fue conferencia de prensa porque simplemente no permitió las preguntas) que enviará una delegación al Parlamento Europeo para presentar la posición del zapatismo.
Podemos preguntarnos qué tiene que ver el Parlamento Europeo con la aprobación de la ley sobre derechos y cultura indígenas y porqué mejor no envía esa delegación a San Lázaro, que está más cerca que Bruselas para exponer esa posición. Pero el punto está en qué el subcomandante tiene, desde hace tiempo, la mira colocada en otra cosa: la suya es una estrategia de poder, y lo que quiere es ser reconocido como parte beligerante. Para eso necesita abrir su espacio en la comunidad internacional y con el simple seguimiento de la prensa podría comprobar que donde mayor atención despierta su movimiento es en Europa, que es de donde provienen también la mayoría de los recursos que recibe del movimiento de solidaridad internacional. Por eso, la animadversión tan marcada contra Jorge Castañeda y contra Porfirio Muñoz Ledo, porque con sus contactos europeos, tan buenos o bastante mejores que los del zapatismo, le están estrechando sus espacios.
Por eso Marcos no aceptará los términos que le presenten los congresistas mexicanos para negociar la ley, porque ese no es el objetivo central, en principio porque la iniciativa Cocopa no será aprobada sin cambios. Si lo fuera, Marcos quizás sí daría un paso adelante en su búsqueda de ser reconocido como parte beligerante, porque la implementación de la ley, lo mismo que el retiro de todas las posiciones militares que reclama, le darían el control tácito sobre una parte del territorio nacional.
El peligro que corre Marcos con esta estrategia es que esté estirando demasiado la liga, que esté desalentando a muchos de los que creyeron, con o sin razón, que venía a firmar la paz, en un contexto en el que el gobierno le ha dado todo lo que ha pedido. En todo caso, se quedará con su base de apoyo, ampliada luego del zapatour, pero lejos de las expectativas que él mismo construyó.
Fox por su parte está apostando a eso mismo, a seguir demostrando que no hay nada que tenga sentido común que se le haya negado al zapatismo y que éste sólo tiene que demostrar voluntad para firmar la paz. Se ha llegado al extremo, el jueves, a que la presidencia de la república reconociera al EZLN como el representante legítimo de diez millones de indígenas, una posición que luego fue matizada por Xochitl Gálvez, pero no demasiado. Por supuesto que el presidente Fox tampoco dice qué viene después de la firma de la ley de derechos indígenas (que no es sinónimo de la paz) porque el tampoco lo tiene claro.
Cuando entrevistamos al presidente Fox el martes pasado para MVS Noticias le preguntamos específicamente si él reconocía como suya la iniciativa de ley. Ahí el presidente Fox dijo que "la iniciativa es el intento más cercano, formal, de recoger los acuerdos de San Andrés Larrainzar, esta iniciativa la tomamos como propia, por eso la hemos llevado al Congreso pensando en que es la iniciativa que más puede unir a las partes, que más puede lograr el consenso de zapatistas, de congresistas, es decir, de diputados y senadores y de los partidos políticos". Y agregó que "hay otras iniciativas en el Congreso pero ésta es la que más puede formar un consenso… la cual vamos a defender y vamos a promover… vamos a ir al Congreso a hacer una defensa, una explicación y a justificar porqué hemos tomado esta iniciativa como propia y por qué tiene que ver con el futuro, la dignidad y la inclusión de 10 millones de hermanos y hermanas nuestras".
La posición presidencial es, como se ve, acrítica respecto a la iniciativa Cocopa que reconoce como propia, e incluso no es verdad que sea la iniciativa que mayores consensos provoca: ni el PAN ni el PRI apoyan la iniciativa Cocopa, y es el gobierno federal el que está tratando de torcer el brazo a sus compañeros de partido para que aprueben sin modificaciones esa ley. Incluso el presidente de la comisión nacional de derechos humanos, el doctor José Luis Soberanes Fernández llegó a proponer que se apruebe la iniciativa sin modificaciones, lo que la convertiría en letra constitucional y que, simultáneamente, se elabore una ley reglamentaria donde se despejen las dudas y contradicciones de la iniciativa. Sería un grave error: no es lógico aprobar concientemente una reforma constitucional que tiene errores, para tratar de remediarlos luego en una ley reglamentaria. ¿Por qué no mejor demandar al Congreso que se apresure en votar la ley pero que lo haga con todas las modificaciones que considere necesarios para mejorar esa iniciativa sin que pierda su espíritu?.
Lo que sucede es que la disputa entre Fox y Marcos está ya en otro nivel, distinto a la ley. En la entrevista nos dio el presidente Fox que "Marcos ya no puede defraudar ni a los indígenas de Chiapas ni a los indígenas de todo el país, ni a 100 millones de mexicanos, ni al mundo eterno, sus compromisos han sido claros… ahora sí estamos, agregó el presidente, en un verdadero callejón, pero con salida, un callejón con salida a la paz, porque ya no tenemos marcha atrás, nuestros compromisos son muy grandes y el que falle, cualquiera de los dos, francamente va a quedar en un gran desprestigio…". Y a eso, a que Marcos no va a cumplir sus compromisos es a lo que está apostando el gobierno federal.
Y ante la pregunta de qué sería lo primero que le diría a Marcos en el caso de verse frente a frente, la respuesta fue típicamente foxiana: "Hola, ¿que tal? ¿de cuál fumas?", y aclaró "¿qué marca de tabaco? Porque no se apaga, fuma bien esa pipa ¿no?, no es fácil tener una pipa así". Para Fox lo que se necesita para que haya un diálogo es "generar una cercanía, una plática honesta, una plática que permita irse adentrando a los temas de fondo…la transparencia, la honestidad, hablar con la verdad, actuar, vivir con la verdad es muy importante y a través de eso simple y sencillamente establecer un camino de solución con el Ejecutivo". Porque el presidente Fox sigue teniendo en mente que la solución debe pasar por un acuerdo con el ejecutivo.
Inmediatamente después matizó esa afirmación: "el Ejecutivo ahorita no es el que está señalado por Marcos para el proceso, aceptó el presidente Fox, Marcos lo que pide es el diálogo con el Congreso, adelante bienvenido, pero si en algo podemos contribuir, yo también quisiera empezar a establecer un diálogo y sé que primero tengo que buscar remover a los obstáculos que quedan o las condiciones que todavía no están completas y podemos platicar de eso, si Marcos se viene aquí a Los Pinos y nos sentamos, resolvemos eso y resolvemos otras cosas…".
Fox y Marcos están jugando sus cartas, están apostando a su propia fortaleza, los dos no podrán salir ganando de este proceso. Pero los dos pueden salir perdiendo y mucho, del mismo.