José Luis Santiago Vasconcelos, confirmó que existía algo más que un intento de relación entre el cártel de Tijuana y las guerrillas de las FARC, está confirmación concluyó con la detención de seis miembros de una célula de los Arellano Félix que controlaba los mercados de la ciudad de México y Guadalajara. Las FARC y el cártel de Tijuana habían llegado ya a acuerdos concretos: los Arellano ya habían enviado dinero a Colombia mientras que la guerrilla colombina hizo llegar a México, un ?pequeño? cargamento de cocaína.
Ayer el encargado de la fiscalía especializada de atención a delitos contra la salud, José Luis Santiago Vasconcelos, confirmó que existía algo más que un intento de relación entre el cártel de Tijuana y las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, las FARC. Luego de una exhaustiva investigación (que probablemente tendrá, entre otros efectos, la confirmación de Santiago Vasconcelos en esa posición estratégica en la PGR) que concluyó con la detención de seis miembros de una célula de los Arellano Félix que controlaba los mercados de la ciudad de México y Guadalajara, se confirmó que entre las FARC y el cártel de Tijuana se había llegado ya a acuerdos concretos y que los Arellano ya habían enviado dinero a Colombia mientras que la guerrilla colombiana hizo llegar a México, antes de estas detenciones, un primer y “pequeño” cargamento de 800 kilogramos de cocaína pura que fueron recibidas por los Arellano.
En este sentido, la detención de Rigoberto Yánez Guerrero, alias El Primo, que tenía esa relación familiar con Ismael Higuera, alias El Mayel, es clave para desmantelar todo este tinglado. El Mayel fue uno de los principales operadores del cártel de Tijuana y fue quien había establecido los contactos con las FARC a través de Carlos Charry García, un médico de San Vicente del Caguan, una de las principales plazas de la guerrilla colombiana, que trabajaba para el responsable militar de esa organización, Jorge Briceño, apodado el Mono Jojoy. Charry García como informamos en este espacio el año pasado, había llegado a México el 9 de agosto último y fue detenido el 28 de ese mismo mes en un hotel de la ciudad de México. Pero no era la primera visita de Cherry a México, éste había mantenido contactos con El Mayel desde 1998 y entre ambos habían establecido un convenio de intercambio de armas por drogas.
A la detención de El Mayel, los contactos quedaron a cargo de un hombre del que sólo se conocía un apodo, El Primo, y un teléfono celular: el 801 7090, que tenían registrado varios de los detenidos por esta operación que se inició hace ya más de un año. Mediante esta misma investigación se detuvo también al ex comandante de la policía Federal de Caminos, Enrique Harari Garduño. A él también se le encontró una tarjeta en clave con el nombre Primo y el mismo teléfono. El papel de Harari Garduño es clave en toda esta historia porque él era, precisamente el encargado de proporcionar las armas para pagar el intercambio con las FARC. Las relaciones de Harari con los traficantes de armas es antigua e incluso hace años había sido detenido en San Diego y procesado por traficar con armas: en aquella ocasión hubo gestiones oficiales del gobierno mexicano para que el proceso no prosperara y Harari continuó su carrera en la PFC.
Otro personaje que al ser detenido llevaba en su agenda una anotación con el mismo teléfono de El Primo, el 801 7090 era Sergio Rodríguez Tapia, un narcotraficante apodado La Gorda de Manzanillo, que se encargaba de la entrada de drogas por ese puerto de Colima. La red la manejaba El Mayel y luego de su detención El Primo, ahora detenido y cuyo verdadero nombre es Rigoberto Yánez. Harari era el responsable de conseguir las armas para el canje por las drogas, mientras que Rodríguez Tapia recibía los embarques por vía marítima y se encargaba de enviar las armas hacia Colombia. Del lado colombiano el Mono Jojoy, Jorge Briceño, se encargaba de los envíos de droga y la recepción de las armas, el doctor Charry se encargaba de los enlaces con el cártel mexicano, y según estas investigaciones, un senador, Vicente Blal Saad se encargaba del lavado de dinero.
Según las pláticas que sobre este tema mantuvimos ayer con José Luis Santiago Vasconcelos, éste nos confirmó que las FARC y los Arellano Félix habían ya intercambiado delegados, rutas y que se había enviado una primera remesa de dinero y que está confirmado, también, que, por lo menos, se entregó en México un cargamento de 800 kilos de cocaína pura enviada directamente por las FARC. La caída de Charry y de los otros operadores detuvieron esas operaciones y según la FEADS, Rigoberto Yánez ya había comenzado a establecer nuevas relaciones con otros narcotraficantes colombianos para restablecer los envíos de cocaína a México.
La detención de El Primo y de otros miembros de la banda de los Arellano Félix deja varias líneas de investigación abiertas. Por una parte, se confirma que la ciudad de México es una plaza controlada por el cártel de Tijuana, una presencia que creció en forma notable con las designaciones que hizo en el pasado el ex procurador Samuel del Villar, en distintas áreas policiales y de seguridad de la capital. Se puede adelantar también que buena parte del crimen organizado que opera en Tepito y otras zonas del DF están relacionados con ese grupo.
Por otra parte, algunas de las detenciones y las investigaciones que de ella se derivan habrían confirmado no sólo los sólidos lazos de los Arellano hacia el sur del continente, sino también en Estados Unidos. Por cierto, esta investigación habría tenido, según nos confirmó Santiago Vasconcelos, la colaboración de las fuerzas de seguridad estadunidenses en término de información e inteligencia. Recordemos que, hace unos días, el propio gobierno de Estados Unidos le declaró “la guerra” a los Arellano en su propio territorio, donde se ha demostrado que ese cártel está firmemente asentado en buena parte de California, incluso con una producción intensiva de grandes extensiones para la siembra, cosecha y distribución de marihuana. Y todo esto permite confirmar también que la relación entre los Arellano Félix y las FARC no se deterioró por una decisión política de alguno de esos grupos sino por los golpes que recibieron de parte de las autoridades mexicanas.
En el terreno diplomático esta confirmación tiene varias lecturas. Primero, para el gobierno mexicano es un problema potencial, porque a solicitud de la administración del presidente Pastrana, la cancillería de nuestro país está mediando con las FARC para coadyuvar en el proceso de pacificación en esa nación sudamericana. Las detenciones de este fin de semana confirman algo que los representantes de las FARC habían negado: su relación con narcotraficantes mexicanos. Por otra parte, para los sectores que están presionando en Estados Unidos para tener una posición más dura respecto a las FARC, ésta es, también, una información a considerar: ya desde la administración anterior, el entonces encargado de la oficina antidrogas de la Casa Blanca, el general Barry Mc Caffrey, insistía en que las FARC se habían convertido en la principal organización del narcotráfico. La administración Bush tomó con muchas precauciones la situación, recibió al presidente Pastrana en Washington y públicamente decidió apoyarlo en la búsqueda de una negociación de paz en Colombia: y eso probablemente no cambiará, pero después de la declaración de guerra a los Arellano, incluso después de los efectos, la sacudida, que provocó en la sociedad estadunidense la película Traffic, el que se confirme que las FARC sí han tenido relación con los Arellano, la percepción de las agencias estadunidenses sí se verá modificada. Por cierto, el viernes 6 de abril el presidente Fox estará, en su primera visita oficial a Sudamérica, en Colombia.