Una vez tomada la decisión, durante el fin de semana pasado, de presentar un informe de labores semestral, el presidente Fox tenía dos opciones para ese discurso: una de ellas era enviar un mensaje político a la nación, la otra presentar un informe detallado de lo efectuado durante estos meses, aunque esto terminara recordando los informes tradicionales del pasado. Se optó por la segunda variante, pese a los riesgos, porque el objetivo presidencial, ante las críticas de que el gobierno estaba paralizado o que se había invertido el capital político y el esfuerzo sólo en Chiapas sin obtener resultados, quería demostrar lo que se había hecho en los distintos terrenos. Pero, con todo, no se podía obviar el mensaje político que era lo que estaban esperando, más que la sociedad, los principales actores del escenario partidario nacional.