Lo que está haciendo su dirigencia con el PRI es una suerte de suicidio asistido. En Yucatán han decidido lograr la anulación de las elecciones por irregularidades en las casillas. La gente no le cree al PRI cuando juega ese papel, menos en un estado gobernado por el más connotado cacique del tricolor. En el Congreso, donde parecía que Beatriz Paredes y Enrique Jackson habían logrado poner un marco de sensatez, las cosas parecieran haber quedado, nuevamente fuera de control.