Hoy, al cumplirse 16 años de los terremotos que asolaron la ciudad de México en 1985, se puede comprender en toda su magnitud la tragedia que se vivió sobre todo en Nueva York, con la destrucción de las torres gemelas y toda la zona aledaña al World Trade Center, hace una semana. Independientemente de las opiniones políticas, de cómo se califique la política exterior estadounidense, nada puede justificar una serie de atentados realizados contra la población civil, dirigidos contra objetivos civiles y utilizando, para ello, aviones también civiles con cientos de personas secuestradas en su interior.