Pocos proyectos sociales en el pasado han sido tan útiles, para sus beneficiarios directos y para el gobierno que lo impulsó, que el Pronasol. Y es que Solidaridad fue una jugada muy inteligente del salinismo. Solidaridad permitió menguar los costos sociales del proceso privatizador y de integración económica internacional. Ernesto Zedillo nunca creyó demasiado en el programa nacional de Solidaridad e impulsó desde la presidencia de la república el Progresa.