El cártel de Tijuana no fue destruido con la caída de Benjamín Arellano Félix y la presunta muerte de su hermano Ramón. El cártel de los Arellano Félix había comenzado a recorrer el camino actual de la mayoría de estar organizaciones criminales: se estaba construyendo en torno a grupos más pequeños. Este grupo tiene redes muy poderosas en toda la península de Baja California, Sonora, Sinaloa, en la costa del Pacífico, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, D.F., Veracruz y en otras regiones del Golfo.