La grave crisis que se ha desatado contra la iglesia, luego de las denuncias de los abusos sexuales de sacerdotes contra niños y jóvenes, constituyen, sin duda, una vertiente más pública y socialmente dolorosa. La posición dubitativa de ciertos sectores eclesiásticos, tratando de contener la marea, parecieran otorgarle más fuerza.