?Muchas gracias por su deferencia y por buscar una fórmula que sea honorable y aceptable?, le dijo Fidel Castro al presidente Fox al concluir la plática telefónica supuestamente privada y amistosa que mantuvieron en la Cumbre de Monterrey. Veinticuatro horas después Castro partía abruptamente de Monterrey denunciando que lo habían presionado para abandonar la ciudad funcionarios mexicanos. Y el acuerdo que había aceptado no le pareció ?honorable? ni se mostró, obviamente, como ?amigo y caballero?.