Ayer se cumplieron trece años de la fundación del PRD y, dentro de una semana, el partido del sol azteca tendrá que definir en su congreso nacional lo que no pudo hacer en su desafortunada elección interna de marzo (una elección cuyos resultados definitivos, a todos los niveles, aún no son de conocimiento público): definir hacia dónde quiere ir un perredismo que, a lo largo de estos trece años, ha ido perdiendo fuerza, presencia e incluso legitimidad.