Cuando se definió al agua como un capítulo clave de la seguridad nacional, muchos pusieron cara de what! El agua se percibía como un tema agrícola, de servicios urbanos relacionado con desgracias naturales desde inundaciones hasta sequías, pero no algo que se podía incluir en la agenda de seguridad nacional. El debate suscitado respecto a la deuda mexicana de agua con relación al tratado firmado entre México y Estados Unidos en 1994, ha tenido un solo mérito: hacer comprender a la mayoría de los actores políticos, que el tema del agua no es sólo político, sino un capítulo de la intensa y compleja relación de México con Estados Unidos.