La reacción de la jerarquía eclesiástica en torno a la película El crimen del padre Amaro es desproporcionada y marcada por una carga de intolerancia inexplicable en hombres que, por definición, deberían ser cultos e inteligentes. Los hombres de la jerarquía eclesiástica de nuestro país demostraron en estos días no estar de acuerdo en que se podía cuestionar con tranquilidad la existencia de Dios, que lo suyo es la intolerancia.