El miércoles Francisco Labastida festejaba sus 60 años de vida en su casa con algunos amigos, cuando recibió un llamado que ya esperaba: era Roberto Madrazo, actual presidente nacional del PRI. Madrazo y Labastida se abrazaron, se dejaron tomar la foto, hablaron con los pocos reporteros presente y Francisco reiteró que se necesitaba un partido y un presidente fuerte y que estaba decidido a apoyar a Madrazo para fortalecer al partido.