La que acaba de concluir es muy probablemente, la semana políticamente más confusa que ha tenido la administración Fox desde que hace casi 22 meses asumió el poder. Cuando todo indicaba que, luego del discurso presidencial del pasado primero de septiembre, la mesa estaba tendida para una negociación de fondo, inesperadamente se abrieron fisuras que son verdaderos abismos con los partidos de oposición, causados, en todos los casos, por haber entremezclado procesos judiciales con conflictos políticos. Evidentemente los casos principales (aunque existen otros muy graves pero menos divulgados) son dos: uno es las solicitudes de desafuero contra tres legisladores priístas, incluyendo al líder petrolero Carlos Romero Deschamps y el secretario de finanzas de ese sindicato, Ricardo Aldana y la solicitud de orden de aprehensión para otros cinco dirigentes, prácticamente toda la cúpula del sindicato petrolero. El otro conflicto, de menor trascendencia pública, pero no menos importante en términos políticos, fue el inusual anuncio que realizó el oficial mayor de la secretaría de relaciones exteriores, acusando de peculado al embajador de México en La Habana, Ricardo Pascoe, un respetado político de origen perredista que, pese a la confrontación que tuvo con su partido por haber aceptado ese cargo, continúa, según aseguró el secretario general del PRD, Carlos Navarrete, siendo militante del mismo y es, sin duda, un hombre cercano y apreciado por Cuauhtémoc Cárdenas.