El presidente de la república no debe hacer campaña electoral. Un presidente debe mantenerse absolutamente neutral ante un proceso electoral. Ya vimos las consecuencias nefastas, de que el presidente entre en campaña, los compromisos adquiridos y que tan alto costo político tuvieron para el gobierno en el caso de TV Azteca, en la decisión de reducir el costo de la energía en Sonora y en las turbulencias que provocan; las promesas de acuerdos y pactos anunciados en el exterior.