Pocas cosas pueden ser mejores para ver con más objetividad que en Argentina a menos de dos meses de unas elecciones que deberían definir el futuro de ese país, la clase política ha realizado tantos esfuerzos por autodestruirse, el partido radical se hundió hasta casi desaparecer con el fracaso de Fernando de la Rúa. México se ve mejor, nuestras instituciones y economías más sólidas, la clase política bastante articulada. Pero pareciera que desde el poder y los liderazgos partidarios se están haciendo esfuerzos notables por llegar a la destrucción.