A fines de la semana pasada tuve la oportunidad de ver al presidente Fox. Se lo veía bien, relajado, se acaba de quitar un peso de encima, quizás sea la propia operación, quizá la decisión sobre la guerra en Irak, o la decisión ya tomada sobre las candidaturas panistas; lo cierto es que el presidente Fox parece más descansado, ya que en los primeros días de marzo se lo veía abrumado, irritado y un poco errático. El presidente Fox tiene la oportunidad de relanzar su administración.