Ayer cuando veíamos en vivo desde Bagdad como la principal estatua de Sadam Husein era derribada por un tanque estadounidense, sabíamos que se cerraba un capítulo fundamental de la intervención de Estados Unidos y Gran Bretaña en Irak. Claro que la guerra continúa, que Sadam Husein y sus hijos, lo mismo que los dirigentes del partido Baath y el gobierno no aparecen, como tampoco las armas de destrucción masiva supuestamenta acumulada en Irak.