Agenda limitada y funcionarios ?consistentemente ineptos?
Columna JFM

Agenda limitada y funcionarios ?consistentemente ineptos?

La administración Fox llega a las elecciones de medio término de su mandato aquejada de muchas dolencias, no sólo dentro del país sino también en sus relaciones internacionales. Ayer los dos principales periódicos financieros del mundo, el Wall Street Journal y el Financial Times, le dedican sendos editoriales, que prácticamente diseccionan la administración Fox. El Wall Street dice que el presidente, ante la ausencia de reformas ha perdido el apoyo empresarial y que los inversionistas prefieren invertir en otros países y México ha pasada de ser ?una de las promesas del escenario económico internacional a ser una economía del montón?.

La administración Fox llega a las elecciones de medio término de su mandato aquejada de muchas dolencias, pero la mayor es la caída de las expectativas, no sólo dentro del país sino también en sus relaciones internacionales.

Ayer, los dos principales periódicos financieros del mundo, el Wall Street Journal y el Financial Times, le dedican sendos editoriales (mucho más amplio el del diario neoyorquino, mucho más duro el del londinense) que prácticamente diseccionan la administración Fox y no dejan demasiado espacio para el optimismo, mucho menos para presumir que en estos tres años, como dijo el presidente Fox, el miércoles, al celebrar el aniversario de su elección, no ha habido error alguno.

El Wall Street dice que el presidente, ante la ausencia de reformas ha perdido el apoyo empresarial, mientras los inversionistas prefieren invertir en otros países y México ha pasado de ser "una de las promesas del escenario económico internacional a ser una economía del montón". Si el congreso, como el propio presidente Fox espera, continúa dividido luego de las elecciones del domingo, dice el periódico neoyorquino, "los tres últimos años de mandato de Fox serán dolorosamente largos".

El editorial del Financial Times es más preciso y crudo. Primero, enumera los principales errores de la administración Fox en estos años: el fallido intento de lograr la paz en Chiapas en los que invirtió los primeros meses de su mandato; el que a diferencia de Chile y Brasil, fue muy claro en su oposición a la intervención estadounidense en Irak, agregando así "un elemento adicional de incertidumbre" en su relación con Estados Unidos; la permanencia de miembros de su gabinete que han sido "consistentemente ineptos"; y la ausencia de progresos en acabar con los monopolios en algunos sectores, particularmente el sector energético y de telecomunicaciones, el periódico londinense sostiene que en la segunda mitad de su mandato, si no hay soluciones esos temas ejercerán aún más presión en la administración.

Ante eso, el Financial Times dice que el presidente debe establecer "una agenda limitada, clara y consistente", debe impulsar cambios para que los legisladores puedan reelegirse y se deben hacer cambios en el gabinete para garantizar un nivel de eficiencia mucho mayor al actual. El eje sobre el que giran ambos editoriales es el mismo: el gobierno no es eficiente y debe trabajar en serlo.

Las conclusiones del Financial son correctas. Pasada la elección vienen jornadas difíciles para el gobierno y las decisiones deben girar en torno a la eficiencia política y administrativa del gobierno. Y eso pasa por la agenda y por la operación. ¿Quién podría decir hoy cuál es la agenda del gobierno?. Los temas son innumerables, cada funcionario coloca los suyos y por lo tanto ninguno está en la cima de la misma. Cada día se agrega alguno o se insiste en puntos como la reforma eléctrica, la fiscal o la laboral pero que, al no avanzar, al no trabajarse sobre ella, entrampan los demás temas. Un ejemplo: esta misma semana, a unos días de la elección presidencial, se colocó en la agenda otro tema que generará innumerables debates: el voto de los mexicanos en el extranjero. ¿Alguien puede creer que ese será un punto de fácil resolución?. Por supuesto que no, muchos, la mayoría estarán a favor de que nuestros compatriotas que viven fuera de México puedan votar, pero los problemas son tales que se requerirá meses de debates para llegar a un acuerdo: ¿quiénes deben votar, bajo qué condiciones y requisitos, cómo se garantizará la seguridad de los comicios y hasta de la papelería electoral, cómo se elaborarán los padrones, por quién (presidente, legisladores, gobernadores) podrán votar?. No es un tema menor: si todos los mexicanos residentes en Los Angeles estarían en condiciones de votar esos comicios serían de la misma magnitud que una elección en Monterrey. Cuando analistas y medios como el Financial Times hablan de una "agenda limitada, clara y consistente" lo que buscan evitar es, precisamente, la acumulación en la agenda de estos temas que generan controversia, quitan tiempos a los legisladores, los polarizan y los distraen, política y personalmente, de los temas centrales para el gobierno y el país. Y hoy, el del voto de los mexicanos en el extranjero puede ser interesante e importante pero no está entre los primeros capítulos de la agenda nacional, como al inicio de este gobierno no lo estaba el tema EZLN que terminó postergando todo los demás.

No se trata sólo de críticas de los medios y los analistas, del círculo rojo, como dirían en el foxismo. Ayer, por ejemplo, mantuvimos una larga plática con el actual director de Banobras y ex presidente nacional del PAN, Felipe Calderón, sobre este tema en CNI Noticias de la mañana. Felipe, al quien nadie podría acusar de antifoxista, insistió en esa entrevista que la crítica se concentra en la capacidad del presidente de llevar a cabo reformas y de jerarquizar prioridades de gobierno y allí la operatividad política de algunas áreas de gobierno, insistió Calderón, tiene que ser revisada. Para el ex coordinador parlamentario del PAN, Fox conserva un gran capital político, pero para aprovecharlo "tiene que haber un análisis sereno dentro del gobierno, no faltará quien vea en cualquier comentario o búsqueda de una evaluación toda una conspiración contra el presidente y la verdad, agregó, es que no es así, hay que revisar las cosas, reagrupar el capital político y utilizarlo en la jerarquización de sus propias prioridades…el capital político hay que aplicarlo en donde están las prioridades del gobierno y ellas están en las reformas y si no se dan esas reformas en las transformaciones que permitan tanto administrativa como políticamente avanzar".

Allí está el problema, en la agenda, en la operación, en la jerarquización de temas, en no exponer gratuitamente el capital político que le queda al presidente Fox, en realizar cambios en el gabinete entre los funcionarios "consistentemente ineptos" como los llama el Financial Times. Eso no se ha hecho y ese es el mayor costo que ha tenido que pagar la actual administración. Tendrá una oportunidad más, pasada la elección federal, esperemos a ver si en esta ocasión la aprovecha porque con el paso del tiempo las ventanas de oportunidad no sólo se van cerrando sino que son cada vez menos, hasta agotarse.

La hora del voto

Este domingo se debe votar: las campañas que concluyeron el miércoles han sido, sin duda, las más aburridas y menos propositivas de los últimos quince años. Los partidos nunca gastaron tanto y ofrecieron, en compensación, tan poco. La tentación de muchos es no votar, pero de esa forma, paradójicamente, se termina beneficiando a los sectores más duros de los principales partidos, los responsables de que en ellos no se haya producido la transición que el sistema político sí ha vivido. Es difícil porque el bombardeo publicitario impide conocer más allá de un nombre o un slogan a los candidatos, pero se debe elegir entre ellos, se debe premiar o castigar a los partidos con base en sus candidatos. Se debe realizar, si es necesario, un voto diferenciado. Casi ningún partido como tal ha trabajado para ganarse un reconocimiento global entre los electores. En la cámara de diputados no habrá grandes cambios pero, por lo menos, votando y seleccionando, se puede hacer llegar a ella a algunos de los hombres y mujeres que ese mismo poder legislativo requiere. Uno no está para dar consejos ni usted lector para recibirlos, pero, si es posible, vote con la cabeza y no con el hígado.

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