Viudas y víctimas del seis de julio
Columna JFM

Viudas y víctimas del seis de julio

Los comicios del domingo pasado dejaron, vencedores, muchos, quizá demasiados, derrotados, el principal de ellos el presidente Vicente Fox y su partido, así como un alza del abstencionismo electoral. El PAN y el presidente Fox han sido los grandes derrotados porque se equivocaron en su estrategia de campaña. Otro derrotado en el DF ha sido el PRI. Rosario Robles es la otra gran derrotada por, aunque el PRD incrementó en forma importante sus diputados, no alcanzó el 20 por ciento de la votación que prometió.

Los comicios del domingo pasado dejaron, como siempre sucede, pocos vencedores y muchos, quizás demasiados, derrotados, el principal de ellos el presidente Fox y su partido. Afortunadamente, la magnitud de la caída electoral del panismo ha sido tan significativa como el alza del abstencionismo electoral y ambos fenómenos, combinados, han tenido la virtud de frenar los ímpetus de muchos de los vencedores.

El PAN y el presidente Fox han sido los grandes derrotados porque se equivocaron radicalmente en su estrategia de campaña, y ello ha sido la culminación de tres años de yerros continuos en la entendimiento político de esta administración. Hace ya meses que dijimos en este espacio que la lógica plebiscitaria que había adoptado el panismo para afrontar estos comicios era prácticamente suicida, que no se podía afrontar una elección federal intermedia, que está basada en los 300 distritos federales, con la lógica de una elección presidencial (o electoral estadounidense) donde se vota a favor o en contra del mandatario en turno, aunque él no participe en los comicios. Ahora, apenas en la tarde del domingo, los panistas y el propio presidente Fox descubrieron que no, que no intentaban hacer de la elección un referéndum. ¿Qué fue entonces la campaña publicitaria del presidente, la de Fox responde y la de supuesta promoción del voto que coincidía casualmente en imágenes y propuestas con la del PAN, hasta provocar un enfrentamiento con todos los partidos de oposición y el IFE?¿por qué entonces el presidente estuvo en campaña en los estados en los que había comicios?¿por qué la estrategia electoral del panismo se basó en proponer que se le quite el freno al cambio y en la figura de Fox?. Por eso, el PAN sale derrotado de estos comicios pero lo peor es que en esa derrota ha dejado seriamente debilitado al presidente Fox, ha consumido su capital político sin entregarle nada a cambio.

Para el presidente, lo decíamos ayer, el momento es muy complejo: el sábado, hasta en dos oportunidades dio a entender que no haría movimientos y que consideraba que la marcha del país era la correcta. Los resultados ratificaron que su visión era errónea: debe hacer cambios en la política y en la estrategia, debe definir una agenda clara, precisa, limitada y debe hacer modificaciones profundas en su propio equipo, donde varios de sus integrantes son "consistentemente ineptos", diría el Financial Times. Y ello por una cuestión de eficiencia pero también de visión política de mediano y largo plazo. Los resultados del domingo, prácticamente descalifican a la dirección nacional del PAN: Luis Felipe Bravo Mena, Manuel Espino y Carlos Medina Plascencia terminaron reprobados y, por lo menos a éste último, lo dejan fuera de la carrera por la candidatura presidencial del 2006. Los resultados de Nuevo León, que no fueron malos sino catastróficos para el panismo, dejan también fuera de esa carrera al secretario de Economía, Fernando Canales Clariond. En el gabinete, decíamos ayer, queda Santiago Creel pero, sin duda, también ha quedado debilitado con los resultados electorales. En la cámara de diputados, Francisco Barrio encabezará a una fracción parlamentaria mucho más pequeña de la que el propio gobierno estimaba y quedará, en los hechos, en las manos de los priistas avanzar o no en la agenda legislativa, con la posibilidad, incluso, de que éstos, aliados con el Verde y Convergencia puedan tener mayoría propia en San Lázaro. La opción de Marta Sahagún se agota con la del propio presidente Fox y esta elección sirvió para confirmar que no es lo mismo grado de conocimiento o popularidad que preferencias electorales. Entonces ¿cuáles serán, además de Creel y Barrio, las cartas del PAN para el 2006?. Fox requiere, y en forma urgente, abrir espacios en su equipo con esa intención y de los nombres que aparecen en el firmamento blanquiazul sólo, quizás, Felipe Calderón podría tener posibilidades de colarse entre ese grupo. Y por supuesto no puede hacerlo desde la dirección de Banobras. El hecho es que si el PAN y el foxismo no comienzan a construir sus candidaturas desde ahora, si no establecen una estrategia coherente en ese sentido, cualquiera que sea finalmente el candidato para el 2006 estará condenado a la derrota.

En esa misma lógica, debería ser contabilizada entre los derrotados el área de encuestas e imagen del presidente Fox, que tan influyente fue en estos dos años y medios para tomar decisiones políticas. Un personaje tan irreverente y tan políticamente incorrecto como Francisco Solís, el famoso Pancho Cachondo, tuvo el tino de reconocerlo la misma noche del domingo: esta elección, dijo, fue la derrota del marketing contra la operación política. La administración Fox ha apostado, una y otra vez, a lo que le dicen las encuestas que le realizan en Los Pinos, y una y otra vez ha fallado en los resultados políticos. Para colmo, algo está sucediendo con ellas, porque los resultados sobre los que están trabajando, lisa y llanamente, no coinciden con los de los estudios de opinión serios e independientes (por cierto, una vez más, una de las ganadoras indudables en el terreno de los estudios de opinión y electorales es María de las Heras: como muestra basta el estudio que publicó el sábado antepasado en Milenio Semanal y todos los estudios sobre comicios estatales y el federal que ha publicado en las últimas semanas en Milenio Diario).

Otro derrotado ha sido el PRI en el DF. El priismo llevaba obtenidos hasta la noche de ayer, 161 distritos de mayoría en todo el país, más de la mitad de los distritos en disputa. Pero esa cifra destaca aún más, por el agujero negro que es el Distrito Federal para un priismo que todavía en 91 y 94 ganó con facilidad la capital y que, desde entonces, ha ido en caída libre. Hoy el PRI no tiene dirigentes, no tiene organizaciones, no tiene militantes y no tiene credibilidad en la ciudad de México. Y lo que es peor: no sabe cómo encarar una estrategia de reinserción en la metrópoli. El 12 por ciento de votos obtenidos en la ciudad o el agónico triunfo en la delegación más rural de la capital, Milpa Alta, no pueden disimular el tamaño de la crisis. El PRI debe refundarse literalmente en la capital del país, debe tener una lógica política y organizativa totalmente diferente, comenzando por un recambio casi completo de sus dirigentes. El factor Andrés Manuel López Obrador sin duda ha afectado al priísmo, pero también es verdad que el jefe de gobierno y el PRD han alcanzado esas alturas porque sencillamente no tienen oposición en la capital: el PRI desde el 97 ha quedado pasmado y sin propuestas en la capital mientras que el PAN jugó a la publicidad (otra vez marketing contra operación política) como arma contra la "fiebre amarilla" y, por supuesto, no ha podido detenerla. Unos y otros apostaron por los sectores duros, tradicionales, de sus respectivos partidos. No entienden que la de México es una ciudad que, como toda gran urbe, exige un fuerte grado de liberalismo (social, cultural), de tolerancia y, al mismo tiempo, una imagen de orden y control en dosis relativamente conservadoras, todo ello con políticas clientelares (si se quiere populistas) muy específicas.

Y ello debe conjugarse en personalidades que resulten atractivas para el electorado más urbano y por lo tanto veleidoso del país: la ciudad de México votó en el 88 por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, en el 91 por Carlos Salinas de Gortari, en el 94 por Ernesto Zedillo, en el 97 otra vez por Cárdenas cuando apenas seis meses antes de la elección era mayoritariamente panista, en el 2000 por Andrés Manuel López Obrador pero también, en el terreno federal, por Vicente Fox. Vota por personalidades y expectativas. ¿Cuáles son los nombres, las opciones del PRI y el PAN en la ciudad de México hoy en día: José Luis Luege o Florentino Castro, Silvia Pasquel o Laura Zapata?

Finalmente hay otra derrota: la de Rosario Robles. Se dirá, con toda razón, que el PRD incrementó en forma importante sus diputados y estará cerca, aunque no los alcanzará, del centenar. Pero también es verdad que Rosario, en un acto un poco infantil políticamente, prometió que si no obtenía el 20 por ciento de la votación renunciaría a la presidencia del PRD. Y no lo obtuvo: está en aproximadamente 17.6 por ciento, y si le restamos el contundente 50 por ciento del DF, el porcentaje es mucho menor. Rosario no debería renunciar simplemente para no meter en una crisis interna a su partido, pero es una dirigente que ha terminado debilitada el proceso electoral, pero sobre todo, el PRD está confirmando que con ese piso electoral tan bajo no le va a alcanzar para sus legítimas aspiraciones en el 2006. La del domingo tiene que haber sido una jornada muy agridulce para Rosario Robles y tendrá que aguantar, aún, tiempos difíciles.

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