El hasta ayer comisionado contra las adicciones de la secretaría de Salud, Guido Belsasso, tuvo que presentar su renuncia por las denuncias investigadas y publicadas en la Jornada, por el periodista Jaime Avilés, y ampliadas en Crónica, sobre su participación en el Internacional Practice Group, un grupo de gestoría y asesoramiento internacional, con sede en Estados Unidos. Se trata de un claro ejemplo de tráfico de influencias, deberán ser las autoridades correspondientes las que especifiquen si Belsasso cometió o no algún delito al respecto.
El hasta ayer comisionado contra las adicciones, dependiente de la secretaría de Salud, Guido Belsasso, tuvo que presentar su renuncia por las denuncias investigadas y publicadas originalmente en La Jornada, por el periodista Jaime Avilés, y posteriormente ampliadas en Crónica, sobre su participación en el International Practice Group, un grupo de gestoría y asesoramiento internacional, con sede en Estados Unidos, con el cual, desde hace años, trabajaba Belsasso, y en cuya página de internet se presentaba al ahora ex funcionario como un puente para agilizar desde la aprobación de normas y permisos hasta para facilitar inversiones en México. Se trataba de un claro ejemplo de un posible caso de tráfico de influencias.
Tendrán que ser las autoridades correspondientes las que especifiquen si Belsasso cometió o no algún delito al respecto. Sin embargo, no cabe duda que, independientemente de lo legal, existió un fallo ético en el funcionario que prácticamente obligaba a que presentara, o el gobierno le exigiera, su renuncia al cargo. Ese tema no debería casi ni discutirse: Belsasso no podía seguir ocupando la alta responsabilidad que ostentaba en el gobierno después de lo sucedido, como bien lo señaló el secretario de Salud, Julio Frenk.
Pero el tema debe ser analizado desde otros ángulos, para colocarlo en su justa dimensión. En primer lugar, la situación de Belsasso no es diferente a la de muchos otros políticos y funcionarios que realizan actividades privadas, paralelas a sus responsabilidades públicas. En los últimos días mucho se habló de colocar límites legales, por ejemplo, a las actividades de abogados penalistas que, además, son legisladores, como sucede con Diego Fernández de Cevallos o Salvador Rocha Díaz, entre muchos otros. Hay funcionarios que participan en empresas, algunas relativamente pequeñas, otras un poco más que medianas (como el propio presidente Fox) y otras decididamente grandes, como Fernando Canales Clariond o Javier Usabiaga. Claro que ninguno de ellos coloca o acepta que coloquen en una página de internet que su posición en el gobierno o en el congreso, sirve para agilizar trámites o inversiones. Pero, en ese sentido existe una suerte de vacío que sólo se ha llenado con propuestas que, como la que presentó la senadora Luisa Maria Calderón, en muchas ocasiones parecen tener un destinatario directo más que un objeto normativo transparente. En esta ocasión Belsasso fue exhibido y le costó el puesto: pero no es el único ni tampoco una excepción, no es un prietito en el arroz, entre los funcionarios públicos de todos los partidos y no hay una legislación que precise con claridad los límites de esas actividades, por lo menos en la enorme gama de grises que se colocan entre los extremos. Sería imprescindible establecerlo y hacerlo rápido.
Un segundo punto que se debe tener en cuenta es que ésta no es una historia de buenos y malos. Belsasso estaba librando desde tiempo atrás una lucha política importante contra una familia, los González Torres, que, como sabemos tienen poder y recursos que van desde un partido político hasta una grupo farmacéutico pasando por posiciones en el gobierno y la alta academia. Virginia González Torres, particularmente, mantuvo un decidido enfrentamiento con Belsasso sobre la atención en los centros de salud mental cuyos orígenes distan de los simples conceptos de cómo encauzar esa actividad. Un debate en el cual la señora Virginia incluso llegó a organizar movilizaciones, como funcionaria de la secretaria de Salud contra la propia secretaría de Salud, defendiendo una visión del tema donde muchos especialistas consideran que está equivocada, pero sin duda quería la salida de Belsasso para ocupar, ella, esa posición. Ese enfrentamiento fue relativamente soterrado pero decisivo para labrar la suerte de Belsasso.
Otro aspecto que se debe analizar es que, independientemente del grave fallo ético en el que incurrió el hasta ayer comisionado contra las adicciones, Belsasso sí estaba haciendo un buen trabajo en esa área. No implica ello estar plenamente de acuerdo con la estrategia antiadicciones que ha diseñado el gobierno, pero se debía reconocer que por primera vez en mucho tiempo, había una estrategia amplia, ordenada, de largo plazo y con recursos sino ideales por lo menos suficientes como para desarrollarla e ir involucrando a cada vez mayores sectores en la lucha contra las adicciones. Algunas investigaciones científicas como el de las vacunas contra la cocaína, la marihuana o la nicotina, impulsadas desde la comisión, eran (son) ideas arriesgadas e innovadoras que estuvieron bien planteadas, y si bien se podría tener diferencias respecto, por ejemplo, a la conveniencia o no de despenalizar el consumo de cierto tipo de drogas, el hecho es que se llevó adelante, en esa área, una política moderna e inteligente (incluso diría que progresista en varios aspectos) para el combate a las drogas, aunque evidentemente, ante la magnitud que ha alcanzado el problema del consumo de drogas en todo el país, era insuficiente.
Belsasso se debe ir porque se equivocó, porque tuvo un fallo ético, porque mezcló cosas que no deben mezclarse, porque no tuvo "el cuidado" en las formas para emparentar sus actividades públicas y privadas que tienen otros funcionarios y porque sucumbió ante adversarios muy poderosos. Pero no por haber hecho mal su trabajo. Una de las desgracias de lo sucedido es que con el agua se arroje al niño por la ventana: que los proyectos, planes y estrategias que se estaban comenzando a desarrollar para un política seria contra el consumo de drogas se terminen perdiendo o que se otorgue esa posición a cualquiera de los grupos fundamentalistas que planean en torno al gobierno y que la desean como a pocas en la administración pública. O regalársela a los contendientes de Belsasso para pagarles una factura política. O simplemente que llegue alguien que considere que, para que su nombre quede en la historia y borrar el de su antecesor, debe comenzar todo desde cero.
Uno de los méritos que tuvo Frenk en Salud y el propio Belsasso en el tema de las adicciones es que mantuvieron programas iniciados años atrás pero los redimensionaron y les dieron un nuevo impulso, alejado de las visiones más oscurantistas que a veces se plantean sobre estos capítulos de la vida social.
En síntesis, Belsasso tenía que renunciar porque se equivocó y se trataba de un error grave, de ética profesional, debía dejar el gobierno y lo hizo, y si hay algo que sancionar debe ser sancionado. Pero el trabajo que hizo en la comisión fue bueno y no hay prueba alguna que allí, en ese ámbito, haya habido deshonestidad o mal manejo de recursos o atribuciones. Y ese trabajo, esa estrategia, debería mantenerse más allá de los discursos circunstanciales y de las ambiciones de los grupos ultras y las facturas políticas. Tampoco nos engañemos: el de Belsasso puede servir como caso ejemplificador en la lucha contra el tráfico de influencias, pero no es el verdadero rostro de la corrupción en el sistema político mexicano, ese se da en otros niveles y sin páginas de internet que lo difundan.
PAN: tres derrotas en tres días
Si los resultados del seis de julio fueron exiguos para el panismo, las autoridades electorales los han dejado más raquíticos aún. Esta semana el tribunal electoral del poder judicial de la federación anuló las elecciones en dos distritos federales, de Torreón, Coahuila y Zamora, Michoacán, por distintas violaciones a las leyes electorales, dos distritos que había ganado el PAN, uno de ellos la tierra de la señora Marta Sahagún de Fox. Ayer, el instituto electoral del DF, anuló las elecciones en la delegación Miguel Hidalgo, alegando que se sobrepasaron los límites de financiamiento de campaña, desapareciendo así la victoria más importante del DF en la capital y dejando a Fernando Aboitis en el camino.
Montiel y el TLC con Argentina
El gobernador mexiquense, Arturo Montiel anda en Buenos Aires, y ayer se reunió con el canciller de ese país, Rafael Bielsa y hoy lo hará con el presidente Néstor Kirchner. Bielsa le dijo a Montiel que no hay nada en la agenda bilateral más importante para el nuevo gobierno argentino, que la firma del TLC con México. Y le adelantó que Kirchner le insistirá hoy en el tema. No estaría nada mal apresurar esas negociaciones.