La quincena de la venta de acuerdos
Columna JFM

La quincena de la venta de acuerdos

Todos hablan de acuerdos. El presidente Fox se reunió con Elba Esther Gordillo y Enrique Jackson, también con Pablo Gómez y Jesús Ortega; ha habido encuentros entre los dirigentes partidarios: ahí vimos un abrazo entre Roberto Madrazo y Leonel Godoy, y casi simultáneamente entre el nuevo dirigente perredista y el presidente del PAN, Luis Felipe Bravo Mena. Santiago Creel los ha recibido a todos en Gobernación y el propio Alfonso Durazo fue a comer a la casa de Elba Esther Gordillo. Al término de cada uno de esos encuentros los participantes han declarado que están buscando acuerdos legislativos, que están dispuestos a limar diferencias, que ahora sí saldrán las reformas, incluso, como llegó a decir Elba Esther Gordillo, aunque ello tenga ?costos electorales? (¿pensarán los mismo los priistas de los diez estados donde habrá elecciones el próximo año?).

Todos hablan de acuerdos. El presidente Fox se reunió con Elba Esther Gordillo y Enrique Jackson, también con Pablo Gómez y Jesús Ortega; ha habido encuentros entre los dirigentes partidarios: ahí vimos un abrazo entre Roberto Madrazo y Leonel Godoy, y casi simultáneamente entre el nuevo dirigente perredista y el presidente del PAN, Luis Felipe Bravo Mena. Santiago Creel los ha recibido a todos en Gobernación y el propio Alfonso Durazo fue a comer a la casa de Elba Esther Gordillo. Al término de cada uno de esos encuentros los participantes han declarado que están buscando acuerdos legislativos, que están dispuestos a limar diferencias, que ahora sí saldrán las reformas, incluso, como llegó a decir Elba Esther Gordillo, aunque ello tenga "costos electorales" (¿pensarán los mismo los priistas de los diez estados donde habrá elecciones el próximo año?).

Hay otros signos que podrían parecer alentadores. Finalmente, se logró reunir la comisión plural que propusieron hace ya algunos meses los senadores el PRD, PRI y PAN, Demetrio Sodi, Alejandro Gutiérrez y Fauzi Hamdam, con funcionarios de Hacienda, del Banco de México, empresarios y sindicalistas, además algunos especialistas independientes. El objetivo es tener una propuesta común hacia fines de septiembre. Para esa misma fecha el presidente Fox, que se reunió con los gobernadores de la Conago en Cuatro Ciénagas, Coahuila, se comprometió a presentar la convocatoria para la convención nacional hacendaria con motivo del próximo encuentro de los mandatarios estatales en Nuevo León.

Todo parecería indicar que el ambiente político está distendido y deseoso de acuerdos. Pero apenas se hurga bajo la superficie de las declaraciones, se puede comprobar que el alcanzar esos acuerdos será mucho más difícil, mucho más complejo de lo que parece. Y son más complejos porque los partidos no están unidos ni en torno a su dirigencia ni a sus líderes parlamentarios y nadie garantiza en forma automática que los distintos grupos se disciplinarán a lo que éstos acuerden. En el PRI persisten diferentes opiniones con divergencias de fondo respecto a temas tan importantes como la reforma hacendaria o la energética. Apenas la semana pasada lo vimos en el encuentro de los diputados priístas en Puebla cuando se debatió sobre el tema del IVA en medicinas y alimentos. O lo podemos comprobar ahora cuando, en una reunión panistas y perredistas opinan que se podría reducir el IVA del 15 al 10 por ciento y el ISR del 35 al 30 por ciento para aumentar la recaudación (una propuesta que, paradójicamente, fue la que impulsó a principios de los 90, Salinas de Gortari y que fue revertida después de la crisis del 95 por Ernesto Zedillo, con el aumento del IVA), pero no dicen si ello incluirá alimentos y medicinas. Me temo que no para los perredistas y posiblemente sí para los panistas.

Dicen Sodi, Gutiérrez y Hamdam que están respaldados por sus partidos para avanzar en la comisión plural en una propuesta común de reforma hacendaria, pero podríamos preguntarnos si, por ejemplo, el priista Gutiérrez piensa igual que Manlio Fabio Beltrones sobre la reforma hacendaria, o si el perredista Sodi tiene en ese punto muchos puntos de contacto con Dolores Padierna, o si el panista Hamdam está en la misma lógica que Francisco Barrio, que en alguna ocasión calificó la reforma hacendaria como "cacahuates" en comparación de los "lingotes de oro" del pemexgate. Pero es más, preguntémonos hasta que punto el propio gobierno está dispuesto a flexibilizar su posición para alcanzar esos acuerdos, aunque los obtenidos terminen estando lejos de sus objetivos, como ocurrió con el frankenstein fiscal aprobado, eso sí, por consenso, en la medianoche del 31 de diciembre del 2001.

Los acuerdos son imprescindibles, pero, declaraciones aparte, es difícil percibir a los partidos plenamente imbuidos de esa lógica, sobre todo porque son demasiados actores los que querrán ser partícipes de la negociación y querrán tener voz y voto en ellos, independientemente de dirigencias partidarias y líderes legislativos (sin contar los gobernadores que quieren imponer sus condiciones y tienen peso como para hacerlo o los presidentes municipales que están buscando contrarrestar esa influencia de los gobernadores). Y alguien tendrá que negociar con ellos, y eso agudizará la contradicciones partidarias y multiplicará el costo de la negociación, sobre todo cuando no hay claridad en los diferentes actores hacia dónde se quiere llevar ésta, más allá de aceptar que, lo políticamente correcto, es decir que sí tendremos acuerdos legislativos antes de fin de año. En esto, como se decía antes, hay que tener el pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad.

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