Los nuevos chicos de la banda
Columna JFM

Los nuevos chicos de la banda

Con sus intervenciones en San Lázaro y sus participación en un programa con López Dóriga, los nuevos coordinadores legislativos demostraron de qué están hechos, cuáles serán sus potencialidades y sus carencias. Elba Esther Gordillo, Francisco Barrio, Pablo Gómez, los nuevos coordinadores parlamentarios del PRI, PAN, PRD confirmaron que será difícil obtener acuerdos en la cámara de diputados. El más coherente fue Pablo Gómez es un hombre inteligente, informado y bastante soberbio intelectualmente, fue duro en la crítica, colocó el tema del Fobaproa en el centro de su discurso, se opuso a reformas privatizadoras.

En un día mostraron cómo va a estar la jugada. Con sus intervenciones en San Lázaro y su participación en la noche del primero de septiembre en un programa con López Dóriga, los nuevos coordinadores legislativos demostraron de qué están hechos, cuáles serán sus potencialidades y sus carencias.
Elba Esther Gordillo, Francisco Barrio y Pablo Gómez, los nuevos coordinadores parlamentarios del PRI, PAN y PRD confirmaron que, si bien todos hablan de acuerdos, obtenerlos en la cámara de diputados será más difícil de lo que muchos creen, por la propia situación que viven los partidos y en ocasiones por las limitaciones de alguno de sus líderes.

En este sentido, el más coherente con lo que se esperaba de él fue Pablo Gómez. El coordinador parlamentario del PRD es un hombre inteligente, informado y también bastante soberbio intelectualmente. Su posición no tuvo novedades: fue duro en la crítica, colocó el tema del Fobaproa en el centro de su discurso, se opuso a reformas privatizadoras y está apostando a que si se da la alianza PRI-PAN, su partido pueda parecer como alternativa. Lo ha hecho el PRD, con variantes, casi desde su fundación, en ocasiones le ha funcionado pero, en general, cuando se hacen los balances de todo el proceso, termina pagando costos, sobre todo si la alianza de sus adversarios tiene éxito. De todas formas Pablo Gómez será una presión constante, sobre todo, como se vio en el programa de Televisa, para Barrio Terrazas.

El coordinador del PAN está pasando por un mal momento, y no sé, sinceramente lo dudo, que el trabajo legislativo sea lo suyo, sobre todo por la precisión con que hay que tratar determinados temas. El lunes dijo en la citada mesa que la participación fiscal de la CFE y de Pemex eran similares: Gómez lo puso fatal porque, evidentemente, la distancia entre ambas empresas es mucha. Luego se fueron con el tema de los apagones recientes en Nueva York y Londres y Barrio dijo algo que dejó perplejos a todos: que lo de Londres demostraba que esos problemas se daban igual en empresas privadas o públicas, argumentado que las encargadas de aprovisionar energía a la capital británica eran de éstas últimas, o sea propiedad del Estado. Gravísimo error: desde la época de la señora Thatcher, las empresas de energía británicas han tenido una participación creciente de intervención privada y como el propio gobierno de Londres lo dejó en claro cuando se dieron esos hechos, la responsabilidad del apagón de días pasados fue de las empresas (privadas) que operan el sistema. Un ciudadano de la calle no tiene porqué saberlo, un coordinador parlamentario que está impulsando una reforma energética y que quiere utilizar el caso como argumento, está obligado a conocer al detalle por lo menos la propiedad pública o privada de las empresas involucradas.

Barrio ya se había visto mal en el propio informe. Nadie comprendió porqué durante toda su intervención estuvo inclinado sobre sus papeles sin mirar ni por casualidad al auditorio que tenía enfrente. Quizás, muy probablemente, por su debut en esas lides parlamentarias, esperando que los nervios no lo traicionaran. El discurso tampoco fue bueno: resultó ser casi un adelanto del informe presidencial, con cifras, datos y más de lo realizado por el gobierno que de las propuestas específicas de su partido. El ex gobernador de Chihuahua seguramente irá aprendiendo el oficio de legislador pero va a necesitar ayuda y su bancada está débil en ese sentido. Sin duda, cada vez tendrá más peso entre los legisladores blanquiazules Germán Martínez, segundo de a bordo de Barrio, pero con mucha más experiencia y sensibilidad para abordar estos temas. También habrá que fijar la atención en Margarita Zavala, que tendrá un rol protagónico en la bancada panista y recordar que Germán es un discípulo avanzado de Felipe Calderón, mientras que Margarita es la esposa del flamante secretario de Energía.

Barrio está apostando a su vez a una buena relación con Elba Esther Gordillo. La tiene, pero debería recordar que la maestra se va a mover de acuerdo con sus intereses en este campo. Apoyará lo que tenga que apoyar, dejará de lado lo que le convenga y tratará de establecer un mecanismo de acuerdos que le permitan, de alguna forma, tratar de llegar a lo que es su objetivo: una manejo similar de la cámara al que tuvo Diego Fernández de Cevallos entre 1991 y 1993, cuando se dieron las famosas reformas salinistas. Ahora la situación es diferente porque la disciplina no es la misma, ni en el PAN ni mucho menos en el PRI a la de aquellos años. El discurso de Elba Esther el lunes fue bueno, aunque no estuvo bien dicho. Elba sabe jugar sus cartas y lo hace con frialdad. Algunos legisladores priistas han insistido en que ellos no avalan el discurso de Elba Esther porque no fueron consultados sobre su contenido. Y es lógico que lo digan, aunque sepan que ello es irrealizable, que nunca se ha hecho y que, en última instancia lo ahí dicho parece ser bastante lógico y políticamente correcto. Elba Esther tiene razón al decir de que de poco le servirá al PRI recuperar el poder en el 2006 si se encuentra con un país deshecho. Habría que agregarle que cualquiera que quiera gobernar en el futuro tendrá que seguir haciéndolo sin mayorías legislativas propias. Y en esa lógica, la política de la oposición a ultranza dejará de rendir beneficios.

Pero ello no impide que las diferencias en torno a Elba Esther estén muy marcadas y que sea muy probable que en los temas neurálgicos la fracción del PRI termine votando en forma dividida. Será un ejercicio para Gordillo mucho más difícil y complejo de lo que quizás ella misma supone, porque los intereses que están en juego son muchos y las apuestas son muy altas. Podrá tener éxito pero no será indoloro y no se ve, ni de su parte ni de sus adversarios internos, predisposición para llegar a acuerdos que hagan viable el proceso.

La lógica de los duros, que les permitió ganar la última asamblea nacional del PRI y colocar candados en el programa partidario para evitar cambios en energía o política fiscal, es implacable, aunque esté equivocada. Ayer el senador Manuel Bartlett insistía en la exigencia de que no se permitiera en absoluto la inversión privada en el sector energético, que no se cambiara ni una coma de la constitución sobre el tema, argumentando que de esa forma se prepara el terreno para la privatización total del sector y uno no puede menos que preguntarse porqué tanta cerrazón: es lógico y correcto exigir que la cadena de distribución quede en manos exclusivas del Estado, pero, teniendo garantizada la distribución y teniendo a la CFE como empresa hegemónica del sector ¿porqué oponerse a la participación privada en la generación de energía como ocurre en todos los países del mundo?. Pero Manuel, uno de los políticos más inteligentes del priismo, no se moverá un ápice de esa posición porque sabe que así polariza y, por definición, logra nuclear un polo de legisladores en torno a su propuesta que quizás es minoritario pero que de esa forma le otorga un importante margen de maniobra.

De los otros coordinadores hay poco que decir: Jesús Martínez Alvarez, el oaxaqueño coordinador de Convergencia, demostró su experiencia y puso en la mesa una posición negociadora e inteligente, sabiendo el papel que puede jugar su partido. El coordinador del partido Verde, el empresario-boxeador Jorge Kawaghi se quedó en su curul porque su lugar fue ocupado por el hijo del dueño, el senador Jorge Emilio González, que también quiere jugar la baza de partido bisagra. Y el PT, en voz de Oscar González fue el que desentonó más, con un discurso duro, centrado en el Fobaproa y pidiendo la renuncia de Abascal y Canales en un espacio que, sea justa o no la demanda, no está concebido para eso. Difícilmente el PT dará luz más allá de su alianza con el PRD.

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