Lo dice el gran Joaquín Sabina: ?hay mujeres veneno, mujeres imán?, mujeres ?que empiezan la guerra firmando la paz?. Mujeres que se reunieron en la casa de Rosario Robles, quizás no hablaron de política porque la hicieron a su manera, comenzaron una guerra, firmando entre ellas la paz. Mujeres de todos colores políticos y partidarios, desde Marta Sahagún, Marta Lamas, Patricia Mercado, Elba Esther Gordillo, Beatriz Paredes, Margarita Zavala, Josefina Vázquez Mota, Dulce María Sauri, se reunieron según dijeron, para tomar un café y para conmemorar los 50 años del voto femenino.
Lo dice el gran Joaquín Sabina, que me imagino que
de esos temas seguramente sabe más que uno: "hay mujeres veneno, mujeres
imán", mujeres, dice el cantante español, "que empiezan
la guerra firmando la paz". Me temo que de esa estirpe son la gran mayoría
de las mujeres que el lunes en la tarde se reunieron en la casa de Rosario Robles
para no hablar, dijeron ellas según la versión oficial, de política.
Quizás no hablaron de política porque la hicieron, porque escribieron
una de las mejores páginas políticas de los últimos tiempos.
Quizás porque, a su manera, allí comenzaron una guerra (no de género
pero sí en pos de posiciones de poder) firmando entre ellas la paz.
¿Qué importancia puede tener que una veintena de mujeres de todos los colores políticos y partidarios, desde Marta Sahagún hasta Marta Lamas, desde Patricia Mercado hasta Elba Esther Gordillo, desde Beatriz Paredes hasta Margarita Zavala, desde Josefina Vázquez Mota hasta Dulce María Sauri, se hayan reunido para tomar, según dijeron, un café y organizar un acto público para conmemorar los 50 años del voto femenino?. Para algunos ninguna, en realidad mucha y ello va más allá, aunque no lo excluye, de la declaración de Marta Sahagún respecto a la posibilidad de que en el futuro una mujer pudiera ocupar la presidencia de la república.
El punto es que, a pesar de que el papel de las mujeres en el ámbito de la política es cada vez más destacado y que están asumiendo roles cada vez más importantes, en los hechos, como me decía una de las participantes en la reunión, en los espacios reales de poder hoy, a las mujeres les ha ido mal. Y tiene razón: por ejemplo, el año próximo se renovarán diez gubernaturas en todo el país. De los tres principales partidos, sólo en un caso, Zacatecas, parece haber una precandidata, Amalia García, con ciertas posibilidades, y en los hechos pareciera que los candidatos locales del PRD en ese estado pudieran estar en condiciones de desplazarla: si queda fuera, es casi imposible que exista en el 2004 una mujer gobernadora de su estado: hoy no hay ninguna. En los partido la situación no es mejor: Rosario Robles tuvo que dejar la presidencia nacional del PRD en una situación muy difícil, donde quizás ella misma tomó una decisión errónea al renunciar, pero donde, también, fue orillada a abandonar esa posición; Elba Esther está lejos de ser una ingenua dama que puede ser asustada por los pesos pesados de la política mexicana, pero su liderazgo en la bancada priista en la cámara de diputados no está exenta, al contrario, de adversidades; Beatriz Paredes, una de las mujeres más talentosas y reconocidas del priismo y de la política nacional, casi tuvo la misma cantidad de votos que Roberto Madrazo en la renovación de la dirigencia priista y terminó su periodo al frente de la fracción tricolor en la cámara de diputados con un amplio reconocimiento de propios y extraños…y es la primera vez desde fines de los años 70 que no tiene ninguna posición política ni administrativa, ni en su partido ni en la administración ni en el legislativo; Patricia Mercado fue la revelación de las pasadas elecciones: ningún personaje, de ningún partido, generó tanta atención y pocos tanto respeto…pero México Posible, un partido que apostó y muy alto por el papel de las mujeres, apenas si alcanzó el uno por ciento de los votos. Nadie más cerca del poder que Marta Sahagún, una mujer controvertida, con aciertos y errores, pero su intento de trascender en su papel de simple primera dama, ha sufrido una fuerte artillería pesada en su contra en muchas ocasiones justificada, en otras con saña excesiva (una pregunta: ¿existe mucha diferencia entre el costo de la ropa de un hombre como el presidente de la república y el de su esposa?¿por qué la ropa del presidente o de cualquier dirigente político no es motivo de análisis y el de Marta -o de otras mujeres como Rosario o Elba Esther- es causa, justificado o no, de escándalo?); en el gabinete presidencial, donde el candidato Fox había dicho que las mujeres tendrían posiciones como nunca antes, hoy sólo queda Josefina Vázquez Mota. El recuento de daños podría continuar, por ejemplo, ya van por lo menos dos mujeres que renuncian a sus curules en la cámara de diputados para dejarlo a sus suplentes, en un mecanismo diseñado exclusivamente para cubrir las cuotas de género impuestas por la legislación electoral y los propios partidos, pero también para engañar al electorado regresando esas posiciones a hombres en cuanto esas mujeres toman posesión de sus cargos.
¿Qué está pasando que, a pesar de todo, las mujeres no están avanzando en términos reales en posiciones de poder?. Seguramente existen razones sociales, culturales y políticas muy específicas. Sin duda el machismo juega su papel, pero una de las cosas que se preguntaron las mujeres reunidas en casa de Rosario, es porqué mientras la mujeres están avanzando en terrenos tan difíciles y competitivos como el de los negocios y la iniciativa privada, los deportes, la cultura o los medios, en la política no sólo no ha existido en los últimos tres años un avance real sino que incluso se ha registrado un retroceso (hasta hace unos meses, dos de los tres principales partidos políticos del país estaban encabezados por mujeres, hoy no hay en la presidencia de ninguno de ellos una mujer, y salvo el caso de Elba Esther, no hay mujeres siquiera en alguno de los niveles más altos de sus dirigencias). Porqué, además, ello se está reflejando en el elevado índice de abstencionismo de las mujeres: ellas fueron decisivas, por ejemplo, en el triunfo de Fox en el 2000, pero en el 2003 un porcentaje muy importante de mujeres decidió, simplemente, no participar.
Qué está pasando, se deben haber preguntado con la agenda de género de las mujeres. En los hechos desde 1998 cuando se estableció una estrategia de distintos grupos de mujeres de todos los partidos para sacar adelante la legislación contra la violencia familiar (que generó incluso un voto dividido de hombres y mujeres en los partidos, en forma muy destacada en el PAN), no ha habido pactos entre los distintos grupos femeninos para sacar adelante un agenda mínima de género. Casos incluso tan terribles y urgentes como el de los asesinatos en Ciudad Juárez no han terminado de generar un frente unido de las mujeres de los distintos partidos, como para presentar una posición uniforme al respecto. Claro que el machismo tiene mucho que ver, pero no deja de ser paradójico que, cuando se analiza el potencial político y el talento de las mujeres reunidas el lunes en la tarde, ello no se corresponda, hoy, con el poder real que esas mujeres deberían tener, como grupo, como género, en la sociedad política.
El encuentro del lunes había sido antecedido por una reunión similar, pero de menor convocatoria, hace dos semanas, en la casa de Margarita Dalton, en Oaxaca, y se espera otra reunión, ahora sí con las mismas mujeres convocadas este lunes, dentro de una semana. Habrá, sin duda, acuerdos para celebrar el medio siglo del voto femenino, pero quizás lo importante no sea eso que no es más que una efeméride en el calendario, sino la probabilidad de que de allí surja, finalmente, una agenda mínima pero muy concreta de género, de las mujeres en las defensa de sus propios intereses, y de los puntos básicos de interés nacional, que permita que recuperen, en todos los sentidos, los espacios que en el momento de mayor apertura y de mayores libertades civiles, inexplicablemente han ido perdiendo.
Y eso, resulta indudable, es parte, también, de juegos de poder. De mujeres que quieren participar del poder y ampliar sus espacios, de mujeres, recuperemos a Joaquín Sabina, que dicen "que sí cuando dicen que no" (y hablan quizás de sus candidaturas), o que, "ni cuando mienten (sobre sus aspiraciones) dicen la verdad". Se trata de espacios de poder: se los merecen, los deben recuperar pero los tendrán que ganar.
Archivos recuperados
El PAN se equivocó respecto a la multa que le aplicó el IFE. Su declaración oficial asegurando que la sanción en su contra es inequitativa y demasiado elevada y que por ello recurrirá al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para apelar en su favor, se puede entender en términos políticos pero en la práctica lo que ha generado es otra apelación, pero del PRI y el PRD que demandarán en el Trife una sanción mayor para el blanquiazul. Y no es descabellado que el Tribunal termine aumentando las penas. Y el factor Korrodi, al que tanto despreciaron, todavía pesará sobre el tema. En lugar de cerrar el expediente Amigos de Fox, el PAN lo vuelve a abrir, un día sí y el otro también. Se equivoca.