No creo que jamás Felipe Calderón se haya imaginado a si mismo, presentándose en la sede nacional del PRI, como representante de un gobierno panista, ni proponiéndoles que ellos avanzaran en su propuesta de reforma y de hacer los cambios que consideraran pertinentes a la que les estaba presentando el ejecutivo y que esa reunión, hubiera transcurrido en buenos términos con la mayoría de los asistentes. Felipe Calderón vivió una reunión inédita, donde además, el ex presidente nacional del PAN llegó acompañado por Alfredo Elías Ayub y Nicéforo Guerrero.
No creo que jamás Felipe Calderón se haya imaginado a sí mismo, presentándose en la sede nacional del PRI para reunirse con buena parte de su dirigencia. Creo que tampoco debe haberse imaginado proponiéndole al PRI, como representante de un gobierno panista, que ellos avanzaran en su propuesta de reforma o que le hicieran los cambios que consideraran pertinentes a la que les estaba presentando el ejecutivo, y tampoco que esa reunión, en términos generales, hubiera transcurrido en buenos términos con la mayoría de los asistentes. Quizás en algún sueño lúdico podría haber imaginado al líder cetemista, Leonardo Rodríguez Alcaine diciéndole a Manuel Bartlett que, con sus propuestas, no pensaba en el país sino en su futuro político y escuchar al senador poblano acusar al cetemista de poco nacionalista, reivindicando a Francisco Pérez Ríos como un auténtico dirigente sindical.
Pues bien, todo eso y más vivió Felipe Calderón en las cuatro horas en las que estuvo reunido con los priistas el día de ayer. Una reunión inédita donde, además, el ex presidente nacional del PAN llegó acompañado con dos destacados funcionarios del sector energético del gobierno foxista que, paradójicamente, son priistas: Alfredo Elías Ayub, director de la Comisión Federal de Electricidad y Nicéforo Guerrero, subsecretario de energía. Una reunión donde, quizás, comenzó a darse el paso decisivo para que en el PRI se termine aceptando una reforma energética, constitucional, que probablemente no será igual a la propuesta por el ejecutivo pero en donde se acepte la participación privada en la generación de energía eléctrica. Una reunión en la cual se demostró que, por lo menos entre dirigentes partidarios, gobernadores, legisladores y dirigentes sindicales, la propuesta de no realizar reforma alguna se está quedando sin adherentes.
El encuentro comenzó con un discurso, esencialmente político, de Calderón sobre la necesidad de la reforma; con una explicación técnica de lo que se busca de parte de Elías Ayub y del marco jurídico existente y sus posibles modificaciones de parte de Guerrero. Inmediatamente la respuesta partió de Bartlett, esgrimiendo sus conocidas posiciones respecto a la imposibilidad del PRI de realizar cambios a la constitución sobre el tema, porque sus documentos básicos se lo prohíben y le siguió una desafortunadísima intervención de Oscar Cantón Zetina que, además de confundirse con las cifras, terminó subrayando que la suya era una posición de "nacionalismo nacionalista".
Pero lo que comenzó a modificar la situación fue la posición de varios de los principales expertos que el PRI tiene en estos temas: Rogelio Gasca Neri, insistió en la posibilidad de abrir el sector de generación a la inversión extranjera sin que ello implique la pérdida de la rectoría estatal ni la privatización de la CFE; Carlos Ruiz Sacristán rebatió la posición de Bartlett respecto a las utilidades que genera la propia CFE argumentando que, regularmente y salvo que sean muy mal administradas, todas las empresas monopólicas deben ser rentables y José Angel Gurría explicó porqué, desde un esquema financiero, la empresa no debía endeudarse para crecer, que es la alternativa a no abrir la inversión en el área de generación.
A ellos les volvió a rebatir el senador Bartlett con un discurso esencialmente político-partidista. Pero la sorpresa del día fue que quien contestó al senador, fue el líder del sindicato de electricistas, Leonardo Rodríguez Alcaine que expresamente se dijo a favor de la reforma, sostuvo que su sindicato la apoyará y le espetó a su compañero de partido que "mejor pensara en el país y menos en sus intereses personales". Bartlett lo comparó con su ya lejano antecesor, Francisco Pérez Ríos, de quien dijo que ese sí había sido un dirigente sindical nacionalista.
Allí quedaron expuestos los juegos en la correlación de fuerzas: varios de los gobernadores están explícitamente a favor de que se realice la reforma para permitir la generación privada de energía, entre otras razones porque necesitan esas inversiones potenciales; buena parte de los legisladores también y, a ellos se sumaron, dice Rodríguez Alcaine, el SUTERM y la propia CTM. Si consideramos que, por ejemplo, Ruiz Sacristán es un cercano colaborador de Heladio Ramírez en la CTM, y el silencio que sobre el tema ha observado en los últimos tiempos el dirigentes de la CNOP, Manlio Fabio Beltrones, el equilibrio interno en el PRI parecería inclinarse claramente hacia los partidarios de la reforma. Por eso, probablemente, Roberto Madrazo ya en dos oportunidades ha dejado abierta esa posibilidad y también por eso, ayer, Miguel Angel Yunes, sentó, al final del encuentro, una posición que pareciera ser la de la dirigencia de su partido.
¿Qué dijo Yunes?. Tres cosas que pueden estar en la base de la propuesta que el PRI dice estar trabajando. Primero, respecto a los documentos básicos de su partido, sostuvo que se debe realizar un análisis completo de ellos y destacó que allí se plantea que sí se puede aceptar la inversión adicional y la reforma en el marco normativo de Pemex y la CFE si fuera necesario para eficientar su funcionamiento. Destacó que no puede realizarse una asamblea nacional cada vez que su partido debe analizar un propuesta de fondo, si se considera que los intereses de la nación están por encima de los del partido. Les recordó a los asistentes, sobre todo a quienes se oponían a la reforma, cómo varios de ellos eran legisladores cuando en el trienio 91-94 se reformaron los artículos tercero, 27 y 130 constitucional. Pero, sobre todo, en algo que aparentemente será el eje en torno al cual girará la propuesta del PRI sobre el tema, sacó a colación dos artículos constitucionales: el 27, que en su párrafo séptimo dice que la exclusividad de la Nación para la generación de energía es "cuando tenga por objeto la prestación de servicio público" y el 28, donde se dice que "en caso de interés general (el Estado) podrá concesionar la prestación de servicios públicos", que es la tesis que se utiliza en actividades prioritarias en las cuales, sin embargo, el Estado mantiene su rectoría, como el sector de ferrocarriles o del sistema satelital, entre varios otros.
Con todo, si se opta por la reforma energética, ésta tendría que ser constitucional, no podría girar, como se ha dicho, sólo sobre las leyes secundarias, entre otras razones porque existe una resolución de la Corte que obliga a compatibilizar las leyes sobre el sector aprobadas en 1992 con la letra constitucional. Pero en esa lógica y si no se cometen errores en la negociación, pareciera que en el PRI se están abriendo los espacios para la reforma energética, si no es con base en la propuesta gubernamental deberá ser con la suya, con la que el propio PRI presente, porque, insistimos, si quiere recuperar el poder en el 2006 tendrá que demostrar que no sólo puede ser oposición sino que también puede avanzar en sus propuestas y soluciones.
El cardenal viaja a Roma
Cuando se produjo la desafortunada reunión en el rancho de San Cristóbal entre el presidente Fox y el cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval Iñiguez, éste aseguró que el presidente se había comprometido en terminar la investigación en su contra "en diez o quince días". Nos preguntamos porqué la prisa del cardenal y esa fecha tan terminante. Y la respuesta, dijimos, no estaba en México, sino en Roma, porque cuando mañana 15 de octubre comenzaran los trabajos para celebrar los 25 años de pontificado de Juan Pablo II, el cardenal quería llegar con sus pares ya libre de toda investigación en su contra. Llegó la fecha y exactamente el día anterior de viajar a Roma, el cardenal anunció urbi et urbe que la PGR ya lo había "exonerado" de cualquier delito y que la investigación en su contra había concluido. Una vez más, no es verdad: ayer, la propia PGR tuvo que desmentir al cardenal y asegurar que la investigación que lo involucra está lejos de haber concluido y de haber sido cerrada. Pero, además, el cardenal tendría que recordar que los únicos que condenan o exoneran son los jueces, no un funcionario público por más importante que sea. Pero para el cardenal lo importante, ayer, eran los titulares de prensa para poder mostrarlos en Roma.