Nueva York, 26 de octubre.- Mientras la administración Fox asegura que en la reunión de Bangkok con el presidente Bush logró relanzar la agenda migratoria y que en el próximo encuentro entre ambos mandatarios en el rancho en Texas de Bush se abordará nuevamente el tema, el hecho es que en Washington están mucho más preocupados en la reconstrucción de Irak, en los recursos que se necesitarán para ello, en el papel que le darán a Turquía como principal proveedor de fuerzas militares para reemplazar a las estadounidenses en la región (lo que probablemente agravará las cosas porque si hay una nación que los iraquíes quieren menos que los estadounidenses para que estén asentados en su territorio esos son los turcos), en los recientes atentados en la capital iraquí y en las movilizaciones de paz que se suceden cada vez con mayor frecuencia dentro de los propios Estados Unidos, pero también por demostrar claramente cuál es su verdadera agenda migratoria.
Nueva York, 26 de octubre.- Mientras la administración Fox asegura que en la reunión de Bangkok con el presidente Bush logró relanzar la agenda migratoria y que en el próximo encuentro entre ambos mandatarios en el rancho en Texas de Bush se abordará nuevamente el tema, el hecho es que en Washington están mucho más preocupados en la reconstrucción de Irak, en los recursos que se necesitarán para ello, en el papel que le darán a Turquía como principal proveedor de fuerzas militares para reemplazar a las estadounidenses en la región (lo que probablemente agravará las cosas porque si hay una nación que los iraquíes quieren menos que los estadounidenses para que estén asentados en su territorio esos son los turcos), en los recientes atentados en la capital iraquí y en las movilizaciones de paz que se suceden cada vez con mayor frecuencia dentro de los propios Estados Unidos, pero también por demostrar claramente cuál es su verdadera agenda migratoria.
El jueves el Servicio de Inmigración y Naturalización estadounidense realizó una gran redada en 21 estados del país simultáneamente. El objetivo fue la mayor cadenas de tiendas de autoservicio de Estados Unidos y del mundo (y obviamente también de México), Wall Mart, que es, además, el mayor empleador de mano de obra en su país. No se detuvo a ningún ejecutivo de Wall Mart pero sí a 250 empleados de limpieza, todos ellos indocumentados y la gran mayoría de origen mexicano.
El SIN en una declaración pública destacó el fin de semana que ese operativo es una muestra de "la agresividad" con la que piensa "hacer cumplir con las leyes de migración" y una llamada de atención para las empresas para que se aseguren que sus trabajadores aunque sean contratados por subsidiarias, no sean indocumentados. Los 250 empleados detenidos y sus familias se enfrentan ahora un proceso de expulsión del país y no recuperarán nada de lo que perdieron además del trabajo. Wall Mart es la compañía no sólo con mayores ventas al público del mundo y la que mayor cantidad de mano de obra ocupa sino también la que mayores utilidades ha generado para sus accionistas en los últimos años. Pero sus trabajadores de limpieza, como los detenidos en las redadas del jueves en la noche están muy lejos de ser los mejor pagados del mundo.
Estos trabajadores, la mayoría de ellos mexicanos, comenzaban su jornada de trabajo a las once de la noche y la terminaban en la mañana siguiente. Tenían un salario de cuatrocientos dólares semanales (mucho menos que el salario mínimo), de los que se les descontaban impuestos y seguridad social, trabajaban 56 horas a la semana y no tenían un solo día de descanso en el año. Algunos de los entrevistados que llevaban tres años laborando en una de las tiendas de Wall Mart, por ejemplo, en New Jersey, reconocen haber tenido, desde entonces, dos días de descanso al año: la nochebuena y la de fin de año. Todas las demás debían trabajar y si faltaban sencillamente eran despedidos. Ahora serán deportados, ellos y sus familias, algunas con varios años residiendo en los diferentes estados de la Unión Americana (recordemos que el operativo abarcó 21 entidades) y, por supuesto, no recobrarán ni sus bienes, ni las cuotas de seguridad social que, aunque no la recibieran, aportaron al estado.
Aparentemente nadie en Wall Mart tendrá problemas mayores, en todo caso se le aplicará una multa a las empresas subsidiarias que los proveen de mano d obra para la limpieza de sus locales. Su argumento es que ellos subcontratan los servicios y no son responsables de las tareas de limpieza, pese a que ésta es una investigación que comenzó hace años y que existen incluso hasta pláticas telefónicas grabadas entre los encargados de las distintas tiendas hablando sobre la situación de sus trabajadores. Una pregunta adicional, ahora que se habla de relanzar el acuerdo migratorio sería saber porqué si esta investigación se inició desde 1998 y desde tiempo atrás se tenía la información sobre lo que sucedía en Wall Mart se decidió proceder precisamente ahora.
Además, el proceso no deja de ser interesante: Wall Mart, como muchas otras empresas que ocupan trabajadores sin documentos, maximiza sus utilidades en sus casas matrices y desde allí exporta productos y servicios a los diferentes países, entre ellos, por ejemplo, México. En nuestro país, la feroz competencia que desarrolla esta empresa ha obligado a cerrar a numerosas tiendas (los changarros tan idealizados por la administración Fox) e incluso ha desplazado a cadenas comerciales completas. Ello acrecienta obviamente el desempleo y cada vez más desempleados se ve obligado a tratar de cruzar la frontera para probar suerte del otro lado de la frontera. Y eso aumenta la oferta de trabajo para empresas como Wall Mart y las hace más competitivas. El negocio es perfecto.
Evidentemente, la situación de los trabajadores detenidos esta semana no será tema de conversación entre los presidentes Fox y Bush, ellos son, sólo, unas piezas desechables de un juego en el cual no participan, no tienen voz ni voto. El hecho es que nada en la actitud ni en la política de la administración Bush pareciera que estuviera confirmando la intención de su gobierno de modificar, aunque sea con algunos gestos de buena voluntad, la situación de los trabajadores migratorios: han crecido las deportaciones, incluso la de niños que no son acompañados por sus padres, las declaraciones sobre el tema son cada vez más agresivas, las medidas más duras contra los migrantes y, como se comprobó ahora con el caso de Wall Mart, terminan siendo parte de una operación mucho mayor donde la advertencia a las empresas que contratan indocumentados no va de la mano, por supuesto, con las sanciones correspondientes.
Por supuesto que la revisión de la política migratoria es necesaria, en realidad imprescindible. Pero independientemente de las declaraciones se debe comprender que la misma no está en la agenda de la administración Bush y mucho menos en sus objetivos inmediatos. Por el contrario: la administración Bush está concentrada en el tema Irak, donde México no puede hacer contribución alguna y en su propia reelección, donde Bush ha comprobado con la elección en California que la comunidad méxico-americana no ha logrado aún un nivel de cohesión que le permita ejercer un voto unido y tras objetivos comunes. Entonces, como México y la migración no están en la agenda, tendrán el tratamiento correspondiente, serán un tema del que quizás se hablará entre barbacoa y barbacoa allá en el rancho de Texas del presidente Bush pero la política real seguirá marcada por operativos como el de Wall Mart, con trabajadores mexicanos sobrexplotados y deportados y empresas que aprovechan esa creciente y barata mano de obra. ¿Para qué cambiaría hoy la administración Bush una política que le ha rendido tantos beneficios?
Calderón y Creel: el tiempo sí importa
La reforma enrgética dejó en el fin de semana dos mensajes políticos importantes. Primero, una diferencia de opiniones entre el secretario de energía, Felipe Calderón y el de Gobernación, Santiago Creel sobre los tiempos de la propia reforma: obviamente, Calderón, por razones d su cargo y también políticas, está mucho más apurado que Creel para que ésta salga adelante. Y ello se reflejó en las declaraciones de ambos. Y por otra parte, la dirección nacional del PRI ya dio luz verde a la reforma: será como se dijo en su momento, sin privatización de CFE y con rectoría del estado sobre transmisión y tarifas. No es un mal acuerdo.