Renuncio a tratar de comprender qué sucede con la comunicación interna del gobierno federal: son tantas las contradicciones, los funcionarios enfrentados entre sí, que resulta difícil seguir cuál es la posición de cada uno de ellos y hacia dónde se dirige el gobierno. El presidente Fox este lunes aseguró que no había propuestas concretas de venta o desincorporación de empresas públicas, a IMCINE, el CCC y los estudios Churubusco, así como la agencia Notimex, entre otras.
Renuncio a tratar de comprender qué sucede con la comunicación interna del gobierno federal: son tantas las contradicciones, los funcionarios enfrentados entre sí, que resulta hasta difícil seguir cuál es la posición de cada uno de ellos y hacia dónde se dirige el gobierno como un todo. El caso más notable lo proporcionó el presidente Fox este lunes cuando aseguró que no había "propuestas concretas" de venta o desincorporación de empresas públicas (refiriéndose a IMCINE, el CCC y los estudios Churubusco, así como la agencia Notimex, entre otras), dijo que se trataba, lisa y llanamente, de un invento de los medios.
Lo desconcertante, como prácticamente todos los medios lo hicieron notar, es que no sólo esas propuestas concretas existen sino que forman parte del proyecto de decreto de presupuesto federal para el 2004 presentado hace ya dos semanas por el propio ejecutivo federal al Congreso y firmado por el propio presidente Fox. Evidentemente no se trata de "análisis superfluos" como dijo el presidente, sino de una incomprensible falta de información del propio mandatario sobre el proyecto presupuestal enviado al congreso por él mismo. Y si alguien engañó al presidente y presentó en ese documento propuestas que éste no consideraba convenientes evidentemente no puede permanecer en su cargo.
Pero esa no es más que una de las innumerables contradicciones que se han generado con este tema. Hasta ahora, la secretaría de Gobernación y la de Hacienda se hacen mutuamente responsables de esas decisiones. Gobernación, que sería la dependencia afectada políticamente por esas medidas, ha dado a entender que esa fue una decisión inconsulta de Hacienda, y muchos analistas consideran que fue una suerte de revancha de la gente de Gil Díaz por haber quedado desplazados de la negociación sobre el paquete económico y por no presionar para la reelección de Guillermo Ortiz Martínez en el Banco de México. Las voces cercanas a Hacienda acusan a Gobernación y particularmente a Creel, de negociar políticamente los aspectos técnicos del presupuesto y de la política económica para afianzar su precandidatura presidencial. Gobernación da a entender que no estuvo enterada de la incorporación de la decisión de desincorporar esas empresas públicas ligadas a la cultura y la información, pero en Hacienda recuerdan que fue el subsecretario Humberto Aguilar Coronado quien entregó el documento a la cámara de diputados. ¿Quién dirá la verdad?¿quién miente?: probablemente los dos.
Mientras tanto y como si se tratara de un ente ajeno al gobierno, la directora de CONCULTA, la señora Sari Bermúdez tardó dos semanas en reaccionar después de conocer la propuesta desincorporadora del paquete económico 2004. Inmediatamente después de presentado el documento, hizo publicar un desplegado que nadie entendió, quizás porque estaba escrito en español pero las palabras no tenían un orden lógico. Nadie pudo saber si el CONCULTA apoyaba la desincorporación de IMCINE, el CCC y los estudios Churubusco o no, si apoyaba el IVA en libros y revistas o no, o si todo lo contrario. La señora Bermúdez esperó que hubiera durante quince días señales claras de la oposición a ese proyecto para, finalmente, decir que no estaba de acuerdo, responsabilizar del mismo a Hacienda y tratar de deslindar del proyecto presupuestal nada menos que al presidente Fox (¿no comprenden sus colaboradores que así, diciendo que no está enterado, que no son sus decisiones, en lugar de fortalecer la imagen de su jefe la debilitan y lo muestran como un presidente que no sabe qué hacen sus funcionarios?).
El que más se ha lucido con todo esto es el secretario de Educación Pública: no ha dicho ni una palabra. A la SEP que haya o no institutos de cine, agencias públicas de noticias, si los libros se encarecen o si truena la industria editorial, parece tenerla sin cuidado. Simplemente no se recuerda una sola posición pública sobre el tema del secretario Reyes Tamez o de cualquiera de los funcionarios de alto nivel de la secretaría.
No se trata de temas menores, sino de la principal negociación en la que están involucrados el gobierno federal, los partidos políticos y el congreso en el último año, y quizás por sus repercusiones, la negociación (junto con aquella que impidió la huelga en Pemex) más importante del sexenio. Entonces resulta incomprensible esa falta de coordinación, esos mensajes contradictorios y la propia actitud presidencial ante esos hechos.
Si el económico y fiscal es un capítulo trascendente para el futuro de la administración, las relaciones diplomáticas, internacionales del propio gobierno, particularmente con Estados Unidos, no lo son menos. Y en ese terreno se ha vivido en estos días, nuevamente, un ambiente de confrontación interna: las declaraciones de Aguilar Zinser sobre el camote y el patio trasero, el desmentido del presidente Fox y de Luis Ernesto Derbez, la larguísima reunión de Adolfo y Derbez el lunes, el anuncio, desconcertante también, de que Aguilar Zinser dejará la representación en la ONU pero a partir del primero de enero. ¿Por qué desconcertante? Porque si realmente lo que se percibe es una contradicción grave en la forma de entender y aplicar la política exterior de México, ni el gobierno federal debería mantener a Adolfo en la ONU los próximos 45 días, ni Aguilar Zinser tendría que aceptarlo, ya que su legitimidad como representante de la administración Fox en esa importantísima institución internacional, ha quedado descalificada por el propio gobierno. Cuando se presenta una crisis de estas característica no se postergan las decisiones tanto tiempo, no es sano para ninguno de los actores involucrados. Pero esa es casi una tradición en este gobierno.
La foto de la crisis y El Bigotón
La foto se publicó ayer en prácticamente todos los periódicos. Está publicada en el libro Me la jugué, de Lino Korrodi. Allí se ven en una reunión de trabajo en Tlacotlalpan, Veracruz, a mediados del 99, a los hombres que dieron forma al foxismo y lo terminaron llevando a Los Pinos. Allí están Korrodi, el propio Fox, Jorge Castañeda, Rodolfo Elizondo, Adolfo Aguilar Zinser, Santiago Creel, José Luis El Bigotón González y Ramón Muñoz. José Luis, como se sabe, falleció el sábado en un accidente, en su motocicleta, cerca de Valle de Bravo. Pero no es sólo la fatalidad la que ha desarticulado a ese equipo en su momento triunfador, sino las profundas divisiones que ya en el poder se presentaron entre ellos. El Bigotón, como se sabe dejó el equipo de campaña muy temprano, a fines de 1999. Pero los demás siguieron y hoy los que no están fuera del poder, están crudamente enfrentados por éste. Korrodi, quien se considera "el mejor amigo de Fox" rompió tiempo atrás con González, pero también en forma notoria con Santiago Creel y con Ramón Muñoz. Castañeda sigue siendo muy amigo de Korrodi y de Elizondo, pero no sólo está fuera del gobierno, sino también enfrentado políticamente con Creel, con Muñoz y no hablemos con Aguilar Zinser. Creel es hoy un precandidato del panismo a la presidencia de la república en el 2006, pero de todos los que están en esa foto, probablemente sólo podría contar hoy, como aliado, con el fallecido Bigotón González. Muñoz es uno de los hombres fuertes de Los Pinos y sigue siendo un personaje muy influyente con el propio Fox, pero hoy está distanciado de Castañeda, de Korrodi, de Aguilar, de Elizondo, en menor medida de Creel. Ahí está, en buena medida el secreto de los problemas y las decepciones que se han generado en el foxismo: poco tiene que ver el proyecto actual con el espíritu que en aquellos meses de mediados del 99 reflejaban aquellos hombres y una mujer que no está en la foto pero de cuya influencia en ese proceso nadie duda: Marta Sahagún, entonces vocera del candidato. La crisis con Korrodi, la ruptura con Aguilar Zinser y con Castañeda, la división interna entre Elizondo, Creel y Muñoz fueron las señales de que el foxismo original, aquel del 99, murió trágicamente, como el sábado pasado el Bigotón González.