Al momento de escribir estas líneas la llamada megamarcha ya estaba en camino hacía el
Zócalo. Es una demostración de poder. La megamarcha que comenzó con una convocatoria de Cuauhtémoc Cárdenas, Manuel Bartlett y José Murat, terminó siendo un conglomerado de agrupaciones donde confluyen desde conservadores hasta el EPR, neozapatistas, diputados del PRD, senadores del PRI. Lo que comenzó siendo una marcha contra la privatización de la energía eléctrica.
Al momento de escribir estas líneas la llamada megamarcha ya estaba en camino hacia el Zócalo. Es una demostración de poder, no siempre se puede sacar a miles de personas a la calle en forma coordinada y organizada, pero también es un ejercicio político con objetivos poco claros. La megamarcha que comenzó con una convocatoria de Cuauhtémoc Cárdenas, Manuel Bartlett y José Murat, terminó siendo hoy un conglomerado de agrupaciones donde confluyen desde priistas de los más conservadores hasta el EPR, desde neozapatistas hasta los sindicalistas de UNT, desde la priista CNC hasta los miembros de El Barzón, desde los diputados del PRD hasta senadores del PRI.
Los objetivos también se han transformado: lo que comenzó siendo una marcha contra la privatización de la energía eléctrica, terminó sumando una innumerable lista de demandas que van desde el rechazo de la política económica de Vicente Fox hasta la exigencia por la investigación de los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez. Todo cabe en una megmarcha sabiéndolo acomodar, diría un slogan publicitario, pero el problema es que fuera del legítimo derecho a la indignación social por éstos o muchos otros temas, los impulsores de la marcha no parecen ni quieren tener una propuesta alternativa común respecto a la oficial.
Por supuesto que el presidente Fox ayudó y mucho, a los organizadores de la megamarcha al declarar el miércoles que el país va de maravilla y que sus cifras de desarrollo son las mejores en décadas. En el país de las cifras acomodadas para que den los resultados deseados, la realidad no tiene lugar. El presidente se equivoca en su respuesta, pero, más allá de ello, el punto es cuáles son las salidas, cuáles las alternativas. Los legisladores del PRI y el PRD insisten en que se ha perdido el liderazgo, y probablemente es verdad, y sostienen que no es responsabilidad de ellos buscarle soluciones a sus problemas, pero olvidan que ambos partidos tienen amplísimos espacios de poder y poderosos grupos parlamentarios y no atinan a proponer una salida, no para beneficiar al gobierno sino para consolidarse como lo que dicen que desean ser: una opción política para el futuro. Pero no lo entienden.
Llama la atención que, por ejemplo, los mismos personajes que dicen que sería grotesco buscar propuestas fiscales para el gobierno, hoy hayan puesto al servicio de la famosa megamarcha enormes recursos que, todo aparenta que son estatales, públicos. Porque estas movilizaciones tienen un costo, un costo alto, sobre todo cuando se trae gente de los estados, se la instala, se la moviliza. ¿No sería por lo menos igual de positivo utilizar ese poder para impulsar propuestas propias?.
En realidad, la posición del Consejo Coordinador Empresarial fue mucho más sólida y concreta que la de los partidos: señores legisladores, dijeron en otras palabras, busquen y encuentren una solución, porque mientras se marcha y se debate por espacios de poder poco y nada se hace en beneficio del país. Y tienen razón.
Hoy marcharon muchos priistas y al momento de escribir estas líneas también estaban comenzando a reunirse para decidir la suerte de Elba Esther Gordillo. Ese es un debate político importante pero no es, no puede ser el central: la pueden dejar en su cargo o puede caer la coordinadora de los diputados priistas, pero eso cambiará poco si en ese partido no deciden qué hacer, si su fuerza sigue sirviendo sólo para defender objetivos tan estrechos como la seguridad de un legislador acusado de un delito.
La pregunta es ¿qué proponen los priistas con o sin Elba Esther? Y eso no lo responden los dirigentes del partido: si nos basamos en la declaración del domingo pasado de Roberto Madrazo, en el plano fiscal se presentan sólo una serie de generalidades (la única diferencia sobre lo que habría presentado Gordillo sería el tema del IPI aunque ni siquiera se termina de tomar una posición al respecto); en otro ámbito, la reforma eléctrica que apoyó el propio Madrazo en diferentes spots de televisión tampoco ha avanzado en nada y el presidente del partido y el resto de los dirigentes del tricolor simplemente se echaron para atrás y le dejaron el terreno abierto a Bartlett, a Murat, a Cantón Zetina, a los sectores más duros de su partido, aunque es obvio que nadie está proponiendo la privatización de la CFE ni de la CLyFC.
El PRD no ha participado en las negociaciones de estas reformas. Ahora aseguran que, dentro de una semana, presentarán su propuesta en el terreno hacendario mientras que en el ámbito eléctrico han hecho suyas las demandas más duras de los marchantes de ayer. Se están equivocando: no están apostando por el futuro sino por el pasado. No en vano, en una difundida reunión que mantuvo con diputados, el propio Andrés Manuel López Obrador, les recomendó que avanzaran en la propuesta fiscal aunque se endurecieran en la eléctrica (quizás porque el impulsor de la eléctrica en el PRI era el propio Madrazo y porque el apoyo del SME es importante como fuerza de movilización para el gobierno capitalino).
Pero, una vez más, fue un empresario el que mejor deslindó los campos. Carlos Slim el miércoles dio una conferencia de prensa importante por lo que implica Slim como empresario pero también por el peso político que tiene el principal accionista del grupo Carso. A pesar de tantos escándalos legislativos, Slim lo que hizo fue avalar, prácticamente sin cambios, la misma reforma que presentaron los priistas: una tasa homologada de IVA de 13 por ciento, con alimentos y medicinas exentos y una reducción del ISR al 25 por ciento. Dijo Slim que las propuestas del PAN y la del PRI son muy similares y que no sería difícil encontrar una propuesta común. Interrogado sobre la del PRD sostuvo que "era bastante malita".
Lo que está sucediendo con Slim es bastante paradójico. Ya es la segunda ocasión en que el principal empresario del país trata de deslindarse de la asociación tan estrecha que le han creado (¿o que él ha construido?) con Andrés Manuel López Obrador. Ya en una ocasión insistió en una entrevista con proceso que a él le sería indiferente quién gane las elecciones del 2006, fuera el PRI, el PAN o el PRD. No fue destacada la delcaración y no pasó nada.
Ahora, en la conferencia de ayer, terminó dándole la razón al PRI (por lo menos al sector partidario de la reforma hacendaria) y al PAN, deslindándose del PRD, pero pocos, muy pocos, lo interpretaron así. En otras palabras: quieren que la posición de Slim quede etiquetada, aunque el empresario no lo desee.
La buena y la mala: Berruga a la ONU
La designación del subsecretario Enrique Berruga como representante de México ante la ONU, es algo más que un reconocimiento a la espléndida labor que, desde hace muchos años, Berruga viene desarrollando en el ámbito diplomático. Y en la ONU sin duda volverá a hacer un muy buen papel. Esa es la noticia buena, la mala es que Berruga es uno de los poquísimos funcionarios de carrera en los primeros niveles de la cancillería. Y su reemplazo generará un costo político, dejará un hueco en Tlatelolco.