A partir este cinco de febrero no sólo tendremos el inicio de la Convención Nacional Hacendaría, sino también, comienza un momento de definiciones claves para saber cómo evolucionarán los procesos electorales de este año; los partidos tienen que comenzar a definir candidatos y la disputa interna puede colapsar más de una candidatura.
A partir de este cinco de febrero no sólo tendremos el inicio de la Convención Nacional Hacendaria (o para la mayoría, el inicio de uno de los pocos buenos puentes vacacionales del año) sino también, a partir del lunes comienza un momento de definiciones claves para saber cómo evolucionarán los procesos electorales de este año: los partidos tienen que comenzar a definir candidatos y, en muchos casos, la disputa interna puede colapsar más de una candidatura.
El caso de Veracruz es uno de los más destacados. Todo indica que, finalmente, el gobernador Miguel Alemán y el líder priista Roberto Madrazo llegaron a un acuerdo. El que podría haber sido el candidato local más cercano al gobernador, el secretario de seguridad pública, Alejandro Montano, decidió anunciar públicamente que no buscará la candidatura y, en principio ésta ha quedado abierta para el senador Fidel Herrera que, como él mismo dijo, ha cumplido con "todo el librito" para ser candidato priista. Quedan, sin embargo, muchos hilos por amarrar: políticos locales que crecieron con Alemán y que buscarán un espacio propio, el enfrentamiento, indisimulado, entre Fidel Herrera y Miguel Angel Yunes que puede generar costos políticos muy altos para Herrera (en ese sentido, y como se han dado las cosas, Yunes se convierte en un adversario muy peligroso porque no tiene prácticamente nada que perder); además de otro enfrentamiento potencial, que tendrá costos menores, con Gustavo Carvajal Moreno. Pero sobre todo habrá que ver cómo repercuten esas rupturas y desprendimientos en las filas de la oposición: en los hechos todo parece estar listo para que el líder de Convergencia, Dante Delgado, termine siendo candidato de su partido y del PRD, en una alianza que quizás no le alcance al ex gobernador interino para regresar a la casa de gobierno en Xalapa, pero sí para presionar y mucho, desde la oposición a Herrera. Una oposición que, quizás, para beneficio del PRI, tiene en Gerardo Buganza, en el PAN, a otro candidato poderoso. La tesis original era una alianza de Convergencia, PRD y PAN tras una candidatura común que hubiera podido ser la de Delgado: yendo divididos, entonces queda la posibilidad, muy amplia, de que ante una división de los opositores, si no hay desprendimientos importantes en el PRI, la elección podría terminar inclinándose hacia Herrera, aunque la gobernabilidad posterior será por lo menos complicada.
Otro estado en el que el PRI tendrá que definir su candidato es Oaxaca. Mejor dicho: el candidato ya está decidido, será el senador Ulises Ruiz, ahora lo que necesitan es buscar consensos para evitar que la ruptura que ya ha sufrido el PRI de Oaxaca en los últimos años se profundice aún más. Por lo pronto, dos de los precandidatos, el ex secretario de gobierno, Héctor Anuar Mafud y el presidente del tribunal superior de justicia, Raúl Bolaños Cacho, que se habían registrado como precandidatos, decidieron retirarse del proceso. Mientras Bolaños Cacho se anunció que se reintegraría a la presidencia del tribunal, en la secretaría de Gobierno, José Murat designó a Celestino Alonso, reemplazando a Mafud, uno de los políticos más experimentados de Oaxaca y que no ha anunciado qué decisión tomará de cara al futuro. Otro aspirante, en su momento cercanísimo al gobernador Murat, es el líder de la cámara de diputados local, Juan Díaz Pimental que dijo que existían "dados cargados" a favor de Ulises y que incluso ha mantenido reuniones con el PRD tanteando la posibilidad de lograr una candidatura por ese partido si no llega a un arreglo con Murat y Ruiz. Mientras tanto, en la oposición se mantiene la posibilidad de conformar una alianza opositora en torno al PRD, el PAN y Convergencia. En realidad, la alianza a nivel local está decidida, lo que la ha contaminado es la lucha entre diversas personalidades, pero, sobre todo, el debate que se ha generado en el PRD sobre el tema de las alianzas. Será, muy probablemente la elección más disputada del año.
Ello, junto con la de Chihuahua, donde la situación es diferente: se trata de un enfrentamiento abierto entre el PRI y el PAN, donde ambos partidos tienen ya definidas sus posiciones y candidaturas: Reyes Baeza por el PRI y Javier Corral por el PAN. Será una disputa muy cerrada y por eso, aunque su peso electoral en el estado es muy pequeño, la presión para que el PRD termine apoyando a Corral ha sido muy fuerte. Son dos o tres puntos pero pueden decidir la elección, aunque, también, desde la óptica del perredismo cuauhtemista, esa alianza desfiguraría los propios objetivos del partido, aunque Corral, como dijo Cárdenas, es "su amigo".
Donde las cosas están tranquilas (y donde Ricardo Monreal ha sabido manejar muy bien todo el proceso) es en Zacatecas. Allí lo que amenazaba con un choque de trenes perredista y la creación de una alianza opositora, se diluyó con el acuerdo para la candidatura de Amalia García y, todo indica que difícilmente podrá haber algún candidato de cualquier partido, que pudiera siquiera preocupar seriamente a Amalia. Lo difícil en el caso de Zacatecas será después, cuando haya que gobernar, dividir posiciones entre los distintos grupos perredistas.
Otro estado gobernado por el PRD pero que sí tendrá problemas es Tlaxcala: en el PRI crece la posibilidad de que el senador Mariano González Zarur sea candidato (aunque hay varios otros aspirantes locales que dependen del apoyo que decida o no darles la ex gobernadora Beatriz Paredes), pero en el PRD, la precandidatura de la senadora y esposa del gobernador Alfonso Sánchez Anaya, la periodista Maricarmen Ramírez ha generado innumerables conflictos internos. Hay que recordar que Sánchez Anaya llegó a la gubernatura como parte de una ruptura interna del PRI, pero si éste se mantiene reunificado (como todo indica que así será, con un peso político muy alto de Beatriz en el partido local) las situación para el perredismo será muy compleja.
Estos son sólo algunas de las definiciones que se deben adoptar en los partidos en los próximos días. Mientras especialistas, gobernadores y funcionarios discuten en Querétaro para definir un nuevo esquema de redistribución de recursos fiscales (y por ende un nuevo federalismo), la lucha por el poder estará presente en muchos estados con manifestaciones inequívocas que, de acuerdo a la forma en que evolucionen, hasta pueden impactar con lo que suceda en la tan mentada Convención.
Marta y el PAN
Los panistas siguen sin saber leer la estrategia impulsada por el equipo de Marta Sahagún. Podrán o no estar de acuerdo con esa estrategia e incluso con su hipotética candidatura (para lo que sea) pero lo único que no pueden hacer es entrar en un debate sobre la capacidad o no de la esposa del presidente, sobre si se debe retirar de la política o no concluido el sexenio. Eso debe quedar para sus adversarios y ellos concentrarse, estén o no de acuerdo, insisto, con las aspiraciones de Marta Sahagún, en aprovechar los espacios de debate público para imponer sus temas y sus propias personalidades. Es paradójico, por las buenas o por las malas, Marta Sahagún lleva semanas en las primeras planas de los medios y los dirigentes del PAN, para bien o para mal, andan en algún lugar extraño, sin demasiado que decir, o cuando hablan, como el secretario general, Manuel Espino, lo hacen de forma tal que pareciera que el PAN tiene en Los Pinos a sus peores enemigos. Es absurdo. Lo cierto es que guste o no Marta, se acepten o no sus aspiraciones, ella está llenando un espacio que el partido en el poder siguen dejando vacío un día sí y el otro también. Al PAN le urge una renovación profunda de sus propios liderazgos. Independientemente del caso Marta.