Miguel Angel Granados Chapa hizo una controvertida disección de la resolución del Consejo General del IFE que avaló los ?nuevos? estatutos del Partido Verde el 13 de febrero pasado. Dice Granados que, con estos estatutos, podremos tener a Jorge Emilio como presidente del Verde hasta el 2017. Tiene toda la razón, lo que dudo mucho es que el partido pueda mantenerse como tal, hasta esa fecha. El caso del Verde ejemplifica como se pudo avanzar tanto en ese camino de impunidad, siempre hubo una parte del poder político que les dio apoyo, que se alió, que se benefició. Todos sabían con quienes se estaban involucrando y todos cerraron los ojos. El problema actual, por supuesto que está en el Niño Verde, pero sobre todo en un sistema de partidos que permite que esta situación pueda perpetuarse con total impunidad.
Ayer, Miguel Angel Granados Chapa hizo una incontrovertible disección de la resolución del Consejo General del IFE que avaló los "nuevos" estatutos del Partido Verde el 13 de febrero pasado. Por las razones que sea, los nuevos consejeros se equivocaron y cometieron el primer error grave desde el inicio de su gestión. Dice Granados que, con ello, podremos tener a Jorge Emilio como presidente del Verde hasta el 2017. Tiene toda la razón y es probable que legalmente así sea: lo que dudo mucho es que a pesar de los redituables negocios que genera el partido Verde a la familia que lo controla, pueda mantenerse como tal, como partido, hasta esa fecha.
Claro que desde el punto de vista legal, a pesar del cerco que se le puede imponer al partido Verde con las investigaciones de la PGR y del tribunal electoral del poder judicial de la federación, las cosas se pueden poner complicadas para los González Torres, pero es desde el ámbito político donde algo, por fin, se ha visto irremediablemente roto en el entorno del Verde. La presión ha sido tan dura que, simplemente han tenido que arrojarse a los brazos de Roberto Madrazo, el único que ha salido en su defensa. Y conociendo a Madrazo ya veremos que, más temprano que tarde, la franquicia verde cambiará de gerente general, por alguien más confiable y presentable para la programada alianza con el priismo en el 2006. La magnitud de esa presión podemos mediarla por un hecho que podría resultar menor si el personaje fuera otro, menos entusiasta a la hora de la fiesta y los brindis que el Niño Verde: Jorge Emilio González Martínez no soportó las preguntas y comentarios en la boda de Emilio Azcárraga Jean y Sharon Fastlicht, y abandonó prematuramente la celebración.
Es verdad que el Verde vale hoy unos cuatro o cinco puntos en una elección federal pero la pregunta es si los seguirá valiendo en el futuro. Porque después de lo sucedido, después de ver a su principal dirigente con cara de güeva aceptar un soborno de dos millones de dólares por conseguir unos permisos cuando ni siquiera entendía bien de qué se trataba, con el PVEM comenzará a escenificarse la misma historia que ya vimos en el pasado con el último PPS, con el PARM y sobre todo con el antecedente más cercano a lo que es hoy el Verde: el tristemente célebre PFCRN, de Aguilar Talamantes. De todos ellos (particularmente del ferrocarril) salieron algunos políticos valiosos y que siguen teniendo espacios y reconocimientos aún hoy, pero esas fuerzas políticas desaparecieron porque simplemente dejaron de ser operativas, dejaron de ser útiles para el sistema o los partidos políticos que les dieron oxígeno extra para cumplir con distintos objetivos de poder.
Algunos fueron tan útiles, visto retrospectivamente, como la creación del FDN, que cobijó en 1988 la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas y terminó dando origen al PRD, la última aventura en la que se embarcaron esos partidos (y paradójicamente muchos analistas coinciden en que esa alianza, en su momento, fue posible porque Manuel Bartlett les dio luz verde a sus dirigentes, ya que originalmente, para los comicios del 88, la mayor preocupación gubernamental no estaba puesta en Cárdenas sino en Manuel Clouthier). Hoy el PVEM podría dar sus últimos estertores sirviendo como base de una amplia alianza (donde también podría estar incluido el PT) con el PRI más tradicionalista que le permita a Roberto Madrazo poder hacer regresar a su partido al poder en el 2006.
Claro, incluso en esa situación, el Verde tendría que cambiar dirigencia: Jorge Emilio González como presidente del partido y líder de su bancada en el senado es tan impresentable como Jorge Kawaghi al frente de su grupo de diputados. En los hechos, si se hace un recorrido por los actuales dirigentes del Verde, el único presentable es el actual asambleísta Bernardo de la Garza: los demás son de pena ajena. Tanto como alguno de los permisionarios de la franquicia: el alcalde de Benito Juárez, donde se asienta Cancún, Juan Ignacio García Zalvidea, en una posición que no debemos olvidar que no es del Verde sino de los poderosos Legionarios de Cristo (que le dieron todo su apoyo a los García Zalvidea cuando su hermano Fernando fue encarcelado, acusado de participar en operaciones de lavado de dinero para favorecer al cártel de Juárez con el ex gobernador Mario Villanueva), no sabía cómo limpiarse del escándalo, entonces propuso, de inmediato que Jorge Emilio González dejará la presidencia del partido para que hubiera una investigación "independiente"…encabezada por el papá de la criatura, Jorge González Torres (por cierto y al margen, ¿saben lo que hacen los perredistas al estar coqueteando con los García Zalvidea para lanzarlo como candidato a gobernador por Quintana Roo?¿saben a quiénes están metiendo dentro de un partido que se supone es de centro izquierda?).
De todas formas lo que viene es, decíamos, una suerte de cerco contra el partido Verde: si realmente se va a fondo, el Verde debería ver como son rechazados sus estatutos, tendría que ver cómo está en peligro su registro e incluso podría haber posibilidades de que la PGR avanzara en la investigación de los posibles delitos cometidos (que paradójicamente podrían terminar afectando, también, a los "disidentes" que hicieron la grabación del Niño Verde). Lo que no hay es lo que dijo Roberto Madrazo el viernes: una campaña contra los partidos.
El líder del PRI confunde una campaña contra los partidos con la tarea de mostrar los peores defectos de un sistema de partidos que no es funcional y que no ha realizado su propia transición. Hoy todos los partidos políticos, comenzando por los tres principales, el PRI, el PAN y el PRD, se siguen moviendo y haciendo política, se siguen dirigiendo y financiando a partir de los recursos públicos, como antes de la alternancia: hemos tenido, en ese sentido, un cambio de partidos en los espacios de poder pero no una transición completa entre otras razones porque ellos mismos no han realizado, en ninguno de esos tres casos, su propia transición.
El caso del Verde lo ejemplifica: ¿por qué se pudo avanzar tanto en ese camino de impunidad cuando, por lo menos desde 1991 todos sabíamos la forma en que se había creado el partido y sus altos márgenes de relación con los negocios privados, particularmente los de la propia familia que controla al partido? No pasó nada porque siempre hubo una parte del poder político que les dio apoyo, que se alió con ellos, que utilizó la franquicia para beneficiar sus propios intereses. En distintos momentos, el Verde fue usado por Manuel Camacho, por Fernando Gutiérrez Barrios, por el grupo San Angel, por el PRD, por el PAN, por Elba Esther Gordillo, por Roberto Madrazo y por el PRI. Todos sabían con quienes se estaban involucrando y todos cerraron los ojos, incluyendo los que ahora se asombran del grado de corrupción alcanzado. El problema actual, por supuesto que está en el Niño Verde y en el control de los González Torres sobre esa fuerza, pero reside sobre todo en un sistema de partidos (y de instituciones) que permite que esta situación pueda perpetuarse con total impunidad.