El efecto dominó en la crisis perredista
Columna JFM

El efecto dominó en la crisis perredista

La primera semana de marzo será recordada como la de mayor y más abierta lucha fraticida en la historia del PRD y probablemente, también la que mayores costos de largo plazo generará en ese partido. En sólo una semana, con los videos del secretario de Finanzas, Gustavo Ponce Meléndez, y sobre todo con los dos videos de René Bejarano, el jefe de gobierno, Andrés Manuel López Obrador pasó de ser el ?indestructible? a ser un precandidato más para el 2006. Se confirmó lo que siempre se le ha criticado al partido del sol azteca: que sus luchas intestinas sean tan obvias, tan abiertas, tan virulentas, que convierten al PRD en el peor enemigo del PRD.

La primera semana de marzo será recordada como la de la mayor y más abierta lucha fraticida en la historia del PRD y probablemente, también la que mayores costos de largo plazo generará en ese partido. En sólo una semana, con los videos del secretario de Finanzas, Gustavo Ponce Meléndez, jugando hasta la camisa en Las Vegas y sobre todo con los dos videos de René Bejarano, primero llenando maletines de dinero y luego negociando investigaciones y posiciones con el empresario Carlos Ahumada, el jefe de gobierno, Andrés Manuel López Obrador pasó de ser el "indestructible", como él mismo se consideraba y algunos se lo festejaban, a ser un precandidato más para el 2006, con índices de popularidad elevados pero similares a los otros aspirantes e incluso dejó de ser el obvio candidato del PRD para esa justa electoral.

En una semana, mientras caída la popularidad de Andrés Manuel, el PRD entró en pánico y todos trataron de salvarse como fuera de un barco que, antes de tiempo, consideraron que ya se hundía. Confirmaron de paso lo que la gente siempre le ha criticado al partido del sol azteca: que sus luchas intestinas sean tan obvias, tan abiertas, tan virulentas, que convierten al PRD, es un lugar común pero es rigurosamente cierto, en el peor enemigo del PRD.

El control de daños ha sido pésimo de parte de la mayoría de los dirigentes perredistas. No hablemos ya del caso de René Bejarano y su esposa, Dolores Padierna que en tres días dieron tres versiones distintas de lo ocurrido, acusaron a todos sus adversarios internos y externos de su caída en desgracia, pero nunca explicaron qué hicieron con el dinero recibido de Ahumada. El propio López Obrador se mostró mal y equivocó el camino ante lo que está literalmente frente a los ojos de todos. Cuando comenzó el caso Ponce Meléndez, el jefe de gobierno en lugar de ordenar inmediatamente el colocar bajo vigilancia al funcionario para iniciar una investigación, habló con él y aceptó su versión original. A la mañana siguiente de que se emitiera aquel video, López Obrador ofreció una conferencia de prensa con Ponce Meléndez e incluso exigió que no se "linchara" a su secretario de Finanzas hasta conocer su versión. Ponce Meléndez se fugó y está desaparecido desde entonces. El surgimiento del video que involucra a Bejarano impidió que creciera mucho más una versión que no puede obviarse con declaraciones: que las propias autoridades del DF permitieron la fuga del ex funcionario, ya sea por negligencia o por complicidad.

Pero el video de Bejarano pegó en plena línea de flotación del gobierno perredista en la capital y, simplemente, no hubo capacidad de reacción. López Obrador, como Bejarano, ha dado distintas versiones sobre el hecho pero ha cometido un error básico: buscar responsables de la filtración pero no terminar de condenar de lleno a Bejarano. Lo más importante no es saber si alguien le compró los videos a Ahumada, o si a Ponce Meléndez lo filmó el hotel, el Cisen o, como todo parece indicarlo, su asistente personal (y por eso además de la filmación del señor jugando en Las Vegas se tenían las facturas de sus viajes), lo importante son los hechos que muestran los videos: a Ponce jugando, a Bejarano embolsándose cinco millones de pesos, al propio Bejarano asegurando en una entrevista posterior que negociará los "problemas" de Ahumada con el propio Andrés Manuel o diciendo que ha hecho muchos trabajos sucios para el jefe de gobierno. Si luego esos videos los vendió Ahumada al PAN, a Carlos Salinas o a Marta Sahagún y éstos los han utilizado para golpear al PRD o a AMLO, es otra cuestión: el hecho es que nadie ha podido negar que lo que se muestra en los videos es falso. ¿Acaso alguien recuerda de dónde salió la filtración de que Bill Clinton había tenido un affaire con Mónica Lewinsky? Lo que la gente recuerda es que había una mancha de semen presidencial en un vestido azul y Clinton tuvo que ratificar y en lugar de denunciar una conspiración de la derecha (que en parte era cierta, real) lo que hizo para salvar su presidencia, fue aceptar su responsabilidad, colocarla en una justa dimensión y aguantar esa campaña porque no tenía elementos con qué contrarrestarla, porque la acusación era cierta. Y si López Obrador sigue responsabilizando a otros de sus problemas y no toma medidas drásticas como aceptar parte de su culpa y cambiar a buena parte de su equipo, seguirá pagando el costo político porque parecerá que está tendiendo una cortina de humo para ocultar el problema principal que son los actos de corrupción de varios de sus más cercanos colaboradores. Y la gente comenzará a pensar, ya el fenómeno se ha iniciado, que los está encubriendo.

Pero también porque dentro de la lucha interna, muchos perredistas ya están buscando no quién se las hizo sino quién se las paga. Llama la atención profundamente de que en lugar de generar un unánime deslinde contra Bejarano, hayan sido más las voces en el partido contra Rosario Robles que contra el propio dirigente capitalino que es el directamente involucrado en los hechos de corrupción. Robles puede ser o no responsable de lo que se la acusa pero a ella, aún no se ha visto en ningún video, como tampoco a Ramón Sosamontes. Las actitudes de linchamiento, son las que ahondan las fracturas internas y terminan provocando actos de pánico como el protagonizado, por ejemplo, por Carlos Imaz, el delegado en Tlalpan, que se apresuró a aceptar que había recibido dinero de Ahumada para deslindarse de Robles (a la que lisa y llanamente le debe toda su carrera política). Imaz en su acto de pánico no comprendió que, al hace esa declaración estaba confesando su participación en un delito electoral que si es investigado a fondo le puede costar hasta su actual cargo. Y como él muchos otros han optado por la línea de descontar a sus adversarios internos para que los costos sean "más parejos", con lo cual en lugar de acotar extienden la marcha de la corrupción a prácticamente todo el partido.

Sí hay, también, algunos grupos o personajes que salen aparentemente favorecidos de todo esto. Simplemente por omisión, porque no aparecen en esta guerra, los grupos de Nueva Izquierda, de Jesús Ortega pareciera que han ganado espacio: sus dos principales rivales internos están en crisis, por una parte la corriente de Bejarano y Dolores Padierna cayó en el abismo y ellos están haciendo todo lo posible para arrastrar consigo a la corriente de Rosario Robles, y ambos están logrando hundirse cada vez más. Pero ese triunfo parcial de Nueva Izquierda tiene un punto débil: el secretario general del partido es Carlos Navarrete, un hombre de esa corriente y tenía ese cargo también con Rosario Robles: ¿puede haberse dado semejante movimiento de favores y recursos sin que el secretario general del partido, que antes había sido su vocero, lo supiera?

En todo este contexto, Cuauhtémoc Cárdenas también ha terminado ganando, quien sabe por cuanto tiempo. Ha ganado porque, una vez más, en una situación de crisis, ha demostrado mayor madurez y oficio político para manejar las cosas que sus compañeros de partido: ha denunciado a los corruptos, ha defendido a Andrés Manuel sin exagerar, se ha deslindado de ciertos actos de sus compañeros de partido y ha vuelto a aparecer, para algunos, como parte del "complot" para descabezar a Andrés Manuel, pero para otros como el regreso del líder moral que puede sacarlos del atolladero en el que se encuentran. Claro, como las guerras fraticidas suelen ser las más crueles, partidarios de Bejarano están en estos días afanándose horas extras para buscar documentos que demuestren que tampoco Cárdenas es trigo limpio, con lo cual terminarían de ayudar a los adversarios políticos del cardenismo a tener una faena completa. Pero, salvo cuestiones extrañas. Cárdenas sí ha salido fortalecido, sobre todo comparado con el pánico generalizado de sus compañeros de partido.

Queda por ver qué sucederá, qué efectos traerá esta sucesión de escándalos. Una de las salidas podría ser, ante el contexto de una sucesión adelantada, la renuncia de ciertos funcionarios para involucrarse de lleno en una precampaña sin correr riesgos de este tipo de golpes estando ellos en posiciones de gobierno. Una tentación que se contrarresta con el hecho de que estando fuera de posiciones de poder podrían tener menos "recursos" para atender esos golpes.

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