En la asamblea nacional del PAN que se realizará el fin de semana en Querétaro se tendrá que definir el método para el proceso de selección de candidatos del 2006, el programa de acción política y la renovación de los organismos de dirección, incluso, su dirigencia nacional. En este proceso interno quien se está imponiendo es el secretario de energía, Felipe Calderón Hinojosa, lo que puede darle un giro clave al propio proceso de sucesión panista de cara al 2006, porque el sólo hecho de aparecer como una opción cuando el PAN estaba concentrado en Marta y Creel, es ya un triunfo político.
Esta es la semana más importante para el PAN en mucho tiempo. En su asamblea nacional que se realizará el fin de semana en Querétaro, tendrá que definir el método para el proceso de selección de candidatos para el 2006, tendrá que definir el programa de acción política y seguramente no sólo renovar sus organismos de dirección sino también, incluso, su dirigencia nacional, ya que es muy probable que Luis Felipe Bravo Mena deje la presidencia nacional del partido. Y hasta ahora, en ese proceso interno, quien se está imponiendo es el secretario de energía, Felipe Calderón Hinojosa, lo que puede darle un giro clave al propio proceso de sucesión panista de cara al 2006.
Varias lecturas pueden desprenderse de lo sucedido este fin de semana en la reunión del consejo nacional panista y en previsión de lo que puede suceder este fin de semana en la asamblea nacional del blanquiazul. En primer lugar que Marta Sahagún no está en el ánimo de los panistas para competir por la presidencia de la república. Ello no quiere decir que la esposa del presidente Fox no vaya a competir por algún puesto de elección popular en el 2006, pero pareciera difícil que, pese a sus índices de popularidad (en realidad, lo que están mostrando muchas de las encuestas futuristas que vemos cotidianamente, no están indicando el índice de votación posible que podría tener un hipotético candidato, sino el índice de conocimiento que se tiene de él: a la hora en que estén definidas las candidaturas será diferente y eso también se reflejará en las encuestas) realmente se vaya a lanzar en pos de la candidatura presidencial. En todo caso, el centro del debate panista está puesto en el método para elegir a su candidato o candidata. Y las opciones son sólo dos: ir hacia una elección abierta, donde los beneficiarios serían, por supuesto, quienes tuvieran mayor exposición pública, en este caso la propia Marta Sahagún y sobre todo el secretario de Gobernación, Santiago Creel, o una elección que incluya a todos los militantes y adherentes, ya empadronados, pero no abierta a las ciudadanía en general.
En las dos últimas reuniones del panismo se ha impuesto esta última posición, que beneficia sobre todo al secretario de Energía, Felipe Calderón. ¿Por qué? Porque sin duda Calderón Hinojosa, hijo de un fundador del PAN, militante en el blanquiazul de toda la vida, ex presidente del partido, representa en mucho a los panistas doctrinarios que no terminan de sentir que sus objetivos políticos se hayan cumplido durante la administración Fox y que están apostando a presentar una candidatura más definida de cara al futuro, para el 2006. Es verdad que en términos de popularidad, Felipe Calderón no es muy conocido, pero quienes apoyan su precandidatura están convencidos, como decíamos ayer, que ese no es problema, que ya en una precampaña nacional será relativamente sencillo posicionar un candidato, incluso favorecido por no haber sufrido el desgaste de estar cotidianamente en la lucha por la sucesión adelantada. Y Calderón sería, en ese sentido, un buen candidato. ¿Podría ganar las elecciones? Nadie podría asegurarlo con tanta anticipación. Sería complicado porque estaríamos ante una candidatura marcadamente panista. Pero todo indica que lo mismo sucederá con el PRI y el PRD: no se ve que ninguno de los principales precandidatos de estos partidos puedan suscitar un movimiento social que acompañe a sus candidaturas como ocurrió con Cárdenas en el 88, (y en el 97 en la ciudad de México) como sucedía con Colosio en el 94 o con Fox en el 2000. La congruencia, la propuesta concreta y la percepción de honestidad serán fundamentales en esa lógica, en una elección que se terminará dividiendo prácticamente en tercios.
Para Santiago Creel no sería una buena noticia que la asamblea panista que comienza el viernes apruebe una elección del candidato vía la votación, sólo, de los militantes y adherentes. No decimos que no pudiera ganar en ese proceso, pero le costará más que a Calderón y, sobre todo, afectaría su actual estrategia política: Creel quiere aparecer, sin duda, como un candidato panista pero más abierto, menos atado a propuestas partidarias más o menos rígidas. Creel preferiría resultar candidato de una suerte de frente y por eso el centro de su trabajo en muchas ocasiones no está en el PAN. Su papel como secretario de Gobernación le ayuda y le dificulta ese objetivo: lo ayuda porque tiene acceso a mucha exposición pública, a operar en todo el país y es el integrante más conocido del gabinete. Pero es también un obstáculo porque eso le impide tomar medidas duras que pueden ser o no necesarias, pero que muchos miembros de su propio partido le reclaman. Y quizás Creel tiene razón en no adoptarlas en ocasiones, pero eso no le gana adeptos en el propio panismo.
En todo esto hay tres actores muy importantes cuyo peso deberá tomarse en cuenta. Uno de ellos es Diego Fernández de Cevallos. Un hombre discutido, controvertido, cuyos bonos en el ámbito público (aunque conserva índices de popularidad altos, también el porcentaje de quienes lo rechazan es muy alto) no están precisamente al alza pero que resulta un operador político clave para muchas acciones del gobierno federal. Y cuya relación con el secretario de Gobernación, sin duda, es buena. Por eso, Creel necesita y apoya a Diego, porque es una pieza importante en su propia operación. Pero también por eso, y por diferencias que vienen de mucho más lejos: Felipe Calderón es un discípulo político de Carlos Castillo Peraza y el fallecido político yucateco nunca tuvo una buena relación política personal con Diego (cuyo principal discípulo político era en aquellos tiempos Fernando Gómez Mont). A pesar de ello, ambos (Castillo Peraza y Diego) formaron a principios de los 90 una de las mejores duplas políticas que ha tenido el PAN en su historia…quizás porque por encima de ellos y como árbitro estaba un hombre don Luis H. Alvarez. Pero Felipe está apostando a diferenciarse de Diego y ha logrado una alianza con otro de los hombres que será importante en esta historia: Carlos Medina Plascencia, el ex gobernador de Guanajuato, también precandidato presidencial pero que, salvo que ocurra algo muy extraño, no parece tener posibilidades frente a Creel o Calderón. En última instancia lo que están discutiendo los panistas a la hora de definir el método de selección de su candidato es si optan por más principios o por mayor pragmatismo. Cuando más cerrada sea la elección, mayor será el peso de los primeros y viceversa.
Existe un tercer personaje clave en esto: el propio presidente Fox. Todo parece indicar que el primer mandatario no estaría dispuesto a entrar directamente en la lid interna de su partido. Le será difícil hacerlo, primero, por el papel que juega en todo esto su propia esposa, Marta Sahagún; segundo, porque la relación del PAN con Fox no es sencilla y no existe una disciplina automática del partido respecto al presidente: en eso recuerda en mucho a Zedillo, aunque su antecesor tenía mayor capacidad de control sobre su partido, el PRI, con todo, más disciplinado hacia el presidente en turno, que logró impulsar y que fuera candidato a Francisco Labastida pero no logró convencer ni alinear detrás de él a todo su partido. Y la lógica indicaría que el candidato de Fox sería, si no va a ser Marta, más probablemente Creel. Tercero, porque si siguen las experiencias del propio priismo, el presidente quizás ganaría en términos de futuro sin apoyar explícitamente a ninguno de sus principales aspirantes hasta que haya candidato.
En este marco, ¿porqué se consideró que Calderón había ganado la reunión del Consejo Nacional del fin de semana pasado?. Primero, como dijimos, porque en principio se impuso la tesis de la elección sólo entre militantes y adherentes; segundo, porque el programa de acción política que se aprobará en la asamblea, lo redactó, básicamente, Germán Martínez y es un programa en el que Calderón obviamente tuvo mucha influencia. Tercero, porque el sólo hecho de aparecer como una opción cuando todo en el PAN estaba concentrado entre Marta y Creel, es ya un triunfo político.