Carlos Ahumada Kurtz llegó a México y fue entregado a las autoridades de la procuraduría de justicia del Distrito Federal, por lo menos para el gobierno federal fue una sorpresa que el empresario fuera deportado de Cuba sin que se esperara a que concluyera el proceso de extradición. Unos días atrás, nos preguntábamos cuál sería la jugada del gobierno cubano, cómo jugaría sus cartas, también decíamos que las detenciones de Ahumada, de Martínez Ocampo y de Arcipreste demostraban por lo menos una cosa: en ese juego, el gobierno de Fidel no estaba en el mismo equipo que la administración Fox. Por el contrario, todo indicaba que su apuesta y su alianza era con el gobierno perredista del Distrito Federal.
Al momento de escribir estas líneas, más de cuatro horas después de que llegara a México, Carlos Ahumada Kurtz comenzaba a ser entregado a las autoridades de la procuraduría de justicia del Distrito Federal, luego de que sorpresivamente, por lo menos para el gobierno federal, el empresario fue deportado de Cuba sin que se espera que concluyera (en los hechos casi no iniciaba formalmente) el proceso de extradición.
Unos días atrás, en las razones del domingo, nos preguntábamos cuál sería la jugada del gobierno cubano, cómo jugaría las cartas que había ido acumulando en su propia y particular investigación desde la isla: allí tenían a Carlos Ahumada, a su principal colaborador Antonio Martínez Ocampo, al presunto sucesor del paraje San Juan, Enrique Arcipreste, detenidos los dos últimos sin que existiera, siquiera, una orden internacional de aprehensión contra ellos. Faltaba ver qué hacia el gobierno cubano con los detenidos y analizar cómo jugaba con ellos. Decíamos también, que esas detenciones demostraban por lo menos una cosa: en ese juego, el gobierno de Fidel no estaba en el mismo equipo que la administración Fox. Por el contrario, todo indicaba que su apuesta y su alianza era con el gobierno perredista del Distrito Federal.
Y así fue, en el gobierno capitalino y en ciertos ámbitos del PRD no parecieron sorprendidos por la repentina deportación de Ahumada. La declaración divulgada por el gobierno cubano tiene un indudable tono político: según el gobierno cubano, Carlos Ahumada Kurtz ha declarado que la operación realizada con empleo de los videos sobre corrupción difundidos en México fue "calculada deliberadamente para alcanzar objetivos políticos y planificada con meses de antelación". En varios párrafos, el gobierno cubano insiste en los resultados de su propia "investigación" sobre esta "operación" que tiene "una incuestionable connotación política". También agrega que si bien Ahumada fue detenido acusado de lavado de dinero, las cuatro diligencias de asistencia judicial solicitadas "supuestamente" relacionadas con el caso se referían a delitos electorales y de apropiación ilícita de recursos, pero en todos ellos Ahumada, dice el gobierno cubano, aparece como denunciante o testigo, en ninguna como acusado.
En otras palabras, el gobierno cubano está respaldando la tesis del complot y da a entender que el gobierno federal y la PGR no estaban trabajando para acusar a Ahumada de lavado de dinero. Claro, siempre después de decir que no intervendrían en asuntos internos de México. Por eso mismo, también, en lugar de esperar el proceso de extradición decidieron deportar a Ahumada en forma sorpresiva, insistimos, por lo menos para el gobierno federal.
En los hechos, INTERPOL México fue advertido de que Ahumada sería extraditado a las nueve de la mañana de ayer, la embajada de México se enteró a las 9 y media de la mañana; a las dos de la tarde, Ahumada ya estaba en un avión de Cubana de Aviación y a las 16:45 ya había aterrizado en la ciudad de México. La embajada de México en La Habana nunca pudo tener contacto con Ahumada. Como bien dijo el gobierno cubano, la investigación sobre el caso fue suya y suyas fueron las conclusiones: si Ahumada realmente declaró o no lo que se afirma en el comunicado no lo podemos saber porque nunca se permitió, oficialmente, a autoridad mexicana alguna entrevistarse con Ahumada, salvo la primera y única visita, controlada por autoridades cubanas, de una cónsul, para constatar el estado de salud del detenido. Apenas se pudo saber que Ahumada y Martínez Ocampo llegaron acompañados de dos mujeres a La Habana, cuyos nombres tampoco fueron divulgados por las autoridades cubanas, el 27 de febrero. Ayer tampoco la embajada pudo tener contacto con Ahumada antes de su deportación.
Sin duda, ayer se debe haber analizado la posibilidad de que la PGR pudiera atraer el caso de Ahumada para que el empresario quedara bajo su custodia, pero la operación gobierno DF-gobierno cubano había sido bien pensada y mejor realizada. Legalmente, como estaban las cosas, resultaba imposible que la PGR atrajera el caso y Ahumada quedara bajo su control: quedó bajo protección de la procuraduría capitalina y si es así, luego del "ablande" que debe haber recibido Ahumada en la isla, sin duda, la información que comenzará a proporcionar podrá se demoledora para varios actores políticos claves. Habrá que esperar, entonces, a ver qué dice Ahumada, si ratifica la declaraciones realizadas en La Habana según el gobierno cubano y cuáles son sus alcances. Pero el punto clave en todo esto es que Ahumada dará su versión cuando esté bajo protección de la PGJDF.
Pero la historia está lejos de haber concluido. Quedan las cartas de Martínez Ocampo y sobre todo de Arcipreste del Abrego. Habrá que ver cómo se juegan éstas y, particularmente la del segundo, porque evidentemente unir el caso del paraje San Juan con el de Ahumada sería definitivo para engarzar la mayoría de las piezas de la teoría del complot.
En los hechos, con la llegada de Ahumada a México comienza un nuevo capítulo en esta turbulenta historia, donde habrá, no cabe duda, nuevas e innumerables revelaciones. Pero hay algo que no se debería olvidar ni perder de vista en este bosque de declaraciones. Primero, que pudo o no haber existido un complot y se puede o no haber jugado con videos y declaraciones "para alcanzar objetivos políticos" en forma "planificada y con meses de antelación". Pero los hechos de corrupción existieron, ahí están. Se cual fuera la intención de Ahumada al grabar los videos de su entrega de dinero a Bejarano o Imaz, éstos lo recibieron y lo utilizaron para fines que hasta ahora no han sido explicados. Bejarano ha dado ya siete versiones diferentes de lo que hizo con los millones de pesos que recibió de Ahumada y sigue en libertad. Su posible desafuero terminará analizándose en septiembre, en el próximo periodo ordinario de sesiones. Para entonces habrá que ver qué tanto ha dicho ya Ahumada y hacia dónde pueden haber derivado las cosas. Imaz continúa en libertad y amparado. Pero el caso probablemente más grave es el de Gustavo Ponce Meléndez, el ex secretario de finanzas del gobierno capitalino.
Es importante, sin duda, saber de dónde salió la filtración del video presentado el primero de marzo y la información sobre los viajes de Ponce a Las Vegas. Hay que recordar, por cierto que Ponce viajó muchas veces financiado por Ahumada y el que paga se queda con las facturas y allí viene muchos de los datos que se divulgaron en aquella oportunidad. Que Ahumada y una colaboradora estaban con Ponce en Las Vegas esa noche y que todo indica que la filmación se realizó con una cámara digital común y corriente, no desde las cámaras de seguridad del hotel como se dijo en su momento. Así que Ahumada está en el centro de ese capítulo de la historia de Ponce Meléndez.
Pero eso tampoco es lo más importante: lo realmente trascendente, y no se ha investigado, es de dónde salió el dinero de Ponce Meléndez, los millones de dólares que trasladó al hotel Bellagio, los recursos que alcanzaron incluso para pagar un Porsche cero kilómetro de 110 mil dólares en efectivo cuando su salario era de 50 mil pesos mensuales. Y tienen que haber salido del erario público, de las finanzas del DF. Allí está el eje de toda esta trama de corrupción que nadie sabe hasta dónde puede llegar. Qué bueno que se debata si hubo o no complot, si Hacienda o Ahumada fueron quienes entregaron las cintas de Las Vegas, si los cubanos saben mucho más que las autoridades mexicanas de esta historia, pero el origen de todo son actos de corrupción que deben ser aclarados, y el más grave de todos es el de Ponce Meléndez. De eso no podemos olvidarnos.