La Cumbre sin Castro
Columna JFM

La Cumbre sin Castro

Guadalajara 27 de mayo.- Fidel Castro ha decidido no venir a esta III cumbre de los países de América Latina, el Caribe y la Comunidad Europea y entonces puede ser que los debates resulten un poco más serios, sin el acaparamiento de cámaras que suele propiciar el hombre que gobierna Cuba en forma ininterrumpida desde hace, sólo, 45 años.

Guadalajara, 27 de mayo.- Fidel Castro ha decidido no venir a esta III cumbre de los países de América Latina, el Caribe y la Comunidad Europea y entonces puede ser que los debates resulten un poco más serios, sin el acaparamiento de cámaras que suele propiciar el hombre que gobierna Cuba en forma ininterrumpida desde hace, sólo, 45 años. No vendrá Castro, además, apelando a su estilo: descalificando implícitamente los poco más de 50 mandatarios que asistirán a la Cumbre y sosteniendo que no sirve para nada. Claro, como suele ocurrir, se equivoca: las Cumbres, ésta y todas, tienen un fuerte contenido protocolario, pero el mismo Castro fue el primero en utilizarlas cuando quiso, a principios de los 90, generar un acercamiento con las naciones de América Latina, a través de las Cumbres Iberoamericans que se iniciaron en 1991, precisamente en esta ciudad de Guadalajara. Pero Castro se ha peleado en los dos últimos años con más de la mitad de los mandatarios latinoamericanos y, sin distinciones, con toda la comunidad europea, y en la misma medida en que endurecía las posiciones internas en su país, tanto económicas como políticas, se iba aislando y presentándose, cada vez más, como el único portador de la verdad.

Eso le ha costado condenas internacionales de todo tipo, pero también la pérdida de cinco mil millones de dólares al año que la comunidad europea otorgaba a la isla. Ahora en Guadalajara, el canciller Felipe Pérez Roque se ha apresurado a asegurar que la reanudación de las relaciones normales entre México y la isla es un hecho, incluyendo el regreso de los respectivos embajadores, un idea que, salvo que haya ocurrido algo muy extraño estaba bastante lejana de las intenciones inmediatas del canciller Derbez.

En fin, no estará Castro pero, la verdad, es que para los fines de la Cumbre ello importa poco: estarán personajes de talla internacional tan importantes como José Luis Rodríguez Zapatero (el presidente del gobierno español y, sin duda, la figura política más atrayente de este encuentro), el mandatario francés Jacques Chirac, el alemán Gerhard Schoereder, los mandatarios de Brasil, Luis Inacio da Silva Lula y de Chile, Ricardo Lagos (a última hora canceló, por razones de salud, el argentino Néstor Kichner). De todos ellos se pueden tomar experiencias, enseñanzas, se pueden encontrar mecanismos para aumentar el comercio y la inversión: México tiene un, en buena medida desaprovechado o no utilizado en su plenitud, tratado de libre comercio con la Comunidad Europea, ahora de 25 miembros que no tiene ninguna otra nación latinoamericana; un mercado de la misma dimensión que el de América del Norte; tenemos un tratado de libre comercio con Chile, la nación con la economía más dinámica y moderna de la región; con Brasil y Argentina se está avanzando para lograr un acuerdo comercial con el MERCOSUR. Allí están los verdaderos intereses estratégicos de México. Lo que el comandante Castro diga o lo que le haga decir a su canciller Pérez Roque es importante para las noticias, para la anécdota, pero poco y nada influye en nuestros verdaderos intereses.

El tema para México es acrecentar las relaciones con la comunidad europea y con las naciones latinoamericanas y del Caribe, y ello trasciende esta Cumbre. Porque para equilibrar la relación con Estados Unidos, allí debemos asentarnos fuertemente. Aprovechando dos cosas: por una parte que con la elección de Rodríguez Zapatero no sólo se abre una puerta importante para establecer, nuevamente, vía España, una relación sólida con la comunidad europea: se podrá argumentar de porqué ahora con Rodríguez Zapatero y no antes con José María Aznar, pero lo que sucedió con Aznar fue que optó por fortalecer su relación con George Bush a costa de su inserción en Europa, con un alto costo político: la llegada de Rodríguez Zapatero, por el contrario, permitió reconstruir el eje europeo con Francia y Alemania y cambió el equilibrio interno de fuerzas. No es casualidad que las dos únicas naciones del Viejo Continente que continúan privilegiando y respaldando la política de intervención estadounidense en Irak, Gran Bretaña e Italia, sean precisamente los dos grandes ausentes de esa región en esta cumbre: ni a Tony Blair ni a Silvio Berlusconi parece interesarles demasiado lo que suceda en nuestra región, sus intereses están en otro lado y sus graves problemas, también.

Con América Latina se debe aprovechar el momento democrático que vive la región, para actuar, a su vez, como un factor de equilibrio: entre los gobiernos débiles, con problemas internos graves, como el de Alejandro Toledo en Perú, los presidentes fuertes pero con crecientes dificultades para implementar sus compromisos de campaña, como Lula en Brasil o aquellos que buscan consolidarse como Kichner (e incluso ante personajes como Hugo Chávez, a quien inexplicablemente es al único mandatario extranjero que las dos principales universidades públicas de nuestro país le abrieron las puertas para que expusiera sus posiciones: ayer estuvo en la mañana en la ciudad de México en San Ildefonso, en la UNAM, en la noche se lo esperaba en la Universidad de Guadalajara, ¿no les parecía importantes a ambas universidades que personajes como Chirac, Rodríguez Zapatero, Schoereder, Lula o Lagos, sean escuchados por sus estudiantes y académicos?), entre todos ellos México, independientemente de los problemas políticos internos que vivimos, cuenta con una posición económica y comercial privilegiada (comprada con el resto de la región) y debe actuar como puente e, insistimos, como factor de equilibrio para tratar de evitar oscilaciones políticas de uno a otro extremo que nunca han favorecido a la región y menos a su verdadera integración.

Ese papel se intentó jugar siempre en un plano: el de la solidaridad con los pueblos ante los gobiernos dictatoriales, pero nunca se ha podido trascender hacia el plano comercial y de integración política real.

Allí deben estar nuestros intereses y allí, por otra parte, debe estar, también el eje de operación de esta Cumbre. En el plano coyuntural existe un punto clave que es el que puede abrir camino a todos los demás y que México el único país de la región con un tratado comercial con la comunidad europea, es el que mejor puede aprovechar. La posibilidad de un reducción en las subvenciones agrícolas de la comunidad o, por lo menos, de las altas cargas fiscales que gravan la importación de los productos agrícolas en el Viejo Continente: si se pudiera abrir, aunque esa un espacio en ese sentido, se podrían obtener logros comerciales importantes. Claro, como lo advirtieron los propios funcionarios europeos, si nuestra agricultura se coloca a la altura de las exigencias y se renueva como para ser competitiva.

El tema oficial de la cumbre es la desigualdad, la cohesión social y no existen muchas esperanzas de que se pueda avanzar en el corto plazo: los miles de muertos en Haití y República Dominicana por unas lluvias demuestran cuan lejanos estamos aún de contar , en la región, con la infraestructura y la prevención mínimas como para evitar costos sociales tan altos por unos simples fenómenos naturales.

Diálogos y agendas

Finalmente se reunió Roberto Madrazo, acompañado por la comisión priista que designó esta misma semana con Vicente Fox. Antes tuvo un encuentro con el presidente del PRD, Leonel Godoy. Con ambos llegó a acuerdos: el PRI y el más duro de sus dirigentes, Roberto Madrazo, por esas paradojas extrañas de la vida política, hoy tiene la oportunidad de ser el puente entre distintas fuerzas políticas y el gobierno, entre funcionarios que lo calificaron desde tiempo atrás como su principal adversario, como el propio presidente Fox o el jefe de gobierno, Andrés Manuel López Obrador: si aprovechan, el partido y su dirigente esa extraña, rara oportunidad que pocas veces se da en la política, puede lograr triunfos hasta ahora insospechados en el priismo y para Madrazo.

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