Luego de una suerte de entrenamiento, de medición de fuerzas en Yucatán, en las pasadas elecciones municipales en ese estado, este domingo comienza el verdadero calendario electoral del 2004: diez elecciones para gobernador que van a establecer no sólo los nuevos equilibrios políticos en el país sino también un escenario para el 2006 que, de acuerdo a cómo concluya este ciclo electoral, puede modificar, incluso, las opciones de los distintos partidos para los comicios presidenciales.
Luego de una suerte de entrenamiento, de medición de fuerzas en Yucatán, en las pasadas elecciones municipales en ese estado, este domingo comienza el verdadero calendario electoral del 2004: diez elecciones para gobernador que van a establecer no sólo los nuevos equilibrios políticos en el país sino también un escenario para el 2006 que, de acuerdo a cómo concluya este ciclo electoral, puede modificar, incluso, las opciones de los distintos partidos para los comicios presidenciales.
El domingo habrá elecciones en Chihuahua, Durango y Zacatecas. No se espera en ninguno de esos estados resultados sorprendentes: en Chihuahua y Durango ganará, prácticamente sin dudas, el PRI, en Zacatecas lo más probable es que el PRD conserve el poder. Pero lo importante será ver los procesos electorales en sí y qué partido se queda con qué parte del pastel del poder. En Chihuahua, donde hasta hace unos pocos años se daban enfrentamientos muy cerrados entre el PRI y el PAN, desde la salida de Francisco Barrio del gobierno, el blanquiazul ha ido en retroceso, en buena medida porque no ha elegido buenos candidatos para gobernador. Ramón Galindo, el hombre que perdió con Patricio Martínez hace seis años, era un candidato bronco, peleado con Barrio Terrazas, que, además, no pudo contrarrestar el efecto que tuvo el PRI al elegir, entonces, a su candidato a través de un proceso abierto (era la primera vez que el tricolor utilizaba ese método, que se agotó rápidamente, para la selección de los candidatos a gobernador, y además derrotó a un dinosaurio del priismo como Artemio Iglesias). Patricio Martínez ganó las elecciones y su estilo, que tampoco es suave, lo confrontó rápidamente con el panismo e incluso con muchos priistas. En enero del 2001, apenas comenzada la administración Fox, sufrió un gravísimo atentado del que salió con vida literalmente de milagro. Luego de una larga recuperación, se tuvo que enfrentar al caso de las muertas de Juárez que estuvieron horadando su administración sobre todo durante los últimos años, cuando se convirtió en una historia con trascendencia internacional. Y en ese sentido cometió errores, como tratar de minimizar los hechos, mantener un procurador a todas luces lejano de una buena imagen política y de respetabilidad, pero también tuvo un apoyo indirecto: los gobiernos municipales panistas en Juárez dejaron insatisfechos a todo el mundo, incluyendo a muchos panistas divididos en la ciudad más importante del estado. En el resto de Chihuahua, por otra parte, la administración de Martínez mantiene un relativamente alto grado de popularidad, sobre todo porque en un contexto nacional de estancamiento ha logrado que la economía siguiera creciendo y se hiciera mucha obra pública. Eso le dio un basamento al actual candidato priista, José Reyes Baeza como para poder alcanzar el triunfo el próximo domingo. Para muchos se trata de un candidato "empanizado" (algo similar a lo que decían de Martínez cuando fue electo candidato) pero, no tan paradójicamente, eso es un punto en su favor muy importante en un estado como Chihuahua, con raíces conservadoras y políticamente tradicionalistas.
El PAN optó por otra salida. Designó como su candidato al senador Javier Corral, un hombre muy cercano a Barrio pero cuyo perfil político lo colocaba, ahí sí paradójicamente, a la izquierda de Reyes Baeza. En cualquier otros estado eso hubiera sido un punto, sin duda, a su favor. No lo es en Chihuahua. No fue extraño entonces que se pudiera establecer entonces una alianza electoral entre el PAN y el PRD en medio de la crisis de los videoescándalos, pese a que, el perredismo es por lo menos débil en esa entidad. Si se suma a ello las divergencias que ha mantenido Corral con muchos propietarios de medios de comunicación electrónica y el hecho de que había realizado su carrera en buena medida en la capital del país, ello podría explicar porque siendo un candidato tan apreciable en muchos sentidos, le puede terminar yendo tan mal en los comicios del domingo. En todo caso la duda está en lo que sucederá en las dos principales ciudades del estado a nivel municipal: en Chihuahua y Juárez. Todo indica que ambos comicios estarán muy cerrados y no existe un pronóstico claro de lo que podría suceder. Para algunos podría invertirse la tendencia histórica y mientras Juárez quedaría para el PRI, la capital podría pasar a manos panistas.
En Durango no habrá sorpresas en ningún sentido. El priista Ismael Hernández ganará por un amplio margen. No habrá, en ese sentido novedades. Lo que llama la atención es cómo el PT y el PAN han ido perdiendo preeminencia en un estado donde en el pasado reciente tuvieron importantes posiciones de poder. En los hechos, la aparición electoral real del PAN ganando comicios importantes, se inicio en 1983 cuando Rodolfo Elizondo ganó la ciudad de Durango y Francisco Barrio, Ciudad Juárez. Hoy pareciera que, ese fuerte tinte azul que teñía toda la frontera norte se ha ido perdiendo, incluyendo los que fueron aquellos dos baluartes originales. Llama la atención también que en ninguno de esos estados, sobre todo en Durango, el PRD (que va aliado con el PAN en Chihuahua y con el PT en Durango) no haya podido construir una estructura competitiva en todos estos años y eso se reflejará en las elecciones del domingo.
En Zacatecas, por otra parte, todo indica que será Amalia García la triunfadora del proceso electoral. La candidata del PRD tenía una ventaja muy amplia que se ha ido acortando con el paso de las semanas, pero que todo indica que se mantendrá. El principal desafío para Amalia es que hace seis años, cuando ganó Ricardo Monreal, lo hizo literalmente fracturando la estructura del PRI y quedándose con la mayor parte del partido. El PRD era pequeño en Zacatecas y Monrreal lo hizo grande con ex priistas. Pese a que los índices de popularidad de Monreal son muy altos en el estado, también es verdad que, como se demostró en el periodo de selección de candidatos, las diferencias existentes entre la gente que llegó al poder con Monreal y la corriente de izquierda que representa Amalia, no han terminado de cerrarse. Allí podría estar el mayor problema para Amalia García el domingo ante José Bonilla. Pero si ese conflicto no se presenta, entonces, la ex presidenta nacional del PRD, que es, hay que decirlo, una excelente candidata con fuerte proyección nacional, no tendría que tener problemas. Pero recordemos que en la mayoría de los estados, el factor local ha comenzado a ser más importante a la hora de decidir resultados que el nacional.
Lo interesante de lo que suceda en Zacatecas girará también en torno al futuro del gobernador Monreal. Ayer mismo, Ricardo insistió en que sí quiere ser candidato de su partido para el 2006. Hasta hace unos meses, antes de la aparición de los videoescándalos, pocos podían pensar que el propio Monreal o Cuauhtémoc Cárdenas pudieran tener posibilidades ante Andrés Manuel López Obrador. Pero los errores de éste, el desgaste por los escándalos de corrupción de sus colaboradores, pero particularmente la pésima respuesta que ha dado a la marcha contra la inseguridad del domingo pasado, sumado a la amenaza de su desafuero, hoy no permiten tener tanta confianza sobre quién será el candidato perredista para el 2006. Y en ese contexto, las posibilidades de Monreal, como una salida más moderada y que podría ser atractiva, por ejemplo, para ciertos sectores priistas, se amplían. Por supuesto que, para ello, necesita primero ganar la elección en su estado, que probablemente puede ser el único que gane el PRD en este año. El factor Monreal existe y debe ser tomado como tal viendo el futuro del perredismo.
Fox: cuatro años
Hoy se cumplen cuatro años del triunfo electoral de Vicente Fox. Una jornada histórica sin duda que concluyó con la primera derrota priista en 71 años. Eso nadie lo podrá quitar de los libros de historia, pero tampoco se podrá negar que de aquel entusiasmo popular, hoy, queda poco, muy poco. El presidente, como lo demostró ayer, debe concentrarse en cerrar bien su administración, que no será la del "cambio", pero todavía puede ser la de una transición ordenada.