Un segundo piso sin honestidad
Columna JFM

Un segundo piso sin honestidad

El miércoles pasado, un reportaje de Bibiana Belsasso divulgado en Imagen Informativa puso al descubierto una de las mayores irregularidades administrativas que ha cometido el gobierno del DF, con una extraña complicidad de instituciones del gobierno federal.
El reportaje demostró que existe financiamiento de Banobras a las obras del segundo piso en el Periférico de la ciudad de México.

El miércoles pasado, un reportaje de Bibiana Belsasso divulgado en Imagen Informativa puso al descubierto una de las mayores irregularidades administrativas que ha cometido el gobierno del DF, en este caso con una extraña complicidad de instituciones del gobierno federal.

El reportaje demostró que existe financiamiento de Banobras a las obras del segundo piso en el Periférico de la ciudad de México. El director de Banobras, Luis Pazos, no quiso decir de cuánto es el financiamiento ni a quienes se dirige, pero aceptó que éste existe. Primero dijo que se entregaron recursos para varios contratistas en una proporción relativamente pequeña. Un día después de la divulgación del reportaje dijo que en realidad era para un solo contratista y que la suma financiada era de aproximadamente 100 millones de pesos. De todas formas, insistió que no podía dar los detalles porque el fideicomiso que financia las obras está protegido por el secreto fiduciario.

Según la cuenta pública del año pasado, ese fideicomiso adquirió deuda (no se especifica de quién ni a qué costo financiero) por poco más de mil millones de pesos, mientras que el endeudamiento del GDF alcanzó la cifra histórica de 41 mil 634 millones de pesos. Interrogada por Bibiana al respecto, la secretaria de Medio Ambiente y responsable de las obras del segundo piso, Claudia Scheimbaum, mintió descaradamente: aseguró que Banobras no ha aportado dinero para las obras pero que todos los empleados en la obra cobran un cheque de Banobras porque ahí está el fideicomiso y aseguró que la construcción se financia completamente con recursos presupuestales "con los impuestos de la gente". No es verdad: por una parte, Luis Pazos reconoció que por lo menos han aportado para la primera etapa de la obra 100 millones de pesos, y el propio fideicomiso, aunque no abre sus cifras protegiéndose en el secreto fiduciario (exactamente el mismo mecanismo y la misma excusa argumentada por la ex directora de la Lotería Nacional, Laura Valdez, para no dar a conocer las operaciones del fideicomiso Transforma México) acepta que ha asumido, hasta fin del 2003, deuda por más de mil millones de pesos: ¿de quién?¿de dónde?¿cómo?¿a qué plazos y con qué tasas? Menos explicó la asambleísta Lorena Villavicencio que para tratar de justificar que el gobierno no se ha endeudado por la construcción del segundo piso, aseguró que para iniciar la obra se utilizaron 40 millones de pesos que se tomaron de los presupuestos del metro y de salud. Si se estima que la obra costará dos mil millones de pesos y oficialmente se ha dicho que en el 2003 ese endeudamiento alcanzó ya más de mil millones, ¿de dónde saldrán los otros mil 960 millones que serán necesarios para la obra?

Pero, además, la ley de obras del DF prohibe crear fideicomisos para financiar obras públicas en la capital, precisamente para que haya transparencia en las operaciones y no puedan protegerse éstas en el secreto fiduciario. Es más, también está actuando en forma ilegal Banobras porque sólo puede otorgar recursos para obras que tengan posibilidades de recuperación. En otras palabras, puede apoyar el financiamiento del Metro o del sistema de agua potable porque, a pesar de estar subsidiados, se trata de obras que tienen una cuota de recuperación, se paga por su uso. Se podría financiar una carretera de peaje, pero no es el caso de los segundos pisos que no tienen cuota alguna de recuperación. Banobras no hubiera podido invertir en él. Quizás por eso utilice la figura de asegurar que financia no la obra sino a algunos contratistas, pero en el fondo estaría violando las leyes.

No soy de los que se oponen a estas obras viales del DF. Creo que son necesarias y en los hechos hace 20 años que no se realizaban obras viales en la capital del país, aunque resulta extraño hacerlo a costa de la seguridad o el metro o la salud. Pero este reportaje de Bibiana Belsasso ha demostrado que esas obras no se han financiado en forma transparente, que por el contrario son obras que se basan en la adquisición de deuda, una deuda, además, que en el caso del DF es respaldada por el gobierno federal. Ningún estado tiene esa prerrogativa: son los propios estados los que se hacen responsables últimos de sus deudas, mientras que en el caso del DF, si éste llega a dejar de pagar el gobierno federal actúa como una suerte de obligado solidario, debe hacerse cargo de la deuda, e incluso así, tampoco se conoce, por lo menos en estas obras, con quién se está endeudando el gobierno de la ciudad…y eso, entre otras cosas, es lo que hace tan peligro para el GDF al prófugo ex secretario de finanzas Gustavo Ponce Meléndez, porque es el que conoce a la perfección ésta y otras operaciones financieras del gobierno local.

Si el gobierno del DF no quiere seguir siendo acusado de corrupción o manos oscuros de sus recursos, tendría que abrir realmente su información, dejarse de trampas como la del fideicomiso para los segundos pisos y dejar de poner trabas al consejo para la información que sigue sin recibir ni un peso de los recursos que tiene autorizados para ejercer esa función, pese a que de sus 18 miembros, sólo sus dos consejeras son independientes, 15 son funcionarios gubernamentales y su presidente es una dócil pieza de la contralora Berta Luján y del ex (¿ex?) líder de la Asamblea, René Bejarano.

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