El viejo PRI: sin legitimidad ni futuro
Columna JFM

El viejo PRI: sin legitimidad ni futuro

A pesar de que no se registraron incidentes violentos durante los comicios, sí se esperan, sobre todo en Oaxaca, conflictos poselectorales graves como consecuencia de las innumerables irregularidades habidas desde meses antes de la elección y que se agudizaron en las jornadas previas. El PRI asegura haber triunfado ayer en Oaxaca y podría hacerlo en Tijuana. De confirmarse esas serán las victorias pírricas más notables en la historia reciente del tricolor, que podrían catalizar su ruptura definitiva.

Al momento de escribir estas líneas aún no estaban definidos los resultados de la jornada electoral de ayer. A pesar de que no se registraron incidentes violentos durante los comicios, sí se esperan, sobre todo en Oaxaca, conflictos poselectorales graves como consecuencia de las innumerables irregularidades habidas desde meses antes de la elección y que se agudizaron en las jornadas previas. El PRI asegura haber triunfado ayer en la Oaxaca (aunque a estas horas, casi las ocho de la noche la elección es tan cerrada que no alcanza para definir un triunfador) y podría hacerlo en Tijuana (las últimas estimaciones daban prácticamente un empate en la ciudad fronterizas al tricolor con el PAN). De confirmarse esas serán, muy probablemente, las victorias pírricas más notables de la historia reciente del tricolor, que podrían catalizar su ruptura definitiva.

Siempre se habla de la ruptura del PRI y ésta, salvo fracciones que se dan prácticamente a cuentagotas, nunca se ha dado en forma completa. Hace cuatro años, después de la derrota del tricolor ante Vicente Fox se pensó, también que el PRI estaría a punto de la fractura y no ocurrió así. Por el contrario, a pesar de sus inocultables diferencias internas, en el 2003 le alcanzó al priismo como para ganar los comicios federales y ampliar su presencia en la cámara de diputados. La fractura del PRI se dará ahora, si se imponen sus tendencias más retrógradas, en un momento de aparentes victorias electorales, cuanto existen perspectivas serias de que regrese al poder en el 2006 y serán esas rupturas, muy probablemente, las que terminen cancelando esas posibilidades. Paradójicamente, sería una derrota del PRI en Oaxaca y Tijuana la que demostraría que el PRI sí tiene futuro porque desecha lo peor de su pasado.

El PRI se pudo mantener con fuerte presencia en el poder mientras actuó como un partido incluyente. Cuando sus divisiones internas comenzaron a ser el sello del partido, esa fuente de poder se fue socavando y se fueron polarizando las posiciones, los protagonistas, los principales hombres y mujeres con poder real en el tricolor. En las elecciones de semanas atrás en Chihuahua, Durango y Zacatecas, las cosas para el PRI estuvieron relativamente claras y sin mayores conflictos: en Chihuahua, donde el PRI alcanzó su mayor porcentaje de votación en años, el candidato Reyes Baeza era un producto de la administración de Patricio Martínez y no hubo conflictos mayores, no se registraron siquiera inconformidades internas. En Durango, Ismael Hernández también tenía amplios consensos y no tuvo problema alguno en la elección a pesar de que ambos, Reyes Baeza y Hernández no eran candidatos cercanos al grupo que rodea a Roberto Madrazo. En Zacatecas, José Bonilla era un candidato lógico pero, además, se asumía que sería casi imposible derrotar a Ricardo Monreal y a Amalia García.

En las elecciones de ayer fue diferente. Madrazo ya había hecho una apuesta muy alta en Mérida con Víctor Cervera, pensando en utilizar al viejo cacique para derrotar al PAN en uno de sus baluartes. En Tijuana, Madrazo realizó otra jugada muy arriesgada, lanzar a Jorge Hank Rhon, que no tenía siquiera una experiencia política y sí una notable mala fama pública, con el intento de apuntar hacia muchos objetivos: tener un candidato controvertido pero con innumerables recursos económicos dispuesto a aportarlos a la campaña y dispuesto, también, a prácticamente todo por ganar y sobre todo darle a entender a la clase política priista que no la necesitaba para ser competitivo. El hipotético triunfo de Jorge permitiría elevar la apuesta y tratar de lanzar a los comicios del estado de México, durante el año próximo, a Carlos Hank Rhon, un empresario mucho más respetado en todos los ámbitos que su hermano, pero cuya incursión en la política sólo devendría del poder del dinero y su relación casi familiar con Madrazo.

La elección en Oaxaca tiene la misma lógica pero elevada a un grado de confrontación mucho mayor: establecer un control directo sobre un estado que es considerado uno de los principales aprovisionadores de votos del tricolor. Pero también para cumplir el compromiso adquirido tiempo atrás por Madrazo con Murat: cuando se realizó la elección interna del PRI que llevó a Madrazo a la presidencia del partido, el tabasqueño ganó por los votos que obtuvo (muchos dirían rellenó) en Oaxaca la dupla Murat- Ulises Ruiz y por el operativo que realizaron éstos en algunos lugares de la república, como el estado de México, para frenar la votación que hubiera podido ser favorable a Beatriz Paredes. Incluso así Madrazo apenas si ganó la elección, entonces aliado con Elba Esther Gordillo, por apenas un uno por ciento de los votos totales.

Sabiendo los graves conflictos internos que había provocado Murat en Oaxca, el grado de división que había generado en el estado, el desprestigio político que se ha ganado el gobernador, lo lógico hubiera sido buscar un candidato de concertación. No fue así y no hubiera podido serlo ningún candidato en el PRI por la abierta intervención que generó Murat en todo el proceso: se debe reconocer que Ulises Ruiz en un momento intentó mostrar alguna distancia con el gobernador aunque ésta no fuera demasiado creíble, pero la propia presión opositora y las torpezas derivadas de acciones como el autoatentado lo obligaron a recargarse en Murat para sacar la elección. Eso lo único que provocó fue una mayor polarización rematada con la decisión de presentar la campaña electoral como el enfrentamiento entre dos bloques del PRI, una simplificación grosera de un conflicto político y social mucho más profundo.

Si Ulises Ruiz efectivamente y como dice Murat ganó las elecciones (el gobernador ha intervenido tanto en el proceso electoral que fue él, personalmente, quien citó a las seis de la tarde del domingo, cuando incluso los medios tenían prohibido adelantar conteos rápidos o exits polls antes de las 20 horas, a un grupo de reporteros de medios nacionales para anunciarles que había ganado, él por supuesto, por diez puntos las elecciones) lo habrá hecho a un costo enorme: el PRI y sus aliados, el Verde y el PT, perdieron la ciudad de Oaxaca, dos a uno, perdieron también muchas de las principales zonas urbanas y rurales del estado, que hace suponer que se cometieron muchas de las trampas electorales que Murat y Ulises conocen tan bien y que podrían provocar la anulación de los comicios; Gabino Cué, sea cual sea el resultado, se ha convertido en una figura de referencia cuyo peso y legitimidad es mucho mayor al de sus contendientes; Murat dejó una entidad dividida y socialmente enfrentada como nunca antes en su historia reciente; Murat deja en su lugar a un gobernador deslegitimado que jamás podrá legitimarse mientras esté bajo la férula de quien lo impuso en esa posición; deja un estado donde concientemente permitió que el EPR se reconstruya y esté en condiciones de volver a operar en cualquier momento lo cual podría darle un golpe mortal a una de las principales fuentes de ingresos del estado, como es el turismo. Y gane o pierda será, sin duda, el catalizador de la mayor división en la historia del PRI a nivel nacional. Murat, impulsado o tolerado por Madrazo, va hacia una cacería de brujas en su propio partido.

¿Cuál es el mensaje que han lanzado los duros e intolerantes del PRI este domingo, sobre todo a los demás sectores de su partido? No los necesitamos, podemos solos, queremos todo el pastel y no lo compartiremos con nadie. Viene ahora, insisto, la cacería de brujas, la limpieza interna, la colocación de incondicionales en todas las posiciones posibles como antesala del 2006: con personajes como Murat y Jorge Hank Rhon, el PRI de Madrazo el mensaje que está dando es que no se prepara para disputar la candidatura presidencial de Roberto para el 2006, sino que simplemente buscará quitar a todos los adversarios internos antes de que inicie la verdadera competencia.

De todas formas, ganando, si es que finalmente ganaron, perdieron. Ni la legitimidad, ni la honestidad, ni una forma inteligente e incluyente de hacer política es la que los caracteriza. Qué lástima por la transición que el país hasta lejos de haber concluido y que estos personajes quisieran echar hacia atrás para siempre, regresar a ese pasado lejano, en el cual el entonces "estudiante" Murat protegía con su cuerpo a Luis Echeverría de las pedradas de los verdaderos estudiantes en Ciudad Universitaria; de los tiempos en que cuando su papá, Carlos Hank González decía que "un político pobre era un pobre político", su hijo Jorge iba a la preparatoria con custodias y armado; a la época en que Ulises Ruiz, para evitar un triunfo del cardenismo en Michoacán, ordenaba que un camión derribara los postes de teléfonos de las oficinas del naciente perredismo en Morelia. Ellos que son lo peor del pasado, quieren para sí, ahora también nuestro futuro.

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