La otra marcha?la de Madrazo
Columna JFM

La otra marcha?la de Madrazo

Cómo se ven las cosas para el 2006, Roberto Madrazo podría ser el único de los tres principales aspirantes actuales, que pudiera presentarse a esos comicios mientras que sus dos contrincantes podría ver suspendidos, por la vía judicial, sus derechos políticos. Andrés Manuel López Obrador corre el peligro de ser desaforado y procesado por un desacato a las autoridades judiciales. Santiago Creel podría encontrarse en la misma situación que López Obrador, ayer, el Instituto Electoral del Distrito Federal decidió que Creel en su campaña a la jefatura de gobierno en el año 2000, sobrepasó en poco más de 2 millones de pesos los gastos de campaña.

Dicen por allí que Dios sí juega a los dados con el universo y que, además, es un mal perdedor. Puede ser, pero no deja de ser una increíble paradoja que, como se ven las cosas para el 2006, podría ser Roberto Madrazo, de quien sus adversarios han dicho de todo (muchas veces con razón), el único de los tres principales aspirantes actuales, que pudiera presentarse a esos comicios mientras que sus dos contrincantes podrían ver suspendidos, por la vía judicial, sus derechos políticos. Hace poco menos de 10 años, Roberto Madrazo estaba bajo una feroz presión política y legal: después de realizar innumerables marchas y plantones, López Obrador "recibía de un desconocido" cajas en pleno Zócalo con los gastos de campaña de Madrazo en Tabasco. El entonces consejero electoral del IFE, Santiago Creel, junto con Agustín Ortiz Pinchetti asumían, desde el Instituto, las mayores críticas a ese proceso electoral tabasqueño. En Los Pinos, el presidente Zedillo y en Gobernación, Esteban Moctezuma, pensaban que Madrazo ya no tenía nada que hacer, que la presión combinada de López Obrador y el PRD por una parte, y de los consejeros del IFE por la otra, ya lo habían derrotado y se le ordenaba su renuncia al gobierno estatal para venir, sin duda por un corto tiempo, al DF como secretario de educación. Sus días parecían contados.

Han pasado diez años. El presidente Zedillo es hoy un distinguido académico en Yale pero su partido perdió las elecciones en el año 2000; Esteban Moctezuma es presidente, pero no de la república sino de la Fundación Azteca; Andrés Manuel López Obrador ha crecido políticamente mucho y hoy es uno de los favoritos para ganar la presidencia de la república, pero corre el más que serio peligro de ser desaforado y procesado por un desacato a las autoridades judiciales y podría perder sus derechos políticos y por lo tanto perder la candidatura. Santiago Creel se convirtió con el tiempo en militante panista, es hoy secretario de Gobernación y está arriba en las encuestas del PAN como aspirante presidencial pero, aunque no se deberían adelantar vísperas, podría encontrarse, más temprano que tarde, en la misma situación que López Obrador: ayer, el Instituto Electoral del Distrito Federal decidió que Creel en su campaña para la jefatura de gobierno en el año 2000, sobrepasó en poco más de 2 millones de pesos los gastos de campaña y en la legislación local ello no sólo podría generar sanciones administrativas sino también penales. Si el caso avanza, sería nada más y nada menos que la procuraduría del DF que encabeza Bernardo Bátiz, la que tendría que decidir quién cometió el hipotético delito en el DF y podría, sin mayor trámite, acusar de ello al entonces candidato Creel, colocándolo, de inmediato en la misma situación de desafuero e inhabilitación de derechos políticos que su adversario.

Si el domingo, la marcha perredista en defensa de López Obrador fue una demostración de fuerza, la verdad es que nos guste o no, en forma mucho más silenciosa y con muchos menos problemas que sus adversarios, Madrazo ha mantenido una larga marcha personal, ha forzado el paso en las últimas semanas, está acomodando sus piezas a placer y, hoy parece difícil que alguien dentro del propio priismo le haga sombra en la búsqueda de la candidatura, al mismo tiempo que sus adversarios se destrozan y hasta inhabilitan entre sí.

El mejor ejemplo lo dio Madrazo este fin de semana. Hace poco más de un mes, en una comida le pregunté a Madrazo si el proyecto de Carlos Hank Rhon para el estado de México era viable. Muy serio, el presidente nacional del PRI me dijo que Carlos Hank ya había decidido no buscar esa candidatura y por lo tanto esa opción estaba ya descartada. Pero resultaba obvio que no era así: pasó la elección del 1 de agosto en Tijuana, pasó la prueba su hermano Jorge, y entonces se decidió comenzar a operar la candidatura de Carlos para el estado de México. El enfrentamiento del cuestionado Isidro Pastor con el gobernador Arturo Montiel, con el secretario de gobierno, Manuel Cadena y el procurador Alfonso Navarrete, tiene ese origen. Pastor ha intentado reventar los acuerdos internos y madrugar al propio Montiel buscando su propia candidatura. Como sucedió en diciembre pasado, ha obligado a que Montiel y Madrazo lleguen a un acuerdo que es el que le abriría paso a Carlos Hank como candidato de una coalición en el estado de forma de sortear los candados que intenta imponer Pastor. Este se ha acercado al PRD para tratar de presionar al gobernador y al presidente de su partido, pero terminará atenazado por las diversas fuerzas con las que se ha enfrentado. Si Madrazo logra colocar a Carlos Hank Rhon en la candidatura para el estado de México, será ya prácticamente imposible que algún otro priista le pueda quitar la candidatura presidencial. Adquiriría así no sólo un enorme capital político (el estado de México es clave en cualquier elección) sino también posibilidades de respaldo financiero que difícilmente podría obtener cualquiera de sus adversarios. Lo ocurrido el fin de semana: el homenaje a Carlos Hank González, la aceptación de su hijo Hank Rhon de que sí quiere la candidatura, el virtual acuerdo con Montiel para designar como delegado del CEN a Rafael Rodríguez Barrera en el estado de México, podría ser en la lucha interna priista, un triunfo clave para el futuro de Madrazo. No es menor el acercamiento que logró, el mismo fin de semana, con la CNC que encabeza Heladio Ramírez y donde Beatriz Paredes es una figura central.

Porque, además, los perredistas y los panistas han dejado en una posición muy cómoda al PRI y a Madrazo con el cruento enfrentamiento que escenifican. En los hechos, el destino de López Obrador (y el día de mañana podría suceder lo mismo con el de Santiago Creel) están en las manos del priista que ni siquiera tiene que jugar todo su capital político en la decisión de desaforar o no al jefe de gobierno: puede dejar a sus legisladores votar a conciencia e inducir el voto, en uno u otro sentido, sólo de los que necesite para conformar una mayoría. Tiene la presidencia de la cámara de diputados con un operador político tan experimentado como Manlio Fabio Beltrones y veremos, en los próximos meses cómo irán saliendo algunas reformas importantes (pero todavía no claves) para demostrar que el PRI de Madrazo (y de Manlio, no hay que perderlo de vista, será muy importante en el futuro) sí puede llegar a acuerdos y sacar reformas, para tratar, así, de limar las asperezas con la iniciativa privada dejadas por la frustrada reforma fiscal del año pasado.

La posición de Madrazo es cómoda porque a diferencia de lo que está sucediendo con otros actores políticos como López Obrador, como el propio presidente Fox o como podría ocurrir el día de mañana con Santiago Creel, no depende, en estos momentos, de nadie para seguir su estrategia. Sólo sus propios errores podrían afectarlo. Y eso en un proceso tan cerrado, con tan poca capacidad de diálogo de los actores político, en un contexto de tanta confrontación y judicialización de la política, constituye una ventaja demasiado importante, que podría ser incluso decisiva.

Pero no deja de ser paradójico que el hombre que estaba casi defenestrado hace diez años, perseguido política y legalmente, hoy sea el que en buena medida tenga en sus manos el destino de sus principales adversarios (y perseguidores) de entonces.

Deporte: ¿otra investigación?

Después del fracaso olímpico en Barcelona 92, cuando el presidente de la CONADE era Raúl González y el del Comité Olímpico, Mario Vázquez Raña, se suscitó un durísimo intercambio de acusaciones sobre la responsabilidad de los magros resultados deportivos de entonces. El presidente Salinas llegó, incluso a iniciar una "exhaustiva investigación" sobre lo sucedido con la que no pasó nada. Raúl no tenía el control real del deporte olímpico aunque sí el apoyo presidencial y Vázquez Raña no contaba con el apoyo del presidente en ese tema pero éste tampoco podía prescindir de él. En los hechos, es la propia estructura adoptada la que impide cualquier trabajo lógico en nuestro deporte: nadie controla nada, ni la CONADE ni el COM ni las Federaciones que en ocasiones parecen feudos. Hay, sin embargo, como entonces, con aciertos y errores, actitudes diferentes. Nelson Vargas ha mostrado entereza ante lo sucedido mientras que la actitud de Felipe El Tibio Muñoz, deslindándose de toda responsabilidad cuando es el principal encargado del deporte olímpico en México no sólo es pusilánime, resulta lamentable en un hombre que significó mucho para el deporte mexicano. Hoy, el presidente Fox debería intervenir y poner orden, reestructurando el deporte. No necesita más que voluntad política para hacerlo.

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