Los acuerdos Madrazo-Fox
Columna JFM

Los acuerdos Madrazo-Fox

Ayer, en medio de todos los escándalos cotidianos, de las advertencias de ?golpe de estado?, de ?acciones concertadas? y de las no veladas amenazas de que el desafuero del jefe de gobierno capitalino puede provocar el caos; mientras el propio jefe de gobierno y el líder nacional del PRD, Leonel Godoy, siguen pidiendo la renuncia del presidente de la Suprema Corte de Justicia, Mariano Azuela, sin argumentos para hacerlo; mientras el ambiente político sigue tan convulsionado, ayer se reunieron en Los Pinos, el presidente Fox y los dirigentes del PRI.

Ayer, en medio de todos los escándalos cotidianos, de las advertencias de "golpe de estado", de "acciones concertadas" y de las no veladas amenazas de que el desafuero del jefe de gobierno capitalino puede provocar el caos; mientras el propio jefe de gobierno y el líder nacional del PRD, Leonel Godoy, siguen pidiendo la renuncia del presidente de la Suprema Corte de Justicia (un instrumento utilizado ya en otras latitudes, como Venezuela, por Hugo Chávez, por ejemplo, para deshacerse de un poder judicial que no le venía a modo a su peculiar estilo de gobernar, como lo apuntó ayer Felipe Calderón), Mariano Azuela, sin argumentos para hacerlo; mientras el ambiente político sigue tan convulsionado que el presidente dijo el martes que no quería regresar al DF (sic), ayer se reunieron en Los Pinos, el presidente Fox y los dirigentes del PRI. Un encuentro donde, una vez más, volvió a ser notoria la presencia de Beatriz Paredes y la ausencia de Elba Esther Gordillo.

Quienes fueron testigos del encuentro dijeron que el mismo fue positivo, aunque estuvo lejos de que se establecieran acuerdos concretos que se requieren, pero hubo avances. En los hechos lo que se estableció fue una agenda de temas para darles seguimiento en un futuro inmediato. Se decidió tener estos encuentros entre la dirigencia del PRI y el propio presidente en forma más continua, no dejando pasar tanto tiempo entre cada uno de las reuniones. También, a propuesta de Madrazo, se decidió dividir la agenda en tres grandes ámbitos. Una de ellas la agenda legislativa en sí misma con distintos grupos de trabajo para abordar los diferentes temas: en lo particular se reunirán en lo inmediato los priistas (seguramente encabezados para ese tema por el secretario técnico del Consejo político del PRI, David Penchyna) con la secretaría de gobernación y la de hacienda para sacar un presupuesto equilibrado y en tiempo (en los hechos ése fue el único punto de acuerdo establecido por los participantes en la reunión).

También se establecerán otras dos mesas: una que denominarán la agenda de los partidos, donde se verán diversos temas pero sobre todo los de índole electoral y finalmente una agenda de gobernabilidad, donde se atenderán temas que van desde lo político-legal (como los que están en boga en estos días) hasta capítulos como la presencia de algunos grupos armados en el país o temas relacionados con la seguridad. No se definió ni la fecha ni el momento de inicio de trabajos de cada una de las mesas que involucrará a cada una de estas agendas.

Pero hay señales: por ejemplo, el presidente Fox le agradeció a Roberto Madrazo en lo personal el que se haya involucrado y apoyado el proceso de reforma a la ley del sistema de pensiones del Seguro Social. Y por ahí se irán los priistas. Aquí, en otras oportunidades, hemos dicho que buscarán gobernar desde el Congreso. Por supuesto que no es posible, en el sentido estricto del término, gobernar desde el congreso: pero estos encuentros y lo ocurrido en las últimas semanas, permiten comprender que en buena medida la agenda legislativa que se terminará siguiendo será la que el PRI acuerde con el gobierno.

En este sentido, como hemos señalado, la reforma del IMSS fue un guiño, un gesto, dirigido sí al gobierno pero sobre todo a los sectores que se distanciaron del PRI y sobre todo a los grupos empresariales que prácticamente rompieron con Madrazo después de que éste retirara el apoyo a la reforma fiscal el año pasado y no se continuaran los trabajos para la reforma energética que se habían iniciado. Madrazo quiere mostrar un perfil conciliador porque necesita ampliar su espectro político de cara al 2006 y reconstruir esos puentes que se cayeron el año pasado. Por lo tanto, el PRI avanzará con el gobierno en el tema del presupuesto, lo sacará en tiempo y forma, incluirá allí algunos de los capítulos acordados ya en la convención nacional hacendaria y que implicarán algunas, leves también, como en el caso del IMSS, reformas en el terreno fiscal. La tesis, insistimos, es enviar señales de que se acepta una negociación de ese tipo y que el PRI no es refractario a las reformas. También es posible que se pueda avanzar, muy tímidamente, en el ámbito de los energéticos: los priistas saben que es imprescindible una reforma en ese sentido y que sin ella, quien gobierne en el 2006 estará perdido. Presentarán algunas iniciativas al respecto y fuentes de alto nivel en ese partido, aseguran que el propio Madrazo está estudiando algunas alternativas al respecto.

Mientras tanto, en lo que ayer dieron en llamar la agenda de los partidos, los priistas quieren incorporar el debate, por ejemplo, de los temas electorales, haciendo hincapié, desde su punto de vista, en la supuesta intervención del gobierno federal en comicios estatales, particularmente en Veracruz. Será un espacio difícil, complejo, porque el propio priismo ha hecho una utilización excesiva de recursos públicos a partir de gobierno estatales, tanto en Oaxaca como en Veracruz. Y, además, porque ambos procesos están ya en el tribunal electoral del poder judicial de la federación (por cierto el viaje a Europa del candidato pansita en Veracruz, Gerardo Buganza, en la noche del mismo día en que había llamado a una "resistencia civil" ha sido un error garrafal, que le podría terminar costando en el ánimo del propio tribunal electoral, mientras que el caso de Oaxaca, parecería crecer en el Trife) y las decisiones que allí se adopten podrían contaminar esta mesa: en todo caso, lo lógico sería que allí se procesaran esas diferencias e incluso las resoluciones del Trife para evitar que las mismas rompan los espacios de acuerdo.

Finalmente en la llamada mesa para la agenda de la gobernabilidad, es donde vamos a encontrar también diferencias importantes porque implica la relación del gobierno federal con los estados. Sin embargo, la relación de los gobernadores priistas con el presidente Fox siempre ha sido más tersa que con el propio partido o sus grupos parlamentarios. Pero allí también (y en la mesa legislativa) se deberá discutir el propio tema de la gobernabilidad: el PRI está apostando en este sentido a una propuesta que presentó Manlio Fabio Beltrones hace semanas y que puede ser ele eje articulador para otras reformas: la creación de la figura del jefe de gabinete o primer ministro, propuesto por el presidente pero avalado por el voto de más de la mitad de los senadores. Ese capítulo puede ser el central en esta historia porque es el que permitiría relacionar otras reformas con el acento puesto en lo que sucederá después del 2006, cuando sin duda, quien gane, estará lejos de tener una mayoría propia. Esa sola reforma puede actuar como un seguro en torno a la gobernabilidad que genere interés en los diferentes actores pero sobre todo en el PRI y en el PAN, que podrían construir acuerdos en la actualidad pensando en lo que sucederá entonces.

En esa misma mesa se deberán discutir propuestas como la presentada por el gobernador de Sinaloa, Juan S. Millán, de lanzar en su propio estado una suerte de plan piloto frontal contra el narcotráfico con amplia participación federal, para darle golpes definitivos al mismo. Es una tesis controvertida, porque se podría argumentar que algunos grupos o jefes simplemente podrían moverse a otros estados mientras dure esa ofensiva. Pero tiene también una lógica interesante, que es romper el control territorial de algunos de estos grupos del crimen organizado en algunos estados y en pocos esa presencia es más intensa que en Sinaloa. Esas son propuestas que se espera puedan tener una salida viable en esos nuevos ámbitos de negociación.

El encuentro de los priistas ayer con el presidente Fox envió algunas señales positivas. Pero falta mucho más: falta ver que esto realmente se convierta en una agenda legislativa, en una de gobernabilidad y en otra de temas de partidos. Falta que se pongan de acuerdo y que, unos y otros, pasen de las palabras a los hechos. Hoy el presidente se reúne con el PRD que ya ha anunciado que lleva en la cima de su agenda el desafuero de AMLO. A ver cómo les va.

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