Slim y González: el saco de AMLO
Columna JFM

Slim y González: el saco de AMLO

La advertencia de Carlos Slim en Barcelona, ha provocado las más extrañas reacciones. El principal accionista del Grupo Carso, dijo en la clausura del Forum de Barcelona, algo que es una verdad imposible de ocultar, ?si no ajustamos el estancamiento de 20 años, si no corregimos la concentración del ingreso, se puede producir una fatiga social y una nostalgia por el populismo y podrían verse afectados todos los avances democráticos que se vieron a partir de los 80 y 90?.

La advertencia de Carlos Slim en Barcelona, ha provocado las más extrañas reacciones. El principal accionista del Grupo Carso, dijo en la clausura del Forum de Barcelona, algo que es una verdad imposible de ocultar: "si no ajustamos el estancamiento de 20 años que tenemos, si no corregimos la concentración del ingreso que existe, se puede producir una fatiga social y una nostalgia por el populismo y podrían verse afectados todos los avances democráticos que se vieron a partir de los 80 y los 90". Insistió más adelante que en nuestra región existe una "nostalgia" por el populismo. Y es verdad: un simple repaso al continente, un recorrido por las propuestas políticas que se están imponiendo, están demostrando que, ante la falta de resultados concretos, tangibles de las políticas económicas derivadas del llamado Consenso de Washington, no hay proyectos alternativos de centro izquierda (o de centro derecha) y hoy el peligro es regresar al pasado y, de la mano con ello, a gobiernos populistas más o menos autoritarios, se denominen de derecha, de centro o de izquierda.

Hubo dos reacciones especialmente notables ante el discurso. Una del secretario de Gobernación, Santiago Creel, quien aseguró, al terminar su reunión con los coordinadores parlamentarios en San Lázaro, que aquellas voces que auguran el riesgo de una regresión democrática desconocen el avance del país en la materia. Puede ser, pero la verdad es que se perciben mucho más las amenazas regresivas (y un retorno al populismo vaya si lo es) que los avances democráticos, por la sencilla razón de que éstos son como dicen que deben ser los tiburones: nunca pueden detenerse, si se detienen mueren. Y las instituciones democráticas cuando se detienen, o cuando retroceden, nos llevan de una u otra forma al pasado…mueren.

El jefe de gobierno capitalino, Andrés Manuel López Obrador, para quien muchos consideramos que estuvo confeccionado el saco que diseñó Slim, se apresuró a decir que el mismo no le quedaba, pero como no se le ocurrió argumento alguno para deslindarse no tuvo mejor idea que decir que Slim quizás se refería a Carlos Salinas, al que se podrá acusar de muchas cosas, pero definitivamente no de "populista". Evidentemente, el discurso de Slim sí es una advertencia al sistema político en general y al jefe de gobierno en lo particular, además de a una administración federal que no parece comprender dónde está el problema. Por ejemplo, flaco favor se hizo a sí mismo el presidente Fox cuando en la mañana de ayer, apenas se conocieron las declaraciones de Slim, envió a una reunión empresarial un mensaje videograbado, afirmando que su gobierno "está trabajando intensamente para cerrarle la puerta a las propuestas populistas". Evidentemente falta mucho por hacer al respecto (¿qué mejor demostración de ello que la reducción del presupuesto educativo del insuficiente 4.40 por ciento en este año al paupérrimo 4.04 por ciento propuesto por el gobierno federal para el año entrante?) y la desigualdad y la falta de crecimiento son el mejor abono para la "nostalgia populista".

Lo que llama la atención y debería hacer reflexionar a López Obrador sobre cómo están sus relaciones con quien hasta hace muy poco era presentado como su principal respaldo en el mundo empresarial, es el paralelismo de este discurso de Slim con el que pronunció el 20 de septiembre pasado, el ex presidente del gobierno español, Felipe González en un foro empresarial en Veracruz. Felipe González, debemos recordarlo, es asesor de Carlos Slim, es uno de sus hombres más cercanos, en lo personal, en lo profesional y en lo político, y sin duda de los más influyentes en el ánimo del director de Telmex.

En aquella oportunidad Felipe González sostuvo que añoraba "una izquierda moderna, moderada y constructiva en México". Sostuvo que "no se ha modernizado suficientemente ni el pensamiento ni el modelo de la izquierda mexicana" y que se ha "retrocedido" a los debates que existían en los años sesenta (o sea antes de los avances democráticos señalados por Slim y en los momentos previos al auge de los modelos populistas). Amplió aún más el tema Felipe González: para el ex secretario general del PSOE, "ser socialista y ser tonto no es la misma cosa" pero la izquierda mexicana "identifica estúpidamente al empresario que toma riesgos con la derecha rentista".

El largo discurso de Felipe González en Veracruz no puede desligarse del pronunciado por Carlos Slim en Barcelona. El diagnóstico es tan claro como la incapacidad de esta izquierda nuestra (no de la izquierda sino, insisto, de esta izquierda), que ha regresado a los debates y las concepciones de "los sesenta", para presentar alternativas superadoras de cara al futuro con relación al estancamiento que percibimos en la actualidad y que se arrastra a las últimas décadas. Es verdad: quizás no tenemos hoy, tampoco, como lo dijo González y lo dio a entender Slim, una derecha moderada y constructiva que trabaje con esa misma visión democrática de largo plazo para trascender la situación actual. Pero nuestra izquierda, por lo menos la que representa plenamente López Obrador, si quiere dejar de ser percibida como un regreso al pasado, debe comenzar por revisar profundamente su autodenominado "proyecto de nación": los famosos veinte puntos de López Obrador, no lo olvidemos, son una repetición del programa electoral, mucho menos sofisticado, de José López Portillo. Y en política lo que parece, es.

Muerte e impunidad

Ayer en el municipio de San José Estancia Grande, en los límites de Oaxaca con Guerrero, en la llamada zona negra de Oaxaca, la candidata a presidenta municipal del PRD, Guadalupe Avila, de 34 años, estaba reunida en un centro de salud con sus simpatizantes. Por la espalda y sin mediar palabra, se acercó el presidente municipal, el priista Candido Palacios, y le disparó tres tiros que le dieron muerte, hiriendo a una doctora que acompañaba a la candidata. Como suele suceder en esos casos, nadie detuvo al presidente municipal que está prófugo. Para el procurador del estado, Rogelio Chagoya, apenas horas después del atentado, no quedaban dudas: no se trató de un asunto político, dijo, sino personal. Obviamente no mostró prueba alguna al respecto, mientras que el hecho es que Guadalupe Avila había basado su campaña en la denuncia de la corrupción del alcalde, con el que no tenía ninguna relación personal, y que estamos apenas a seis días de las elecciones municipales del próximo domingo 3 de octubre.

Pero no deberíamos asombrarnos. La impunidad parece norma: el 18 de marzo se produjo el famoso autoatentado de José Murat. Apenas ayer nos preguntábamos porqué las autoridades federales luego de su investigación que determinaron que no había habido atentado alguno aquella mañana, simplemente no hicieron nada. Ahí quedó ese hecho, incluyendo la muerte de un policía, impune. El principal responsable, según la PGR, hoy es secretario de seguridad pública. Una semana antes de las elecciones del 1 de agosto, un grupo de militantes priistas, encabezados por un diputado y dirigentes locales, atacaron a los integrantes del Frente Huatleco, en Huatla de Jiménez: todos vimos las fotos y los videos que muestran con lujo de detalles cómo ese grupo de manifestantes del PRI, todos plenamente identificados, atacan con palos y cadenas a un maestro jubilado hasta matarlo. Ahí estaban, incontrovertibles, las imágenes, las pruebas. Muchos días después las órdenes de aprehensión se emitieron…contra las víctimas, mientras que los asesinos, los que estaban identificados en fotos y videos, no fueron tocados ni con el pétalo de una rosa. Ahora, una vez más, a una semana de elecciones locales, vuelve a ocurrir exactamente lo mismo. ¿Hasta cuando seguirá privando la impunidad ante estos crímenes?¿la federación no tiene nada que decir al respecto?¿las autoridades de procuración de justicia y las electorales tampoco?

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